A L F A O M E G A
*Joven, Guapa y Escultural María Teresa Landa
*Un Jurado Popular la Absolvió De un Crimen
*Sonado Proceso Penal en la Cárcel de Belem
Jorge Herrera Valenzuela
Este viernes 22 se cumplieron 61 años del asesinato del carismático presidente John F. Kennedy, en Dallas, Texas. Viajaba con su esposa Jacqueline en el asiento trasero de un automóvil descubierto. El Misterio Envuelve, aún, parte de esa Historia.
Por quinta ocasión, México fue sede del polémico Certamen Miss Universo. En la Edición 73, celebrada en la Arena Ciudad de México, una joven sinaloense ocupó el tercer lugar, protestado por el público, en virtud de que la consideraban con más atributos para ser coronada.
He de comentar la historia de los concursos Miss Universo, Miss México y la participación de las bellezas mexicanas, tres de ellas coronadas como Miss Universo y tres ocuparon el tercer lugar y la primera, en 1953, la tapatía Ana Bertha Lepe, quedó en el cuarto sitio, convirtiéndose en estrella en la Época de Oro del Cine Mexicano.
En próxima entrega haré referencia a esos dos capítulos muy interesantes, por ahora recordaré la tragedia que se produjo en torno a la chica bella que, en 1928, obtuvo el título de Miss México y con el apoyo popular fue absuelta luego de dar muerte a su amado esposo.
JOVEN ESBELTA Y BELLA
María Teresa de Landa y de los Ríos, la primera joven que ostentó el título de Miss México, jamás imaginó que en el sitio donde un Jurado Popular la absolvió del homicidio que la convirtió en “autoviuda”, 20 años después, desaparecida la prisión y construidas aulas escolares, estaría impartiendo la clase de Historia Universal.
El juzgado estaba en la Cárcel de Belem en 1929 y en 1950, era un plantel, hasta hoy funcionando, el Centro Escolar Revolución., en el cruce de Niños Héroes y Arcos de Belem, Colonia Doctores, D.F.
Nació en la Ciudad de México a escasos días de que principiara la Revolución Mexicana. Llegó a este mundo el 15 de octubre de 1910.
Al cumplir 18 años de edad era una joven de cuerpo esbelto, de largas y torneadas piernas, en una palabra: bella y representante, en los finales de la segunda década del Siglo XX, de la mujer moderna.
Principiaba la época en que la mujer fumaba, conducía un automóvil, vestía falda corta, hasta la rodilla.
María Teresa estudiaba Odontología, en la UNAM, después de hacerlo en la Escuela Normal para Señoritas.
Gustaba vestir modesta, elegantemente, de familia conservadora, domiciliada en la céntrica calle Correo Mayor 119, en el hoy Centro Histórico.
Le atraían las carreras de automóviles, el box y la natación. Mujer culta y amante de la literatura. La vida le sonreía. Excelente hija de familia; tenía un hermano.
El destino le marcó un sendero que la llevaría de un enamoramiento indescriptible, a la espantosa tragedia, al descubrir que su esposo, apuesto galán, general revolucionario, Moisés Vidal Corro, estaba casado y tenía dos hijas.
Velaban el cuerpo de su abuelita Asunción Tamayo, el 8 de marzo de 1928, día en que uno de sus tíos le presentó al militar y éste, de 34 años de edad, inmediatamente se prendó de la joven estudiante.
Moisés no tardó en cortejarla “educadamente y con fineza”. Se hicieron novios, pero la relación se mantuvo en secreto a petición del militar. Ni siquiera don Rafael de Landa y doña Débora de los Ríos, padres de la joven, debían enterarse.
EXCÉLSIOR CONVOCÓ AL CONCURSO
El diario Excélsior fundado en 1917 por Rafael Alducín, en 1922 decidió que, anualmente, el 10 de mayo fuera el Día de la Madre y el 28 de abril de 1928, ya había muerto Alducín, la dirección del periódico convocó al primer Concurso de Belleza, Miss México.
La noticia le atrajo a María Teresa, motivada por sus amigos, determinando inscribirse en el certamen para jovencitas de 18 a 25 años de edad, soltera y no artista. Ella tenía 17 años, lo que no impidió su registro.
Don Rafael se molestó y desaprobó la decisión de su hija. Moisés estaba furioso, los celos le provocaron hasta enloquecer. La chica desfiló en un carro alegórico que recorrió las céntricas avenidas capitalinas, entrando al Zócalo por Madero.
Después fue la prueba en traje de baño en la Alberca “Esther” ubicada en San Ángel. Excélsior publicó las fotos de las participantes y Moisés puso el grito en el cielo. María Teresa fue calificada como “la flor más bella de las flores”.
Las críticas fueron contra la celebración del concurso. Los moralistas censuraron el evento, llegaron a calificarlo de inmoral.
Finalmente se realizó, declarándose a María Teresa como la triunfadora y representante de México en el Concurso de Pulcritud y Belleza Internacional, antecedente del Miss Universo.
En compañía de su señora madre la primera Miss México fue al puerto de Galveston, Texas. Por su juventud y belleza recibió ofertas de cinematografistas de Hollywood, sin aceptarlas “porque Moisés me exigió juramento de que regresara al País para casarme con él”.
El noviazgo se mantenía en total secreto.
FALSA BODA “EN SECRETO”
El militar urdió todo el plan del casamiento, junto con sus amigos más allegados. María Teresa estaba perdidamente enamorada de Moisés, por lo que le creía “a pie juntillas” y aceptó que sus padres fuesen enterados hasta después de la boda.
La mañana del 22 de septiembre de 1928 “un juez los casó por la vía civil, leyendo la Epístola de Melchor Ocampo”. Aparentemente todo era real, la pareja vivió en el hogar de la Familia Landa Ríos, en Correo Mayor 19.
Los padres de la cónyuge manifestaron su oposición a ese matrimonio, pero audazmente Moisés les convenció de que el 1 de octubre de ese 1929 estarían en el altar para contraer nupcias religiosas. Por supuesto, esto ya no ocurrió.
Moisés le prohibió a su esposa salir a la calle. No le permitía que leyera el periódico. “Era inmoral que una mujer leyera sobre los crímenes que lastimaban a la sociedad”, le decía el milite a su mujer. La verdad, él temía quedar al descubierto de su doble vida.
Cuando se ausentaba, pedía a los padres de su señora que la cuidaran en extremo. Sus celos infundados lo atormentaban. La verdad es que viajaba a Cosamaloapan, Veracruz, donde vivía su legítima esposa María Teresa Herrejón López con las dos hijas de ambos.
ACUSADA DE ADULTERIO
La mañana del 29 de agosto de 1929 nadie imaginaba la tragedia que se escenificaría en la sala del domicilio mencionado. Moisés se levantó temprano, tomó café y fumaba un cigarrillo, sentado en un sillón.
Su amada esposa tardó en despertar y al salir de la cama se puso una bata de seda y caminaba hacia la sala.
Su mirada le llevó a ver un ejemplar del diario La Prensa sobre un mueble. María Teresa se sorprendió y quedó turbada al ver su foto en la primera plana.
Peor fue el momento en que leyó que era adúltera. La veracruzana la denunciaba, aunque ya estaba enterada de la infidelidad de Moisés, quien le aseguraba que “solucionaría el problema”.
La joven de 18 años de edad se dirigió a Moisés, mostrándole el diario y él le dijo “no te fijes en esas cosas”. Quiso no dar importancia al revelarse que el bígamo era él.
Al percatarse del engaño, la joven tomó el revólver calibre 44 que tenía el militar e intentó suicidarse; forcejearon y ella accionó la pistola, disparó las seis balas. Dos impactaron en la cara y las restantes en el cuerpo. Moisés murió instantáneamente.
Gritó. Lloró. Abrazó el cuerpo de Moisés y le pedía perdón, porque lo amaba intensamente. La sangre quedó en la bata de color azul.
Llegó doña Débora y casi se desmaya. Abrazó a su querida hija y trató de consolarla.
Los disparos atrajeron la atención de los vecinos y en unos minutos frente a la casa había una multitud.
La Miss México intentó por segunda vez quitarse la vida. Ya no había balas. No cesaba el llanto. Elementos policíacos tomaron nota y avisaron al Ministerio Público. María Tersa acompañada de su mamá salió escoltada por los policías.
HISTÓRICO JURADO POPULAR
Por diferentes circunstancias el proceso que se inició en contra de “la autoviuda”, constituyó un acontecimiento irrepetible y que puso final al Jurado Popular, implantado por el presidente Venustiano Carranza.
Lo integraban 12 personas de reconocida solvencia moral, quienes a través de un representante daban a conocer el veredicto: culpable o inocente. La sentencia la dictaba el juzgador.
El presidente Emilio Portes Gil decretó la desaparición del Jurado Popular, porque consideró que no había imparcialidad en la impartición de justicia. Los jurados actuaban sentimentalmente, como en el caso que nos ocupa.
Desde noviembre hasta principios de diciembre de 1929 los diarios nacionales y las agencias extranjeras estuvieron atentos al desarrollo del proceso penal, por el delito de homicidio, en contra de la primera Miss México.
Através de la radio, aún no estaba al aire la XEW, se hicieron relatos en vivo. Un caso inédito e insólito tenía tanto auditorio como los miles de mujeres y hombres que pretendían entrar al juzgado, pero solo tenían acceso no más de cien. El tránsito de vehículos y de tranvías se vio interrumpido por la aglomeración de curiosos.
CHEMA LOZANO, EL DEFENSOR
Las informaciones de los diarios Excélsior y El Universal, consultadas en la Hemeroteca Nacional, nos detallan la lucha verbal que tuvo lugar entre el fiscal Agustín Corona y el defensor José María Lozano. Presidió el juicio el juez J. Jesús Zavala.
La última audiencia duró más de cinco horas.
El Ministerio Público, Corona, peleaba por una sentencia de muchos años, llamando en algún momento a la acusada “mujer ligera”. Dijo que ella sabía que el acta de matrimonio con el militar, era falsa. Mostró fotos de María Teresa en traje de baño, como “muestra inmoral”.
Corona fustigó a la mujer que estaba confesa del asesinato, diciendo que a él y a los jurados no deberían de impresionarlos María Teresa quien vestía ropa de color negro y medias de seda también obscuras.
En las crónicas periodísticas quedó impreso que se oían los gritos y las porras de los simpatizantes de la acusada, “amontonados”, en las aceras de Arcos de Belem y Niños Héroes. Se cuenta que la popularidad de la Miss México creció a nivel nacional.
Chema Lozano, abogado reconocido por su oratoria y su experiencia como jurista, enfocó su defensa en que “la joven actuó en defensa de su honor mancillado” y no reparó en calificar a Moisés Vidal Corro como “militar brutal”.
Este abogado pertenecía al “Cuadrilátero” de los excelentes oradores como el chiapaneco Querido Moheno. Estaba cierto de que su defendida “tenía hipnotizados a los jurados”. Por su parte la parte ofendida, la señora María Teresa Herrejón López también contrató los servicios de un abogado.
Diciembre de 1929 está registrado como el mes de la absolución a una mujer confesa de haber dado muerte al hombre que amaba sobre todas las cosas. Impactó la historia de su corta vida con el militar, contada por ella y reforzada por Chema Lozano.
En los años siguientes, la joven y bella dedicó su tiempo a estudiar diferentes materias en la Universidad Nacional de México que estaba estrenando la Autonomía, otorgada por el presidente Portes Gil, meses antes del sonado proceso.
En mi primer año en la Secundaria Diurna 14, en el costado Sur del Centro Escolar Revolución, tuve el honor de ser alumno de la exigente maestra de Historia Universal, doña María Teresa Landa, quien vivió hasta cumplidos sus 82 años. La recuerdo muy gratamente, a 74 años de recibir su detallada clase.
jherrerav@live.com.mx