Será peor
• Algunos piensan que la corcholata rectificará el rumbo de la 4T, pero se endurecerá
Miguel A. Rocha Valencia
Como hace seis años hubo quien otorgó el beneficio de la duda al ganso y su cuarta transformación. Quien esto escribe dijo que sería peor que los de “antes” y llevará al país a situación de crisis en diversos rubros especialmente por su ignorancia, soberbia y su afán de venganza.
No me equivoqué y aquéllos que creyeron en el mesías tropical me dieron la razón en menos de un año de gobierno. Hoy vaticino que la corcholata no va a cambiar, por el contrario, endurecerá los principios destructores de la democracia, se cerrará al diálogo con los opositores y habrá una persecución real, con todos los instrumentos del gobierno contra quien se le ponga enfrente o simplemente, los ignorará.
Y no se trata sólo de su lenguaje corporal y su inclinación obligada a colocar al centro de su proyecto de gobierno al caudillo de Macuspana sino de sus antecedentes políticos y su “despiadada” forma de actuar frente a sus competidores o detractores a quienes desprecia.
Trae en su ADN político la soberbia del mesías tropical, en rencor de sus propias limitaciones físicas e intelectuales y un afán mayor de desquite por todo lo que no pudo ser fuera del poder, como ser humano y profesional. Todo eso la hace como ya opinan algunos, una copia remasterizada de su actual patrón.
Por eso si gana la presidencia y con ello la mayoría absoluta del Congreso, sería infantil pensar que va a renunciar a la posibilidad de ser el centro del universo por mucho tiempo, inventar la agenda pública todos los días y hacer su voluntad por un tiempo, a la sombra de su creador, pero tarde o temprano, será sólo su sello de radicalización.
Con ello no sólo acabará con las instituciones democráticas del país con la mediatización del INE que ya está prácticamente en poder de Morena o la sumisión del poder Judicial ya sea mediante la colonización de la Suprema Corte o con la implementación de reformas que estarán a su alcance. Lo va a someter.
Con ello se acabará la autonomía de los órganos electorales, regresaremos al partido hegemónico y a que sea la hora que diga la presidenta quien dirá al pueblo sabio y bueno que es lo que más le conviene.
De tal suerte que, si la chachalaca tabasqueña no necesitó a la oposición y por eso nunca los juntó, la corcholata menos, ya anunció que les quitará espacios y si es posible la hará desaparecer eliminándoles subsidios, curules y escaños. No les gustan los contrapesos.
Como la alumna más adelantada, sabe que sus decisiones no pueden ser discutidas ni modificadas y, por lo tanto, no se equivoca y si algo sale mal, es por culpa de los de antes o los “enemigos” aunque no existan.
Además, como ya dijo, no aceptará un resultado que le sea adverso, donde se diga que la 4T perdió se reclamará fraude, aunque las autoridades sean “propiedad” de morena y secuaces, al fin y al cabo, ya patentó a la mentira como su mejor arma contra todo cuestionamiento o acusación.
Igual que el profeta no va a reconocer equivocaciones; en su lenguaje y mente no está la palabra perdón ni la frase “me equivocó” la idea de rectificar. El “yo mando” será superlativo y con él, si se equivoca, volverá a mandar, para eso tendría el poder omnímodo, indisputable, sin algún contrapeso.
Lo peor de todo es que todo eso no lo trae de ayer y menos de hoy sino desde hace bastante tiempo, es la alumna más aventajada del tlatoani, quien mejor lo interpreta y la que garantiza la ejecución de sus mandamientos al pie de la letra sin importar cuestionamientos propios o ajenos y si los hay, serán desechados.
Por lo pronto en sus acciones y expresiones insiste en polarizar, en tratar de desatar una lucha de clases donde hay familias que discuten y pelean, llevar la discordia a los centros laborales e intentar con todo eso regresarnos más de un siglo con las ideas trasnochadas de un comunismo o socialismo al estilo trotskista, rudo y radical donde la confrontación permanente es el mejor caldo de cultivo para sostenerse en el poder.
De tal suerte que no sabremos si esta elección del dos de junio de 2024, será la última en mucho tiempo que tendremos con órganos electorales autónomos con contrapesos donde aún el poder Judicial se defiende y con un Congreso que a pesar de traidores y chaqueteros, fue valladar para un ganso de Tepetitán que se quiso alzar como tirano.
No sabemos si en el futuro cercano habremos de disfrutar de las libertades que hoy tenemos a pesar del mismo pejelagarto o si deberemos esperar mejores tiempos para regresar al punto de partida, 2018.
Los datos ahí están en seguridad ya vamos a los 189 mil asesinatos; en salud más de 360 mil mexicanos que perecieron en tres años por ahorros t malas decisiones del propio machuchón de palacio Nacional; 52 mil desaparecidos de los cuales se presumen muertos más de 30 mil.
Ahí están los cerca de millón 200 mil mexicanos que intentaron cruzar la frontera, la mitad con éxito en busca de oportunidades de crecimiento salarial, profesional o simplemente huyendo de un crimen organizado que está empoderado en casi todo el territorio nacional no solo con drogas sino con la extorsión, el cobro de piso por vivir y trabajar.
De tal suerte que en este país de “buenos y malos”, de blanco y negro, se juega la democracia; la elección se trata como dice el ganso, de un plebiscito: nos seguimos hundiendo con la pérdida de libertades o regresamos a los esquemas democráticos.
La corrupción parece estar en nuestro ADN, los de antes la inventaron, la implantaron y los de la 4T la llevan en la sangre ahí están los ejemplos con pruebas incluyendo a los hermanos e hijos presidenciales, pero ni uno solo en la cárcel.
Vayamos a votar…