Pobre víctima
• Acosado por sus pecados y muertos, el ganso se dice perseguido y mártir
Miguel A. Rocha Valencia
Primero fue el cuidado de la investidura presidencial y ahora se trata de emboscadas preparadas por sus enemigos, pero el Peje resulta el mandatario más alejado de aquéllos a quienes dice representar y proteger.
Porque los pobres de Acapulco, de cualquier otro estado, los desposeídos, enfermos, víctimas de secuestro, agresiones o asesinatos, incluyendo mujeres maltratadas o personas sin medicamentos, sirven a intereses del neoliberalismo, a los enemigos de la 4T y por lo tanto no son dignos de confianza ni muchos menos merecedores de empatía o cercanía del tlatoani tabasqueño.
En esos grupos incluyendo damnificados o afectados por catástrofes, matazones o desaparecidos, se encuentran los enemigos del pueblo, aquellos que, protegidos por el Poder Judicial, intentan romper el marco legal para atacar al profeta de la 4T y hacerlo fracasar en su cruzada a favor de la generación de pobreza, confrontación, dispendio, corrupción y opacidad.
El pueblo es otro, es aquél que le aplaude, que lo lisonjea y le dice que lo quiere mucho y debería perpetuarse en el poder porque como el ganso, no hay otro ni siquiera dentro del movimiento cuatrotero. Bueno ni siquiera su corcholata podría llenar sus zapatos y por eso lo tendrá como su más cercano “asesor” para decirle qué debe hacer si gana la presidencia.
Mientras, que los familiares de los 177 mil asesinados y 48 mil desaparecidos que se aguanten porque, además, las masacres son culpa de los neoliberales o de los medios periodísticos que son utilizados en siniestro compló para dar al traste con su maravillosa administración donde los miserables crecieron y la inflación se convirtió en reflejo de demagógicos aumentos salariales.
Igual los que perdieron a familiares por falta de medicamentos o mala atención en la salud pública, especialmente aquellos 30 millones excluidos del sistema por ausencia de coordinación, personal médico o al menos a esos “especialistas” cubanos por quienes se pagaron muchos millones de pesos y de quienes nadie sabe.
Y todos esos resentidos sociales a quienes ni las limosnas del ganso contentan, complotan para que si lo ven en la calle, armarle un gran escándalo que jale la atención de los medios y revele que el mesías tropical no es el más amado como dicen sus encuestas y que el encono y desengaño, va más allá de los aspiracionistas clasemedieros donde hay millones de mexicanos acosados y sojuzgado por la extorsión.
Extorsión que cobra dos vertientes, la política que con carpetas de investigación se ejerce desde Palacio Nacional y las fiscalías estatales controladas por morena para perseguir a políticos, empresarios, líderes sociales, campesinos y hasta magisteriales para que se sometan, hasta aquella que se volvió común en la CDMX cuando gobernaba el peje y tenía bajo renta o cobro de piso a los comerciantes del centro histórico.
Fue cuando surgieron las rejas en Ciudad Nezahualcóyotl y en la capital del país se hicieron visibles. Hoy ese fenómeno alcanza todas las actividades y sin embargo, en los reportes de seguridad de la mañanera, ni se menciona a pesar de afectar a millones de mexicanos de bien quienes deben decidir entre someterse al “renteo” de los criminales, irse a la informalidad o escapar en busca de otros aires.
Porque el pago o cobro de piso, es una de las más lucrativas empresas del crimen organizado y que desde el púlpito de la chachalaca de Tepetitán, se minimiza como se hace en el agro con su ejemplo reciente en el sur del Estado de México donde los productores son obligados a pagar por hectárea, aunque no produzcan; los matan, secuestran, despojan y torturan.
De nada sirven los 10 mil efectivos en los municipios de Guerrero afectados por OTIS. El poder del crimen es tan grande que es capaz mediante la amenaza de suspender el transporte público por semanas sin que exista un “responsable” aunque todo apunta al papá de la actual dizque gobernadora cuyos acuerdos con criminales se sospechan, pero se confirman a través de alcaldesas que se regodean en público con los hampones.
Igual sucede en Morelos donde mejor se persigue al denunciante de las ligas del inepto gobernador con asesinos y traficantes que al mismo violador de la ley. Con esos sí se junta el ganso, esos no le salpican de lodo el plumaje, los demás, las víctimas si, les teme y no por acciones de ellos sino por sus propios pecados, esos que habrá de pagar tarde o temprano, en vida o muerte junto con su decentísima familia.