Que se callen
• Insiste ganso e amagar a medios y periodistas; los culpa de masacres
Miguel A. Rocha Valencia
Sube el ganso el tono de amenazas y descalificaciones contra medios de información y periodistas con lo cual, enrarece más el clima de encono en un país donde el índice de asesinatos y atentados contra reporteros es de los más altos del mundo.
Ya sin balatas, el mesías abre la boca para acusar a esos medios y periodistas de ser culpables de la violencia traducida en más de 250 masacres ocurridas en el país durante el sexenio con un saldo rojo que ya supera los 176 mil asesinatos en tanto el número de desaparecidos ronda los 50 mil, muchos de ellos, jóvenes de entre 12 y 19 años, la mayoría convertidos en soldados del crimen organizado.
Contra lo afirmado por la corcholata presidencial durante un discurso en Guanajuato, no es en esa entidad donde los asesinatos se dan por densidad poblacional sino en Morelos donde se reportan en el sexenio cinco mil 221 ejecuciones y la complicidad o cercanía del gobernador con criminales fue exhibida y eso le costó al fiscal estatal una feroz persecución que lo llevó a la cárcel.
Esa escalada de violencia de la que el ganso quiere culpar a los medios o catalogarla como herencia de sexenios anteriores cobró la vida de 752 menores de edad de acuerdo con datos de la misma secretaría de Gobernación donde se advierte que de los 124 mil “ausentes”, ya fueron localizados cerca de 75 mil, de los cuales, seis mil fueron encontrados en fosas clandestinas.
Lo peor es que las desapariciones aumentan cada año. En 2019 se reportaron 12 mil; en 2021 se registraron nueve mil 227 y en 2022 fueron 21 mil, lo cual significa que los cárteles delincuenciales no sólo aumentaron con su presencia el terror de muchas comunidades del país especialmente en la costa del Pacífico, sino que además su “nutren” de sicarios ahí mismo donde la decisión de aceptar o no ser asesino cuesta la vida, por eso el crecimiento de las ejecuciones.
A pesar de que son sus propias cifras y es mayor el número de entidades con acciones violentas y control de actividades económicas en sectores rurales y urbanos, el mesías tropical afirma que los medios magnifican los conflictos que según él son simples “reacomodos” de los grupos criminales, si la presencia de delincuentes armados dispuestos a asesinar para someter a la población no fuera suficientemente grave.
Incluso Tabasco donde se acusó al exgobernador de tener pacto con grupos criminales, el machuchón minimiza la acción de los delincuentes como si la extorsión bajo amenaza de muerte o incendio de negocios no fueran suficientes para una acción contundente de los gobiernos federal y estatal.
Y si no fuera esa entidad, están las demás donde la siembra de cadáveres es cada vez más frecuente como Querétaro o los “tradicionales” Guerrero, Michoacán o Estado de México.
Lo real es que en el país los asesinatos y desapariciones van en aumento y no por culpa de los medios y periodistas quienes realizan su labor para evitar lo que el caudillo quiere: convertir la violencia en algo común en la vida de los mexicanos y donde el criminal sea considerado no sólo persona sino como un mal necesario.
Quisiera como dijo a los serranos de Guerrero y Michoacán, que no confrontemos a los delincuentes, que aceptemos su yugo ante la ausencia de una autoridad hoy convertida en empresarios, albañiles, administradores y ferrocarrileros en vez de cumplir con la misión de proteger a una sociedad cada vez más agredida y desamparada.
No sabemos si tras esa connivencia criminal de autoridad y delincuencia exista un pacto de no agresión, pero pareciera que sí, acuerdo por el cual la sociedad paga un costo muy alto en muertes, sometimiento y servidumbres, fenómeno que se extiende gracias a la impunidad que es cada vez más notoria como ocurre en la Ciudad de México donde llega al 96 por ciento.