Y el ganso, ¿cuándo?
• Exige 4T a Claudio X un reporte de gastos de campaña, pero no ofrece los de la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
Sólo en la mente del cínico que es el ganso se puede concebir que exija sin tener ninguna autoridad, que la oposición haga cuentas de sus gastos de campaña y en especial al empresario Claudio X González, pero a cambio, no ofrece rendir cuentas de todo lo que se gastaron del presupuesto público el gobierno federal, estatales y miles de funcionarios morenistas en la cruzada de su corcholata para comprar el voto de sus 35 millones de simpatizantes.
Con qué autoridad el sujeto que se disfraza desde hace más de cinco años todas las mañanas de Presidente de la República y se transformaba en el jefe de campaña no de la corcholata sino de su transexenalidad pide cuentas a un particular, pero no es congruente que como funcionario público cumpla con la ley y nos rinda cuentas de al menos 2.5 billones de pesos que se fueron en la compra de votos, mítines, acarreos, espectaculares, bardas, tortas, basura electoral y pago de espacios publicitarios.
Lo de Claudio X González es particular, pero lo del profeta de la 4T es dinero pública del cual está obligado a rendir cuentas y no lo hace ni siquiera de los gastos de sus dizque macro obras y menos aún de gran parte de los contratos directos que otorgó a través de sus garbanceros para trabajos, concesiones y adquisiciones que debieron ser públicos, licitados y donde se sabe con pruebas que encierran gran corrupción y por ello, fueron “reservados” hasta dentro de cinco o más años, así como se hizo hace años con lo de los segundos pisos donde hubo de todo hasta maletas de efectivo enviados a Cuba.
Da vergüenza que un sujeto que corrompió hasta a sus hijos otorgándoles todo el poder para transar con contratos y concesiones se atreva a exigir a un particular que rinda cuentas, cuando en realidad el empresario es uno de los personajes más fiscalizados por el caudillo de Tepetitán a través de la Unidad de Inteligencia Financiera, del SAT y la misma fiscalía general de la República como lo hace con otros que no son de su agrado o no los pudo someter con el chantaje de las carpetas de investigación.
Insiste en utilizar la tribuna presidencial para golpear sin pruebas. Si pudiera, metería a la cárcel al empresario que arriesgó todo en favor de un cambio, que intentó por sus medios evitar la continuidad de un régimen del que tarde o temprano se van a arrepentir los votantes, cuando la economía despiadada les diga que ya no hay dinero o que los recursos regalados sin respaldo de actividad económica generan inflación y que hoy a pesar de tener dinero gratis, no les alcanza para superar su miseria.
Se arrepentirán cuando vean que por unos pesos entregaron sus libertades y empeñaron el futuro de las generaciones venideras. Los jóvenes de hoy lo verán reflejado en oportunidades de empleo, en la superación de sus niveles de vida mediante el esfuerzo y acusarán a quienes hoy estamos de ser quienes les dejamos esa herencia.
Tal vez la sucesora se modere al principio, pero el proyecto es un trazo hacia la pobreza, al sometimiento, a la “dictadura perfecta” de la que se nos tacha en el extranjero, la restricción de libertades y a estar sujetos de las decisiones de un personaje unívoca que no aceptará réplica, no oirá ni tomará en cuenta a las minorías, aunque sean víctimas del crimen.
Algunos piensan que mejoraremos. NO se olvide que el macuspanense lo advirtió: lo mejor es lo peor que se va a poner. Por eso quien asumirá la presidencia de la República lejos de mesurarse se radicalizará. Tal vez no lo veamos de inmediato, pero lo hará.
Y lo peor es que no habrá espacio para una oposición real, ya fue aplastada y de la sociedad civil poco habrá que esperar, ya vimos que la mayoría es capaz de entregar su voto por unos pesos sin importar que con ello se conculquen libertades que al parecer no valen nada ante la posibilidad del dinero gratis.
Cierto, Xóchitl Gálvez no fue la mejor opción, pero fue la única posible para evitar la continuidad en el deterioro de las instituciones la merma de libertades y sobre todo la colonización de instituciones al servicio del poderoso y no del pueblo, aunque insisto el colectivo ya dijo que eso no le importa. 35 millones lo expresaron en las urnas y otro tanto con su silencio.
Como dijo Nayib Bukele, presidente de El Salvador quien asombrado hizo hincapié de lo que ocurrió en México, un país con mayoría católica y escogió a una judía y atea como presidenta… Que Dios los bendiga.