Torres Piña, la salida desesperada o desesperado por salir

Día de Asueto

Aquelarre para Carlitos

Rosamaría Sánchez Rincón

Pachita la de Xochimilco; la bruja de Xaltocan; la de Colonia Roma; la mística de Tepoztlán en Morelos; la reina de la Huasteca; las brujas de Atlixco en Puebla; las de Naica, en Chihuahua; la loca de Irapuato; las brujas del carro rojo, allá en Cuernavaca; Las Tlahuelpuchis, en Tlaxcala; el chamán Don Lucio; doña Pachita; Don Juan Matus; Espiridión Altamirano Lucas y, la bruja más famosa del misticismo mexicano, la que nos mostró la magia y las propiedades sanadoras de los hongos alucinógenos, de Oaxaca para el mundo: Doña María Sabina. Amén.

Sí, son los nombres de las brujas y los chamanes más poderosos de la historia de México, cuyos espíritus no podrán descansar a partir de hoy porque serán convocados al Aquelarre que lanzará mi eterna loca de la cocina por la salvación de un michoacanito que brinca, corre, salta, grita, guarda silencio y hace mil berrinches pero nada nunca le sale bien.

Y mientras mi Lupe intenta convencerme que su vida ya no le pertenece, porque descubrió que en su vida pasada fue una bruja y por tanto, las labores del hogar están fuera de su agenda pública, yo estoy al borde del colapso y odiando como nunca antes al pobre de Carlos Torres Piña que, si soy honesta, es el que menos culpa tiene.

No, es cierto, mi Lupe no tiene vergüenza, ahora resulta que como el hombre renunció a la secretaría de gobierno, donde fue un fantasmagórico mueblecito, ella dice que tiene la obligación de rescatarlo de su caída en picada, ¡madre de Dios, deten mi mano asesina!

Mi Lupe ya hasta agendó avión para ir a recorrer los lugares más míticos de México, donde buscará todo aquello que le ayude en su santa misión, empezando por contactar con el más allá y con los espíritus de los invitados a su Aquelarre.

Intento en vano asumir una actitud dura y reprobatoria. No puedo. No cuando acabo de leer la carta de renuncia del susodicho. No cuando dice que “puede mirar de frente al pueblo de Michoacán” y luego agrega que recuperaron el estado en ruinas, la confianza de la gente, la gobernabilidad y que trabajó harto a ras de tierras (uno de sus eslogans favoritos con mi Papusho).

Y yo, ¡watafak! No pues Carlitos, así no.

Me da hartísima pena, pero no. Si algo ha caracterizado la trayectoria del hombre, es su mala suerte. En la campaña de Silvano, esa en la que se asume y presume (bueno, ya no, verdad), como el gran coreback, en realidad fue un puntito gris en el escenario. Lo cierto es que el exdirigente del PRD en Michoacán fue rebasado por la marca del de Carácuaro, a grado tal que en la recta final, ni para pedir prestado servía. Intentó una campaña paralela, pero simplemente no lo pelaron.

Recuerdo la comida de agradecimiento con medios, cuando le dijeron “no se enoje”. Y se enojó; su indignación fue grandísima cuando le confirmaron que no ocuparía el cargo que hace tres años le dio Freddy Bb; entonces, como dice la canción de Perales, “¡y se marchó, y a su barco lo llamó Morena!”.

El “responsable de la política interna de Michoacán”, durante tres años, es decir, alrededor de mil 95 días, brilló por su ausencia en un estado rebasado por la delincuencia, la ingobernabilidad, manifestaciones, inconformidades, mentadas de maus y profundos y arraigados dolores sociales que parecen no tener fin.

Ahora afirma que se va a plancharle el camino a la Claus. Pos no, papá, si yo fuera la Sheiunbaum, lo mandaba así como mandó a Freddy la otra vez a no sé dónde, porque Michoacán, el nicho sagrado de las izquierdas, de la alternancia, las libertades y la democracia, hoy le representa a Morena uno de sus grandes pilares en riesgo y lo saben. Carlitos lo sabe, por eso desde hace semanas le contaba en secreto al que quería escucharle que ya presentaría su renuncia, que ya no quería seguir. Como lo hizo en su tiempo con el Papusho, ora anda de quedabien pero con los morones. Ese es como el Barragán. Al tiempo.

Morena pierde camino y en la antigua Casa de Gobierno lo saben. Agréguele a eso el tema de los disturbios internos, con un Ruly Morón renacido y supermegapoderoso porque él sí es cercano a la Clau. Pobre de la rectora que ya se veía como la sucesora de Freddy; y Luisito, tanto que ha gastado en papelitos pegables y en bardas, ¡ay mi niño!

Los ajustes retratan esas historias de preocupación y desesperación política. Las fake news y las campañas negras, no les han funcionado. Ni el chinche distribuidor vial pudieron entregar bien.

El mounstro está despertando. El siseo se escucha cada vez más fuerte. El dolor, la indignación y la desesperación planchan ruta en este Michoacán de miles de rostros de asesinados, de desaparecidos, de familias quebradas por el llanto; de abusos e incompetencias.

No Charly, no pues.

Lo último, último, último

¿Y si en la siguiente ronda de conciertos de a grapa me traen a Luis Miguel o a la Shakis pa ver si aprendo ya bien a facturar y dejo de llorarle a mi Lupe benedicta?

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