Yo Campesino
Miguel A. Rocha Valencia
Sin vergüenza alguna, sometidos al tlatoani, los lacayos disfrazados de diputados cumplieron fielmente la ordenanza de aprobar el presupuesto más abultado y con mayor déficit de la historia con recortes a organismos autónomos, al poder Judicial, la reasignación de recursos a los las obras y programas presidenciales con destino a financiar lo más posible, la compra de las elecciones de 2024.
Al mismo tiempo los cuatroteístas cumplieron con la orden de no asignar dinero alguno a la reconstrucción de Acapulco y sus alrededores para que sea el profeta quien como divinidad decida qué necesita el pueblo bueno guerrerense, pero, sobre todo, propiciar una tersa militarización de la entidad con todo y cuarteles, pero no con fines de seguridad sino de control central.
Porque para el mesías tropical no importan los muertos y desaparecidos, pero si los damnificados quienes agradecidos habrán de retribuirle la ayuda que tenga a bien darles personalmente o inducida a través de los canales militares, mientras la reconstrucción de la vida económica se la deja a la iniciativa privada que urgida de recuperar pérdidas meterá inversión pues no les llegará ayuda oficial.
Tampoco le importará que no se cumplan los compromisos con la educación media y superior a la cual tampoco se le etiquetaron recursos adicionales y como tiene previsto ganar la elección que viene, no importará si el INE, el Tribunal Electoral del Poder o la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuentan con los recursos necesarios para atender las quejas que saldrán, seguramente de los morenos que clamarán fraude en donde pierdan pues van por el carro completo.
Esto último suena más a un buen deseo que a una posibilidad pues como se portan los legisladores de la 4T difícilmente habrá quien vote por ellos que no sólo resultaron una desilusión sino un fraude mayúsculo, tanto así que fue ahí donde el electorado decidió cambiar su voto en 2021.
Eso es lo que parecen no ver los morenacos. La gente les otorgó un voto minoritario, aunque en el de gobernador lo hayan ganado. Fue una discrepancia que se observó en la elección del Estado de México donde si bien a base de amenazas, chantajes y echar la casa por la ventana lograron colocar a Delfina Gómez y su séquito texcocano legislativamente no les dio la mayoría absoluta.
Y eso, la mayoría en el Congreso es lo que quiere el machuchón de Palacio Nacional. Para él, su corcholata tiene ganada la Presidencia luego que le bajaron los decibeles a Xóchitl Gálvez a quien seguramente los golpes ya le dolieron, pero la verdad es que faltan algunos meses en los que el caudillo y su rebaño pueden cometer muchas tonterías y continuar restándose votos, así como ocurre en Guerrero, donde el cabecita de algodón muestra su falta de solidaridad con las víctimas.
Porque para el ganso muertos, desaparecidos y damnificados no pasan de ser meros clientes, votos que sirvan a su causa y se pueden comprar con despensas, becas o pensiones. Eso cree por eso no se junta con la gente, afirma que visitó tres veces Acapulco, pero nadie lo vio, no hay testimonio de ello.
Pareciera que el caudillo no sólo le apuesta a ganar en las urnas incluso con el apoyo de poderes fácticos que se hacen visibles, sino también al compló y al fraude, recursos empleados durante su vida de mártir político donde no sólo es el centro y hacedor de proyecto sino también la pobre víctima recurrente de los molinos de viento que él mismo crea y se pone enfrente.
Ese es un aspecto que no debe soslayarse: el recurso si no gana, es reclamar fraude electoral para eso hay que debilitar a los árbitros para al final intentar alzarse como el gran juez que determinará quién gana y quien pierde, eso sí, en nombre de un pueblo que sólo él conoce.
No tengamos duda, lo hará, salvo que su debacle sea contundente con una votación tan abrumadora que no deje lugar a dudas, pero hará todo, incluyendo lo ilegal para no soltar el poder y menos aún en manos de la oposición.