SOMOS NUESTRA MEMORIA

El Rambo que todos llevamos dentro

Boris González Ceja

Las relaciones entre los seres humanos a lo largo de la historia han sido complicadas, pasando por la defensa de intereses personales hasta el compromiso desinteresado, y vale mucho la pena conocer su parte psicológica para evitar problemas que bien se pueden resolver desde la ciencia del comportamiento.

En diversos foros y de manera común se habla del apego, como una dependencia extrema de una persona hacia su pareja, hacia sus padres, o hacia otros que, en cierta medida, disfrazan su vacío existencial. Es una tendencia de los humanos a establecer lazos afectivos, para cubrir necesidades como el hambre o por un hecho de supervivencia. En todos los casos, el apego genera patologías psicológicas cuando se dan separaciones y pérdidas con consecuencias indeseables, sobre todo cuando no existe un acompañamiento humano, científico o profesional.

También existe el llamado apego evitativo o evasivo, que es un estilo de relación, donde por contradictorio que parezca, la persona se siente incomoda cuando tiene que establecer contacto con otros, y se caracteriza por incomodidad emocional o por no querer acercarse a la otra persona. Este estilo de apego puede clasificarse en dos tipos: evitativo indiferente o evitativo temeroso.

Estos estilos de apego pueden pasar desde la niñez hasta la adultez afectando a personas de todo tipo según su género, posición económica o educación. Como muestra basta un botón, en el romanticismo de los padecimientos psicológicos Rambo es el claro ejemplo del apego evitativo de la masculinidad gringa a la que muchos aspiran.

El trasfondo del apego tiene que ver con el descuido emocional en la infancia, por ejemplo con padres que niegan los sentimientos de sus hijos, los tratan como que no existen o los entierran en el lenguaje para que no se expresen, amenazando con castigos por mostrar su descarga emocional. Obligar a que los niños oculten sus emociones cuando se encuentran más vulnerables tiene consecuencias que muchas veces aparecen en la vida adulta, como personas irresponsables, indeseables o insoportables.

Los individuos que suelen reprimir sus sentimientos son personas con apego evitativo, y les enseñaron que las expresiones emocionales son una debilidad, reprimen sus sentimientos y se sienten incomodas en hablar de su parte vulnerable y suelen despreciar a otras personas que son más vulnerables que ellas.

Tienen dificultades para vivir la intimidad emocional pues no saben expresarse y hablan de manera superficial, rehúyen a la cercanía de los demás y no quieren acercarse a los demás.

Fijar límites extremos hace que las personas sean muy distantes o cerradas y les genera muchos problemas por ser extremas: o están siempre sobre la otra persona o no quieren verla al grado de molestarse por su cercanía.

Son personas también que se caracterizan por sus relaciones superficiales, tanto a nivel romántico como de amistad, negándose a conocer a las familias de su pareja, no quieren tener cercanía ni tiempo para compartir, todo como una forma de defensa.

Son personas independientes hasta el grado de despreciar a quienes dependen de otros, pero es una expresión de la necesidad de haber resuelto problemas por su cuenta y no saben cómo relacionarse con los demás.

Tambien presentan problemas de confianza donde no recibieron adecuados cuidados y por lo tanto busca distanciarse porque no confía de los demás, como lo hacen los perros en la calle que fueron golpeados y que temen acercarse a una persona que le quiere ayudar.

Las personas con apego evitativo desdeñoso, es muy crítico al grado de que le vale, no llega a encontrar los defectos reales o las virtudes, que todas las personas y las situaciones tienen en la vida.

¿Cómo salir del apego?
La fuente para que la persona no se sienta vacía es aprender a ser independiente de manera positiva, no vivir pidiendo servicio de los demás, tener una rutina que nos permita dar, considerando la respiración como fundamental, y buscar ayuda psicológica es fundamental.

Salir del apego es una decisión personal que hace que nuestras relaciones íntimas y familiares crezcan, sobre todo con la mejora de nuestros comportamientos y pensamientos, lo que genera efectos positivos en los demás.

Si la persona no ha mostrado ninguna intención de trabajar sobre su estilo de apego, quiere decir que no le importa y le vale su relación contigo, por lo que es mejor hablarlo antes de emprender la huida. Esto último es muy valioso con los jóvenes que están conociendo a la otra persona como pareja.

Causas y azares…
● Es interesante tener políticos como los de Dinamarca con ciudades llenas de perros callejeros, con ladrones y narcotraficantes dominando la esfera pública, en cada ciudad de México donde no existen politícas públicas sino mandatos oficiales ¿a que se deberá?

Hasta la próxima, que uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.

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