Yo Campesino
¿Ganó Claudia?
Miguel A. Rocha Valencia
Dicen allegados a la 4T que una de las misiones de quien fungirá como presidenta constitucional de este país, será lograr que el ganso de Macuspana sea recordado como el más grande jefe del Ejecutivo en la historia del México moderno y para ello, deberá consolidar las tareas que ya le dejó escritas incluyendo las reformas legales que el caudillo impulsará durante el último mes de su mandato legal.
De hecho, hizo pública la instrucción de que, si la virtual jefa del Ejecutivo “quiere visitarlo” en La Chingada, la recibirá.
Pero más allá de que en el nuevo sexenio se habrá de consolidar el segundo piso de un proyecto que nadie explica y se quedó en eso, donde además de cosas truncas, mal hechas, costosísimas y de dudosa viabilidad financiera tuvo como fin destruir los caminos democráticos por donde llegaron al poder, lo interesante es saber quién va a mandar de verdad.
Ya que por lo visto, el profeta cuatrotero se lleva en las manos los detonadores que podrían dinamitar cualquier intento de desviación de “su proyecto”, que como ya dijo, él mismo lo encarna y no le gusta que le cambien ni un punto o una coma.
Más si él fue el artífice de lo que hoy vemos, donde no importó que Morena fuera el cobijo de la corrupción probada y acreditada ni que nos metiera en el peor baño de sangre por parte de un crimen organizado del cual se hizo cómplice.
Fue él quien logró que los pobres acreditados a los programas sociales, al reparto gratis de dinero, votaran por su heredera, o que a fuerza de repetir en las mañaneras que los opositores eran los corruptos, hiciera que las clases medias se fueran por Morena, en un fenómeno inexplicable que tal vez los sociólogos algún día nos expliquen con certeza.
Tan es así que la campaña de la candidata oficial y sus jilgueros repartidos en los medios masivos tuvieron como eje principal los “grandes logros” de la administración actual y lanzaron el mensaje de que habría más trenes, más aeropuertos y más y más, reparto de dinero gratis sin evaluaciones ni condiciones.
Es decir, más de lo mismo, eso que nos hizo perder tres escaños en la economía mundial y nos endeudó para poder sostener el gasto sin sustento de una actividad económica o resultados en materia de educación o productividad.
Si de eso se trata, pobre México incluyendo a aquéllos que, en repudio de los corruptos y neoliberales, votaron por la continuidad de algo que ni ellos mismos se explican, aunque algunos ex opositores iluminados, antes críticos recalcitrantes, de repente encontraron la luz y se convirtieron al cuatroteísmo, a esa secta que todo lo purifica y a la corrupción de sus lacayos, la cubre de impunidad.
Lo cierto es que los retos por venir son extraordinarios especialmente por el escaso margen de maniobra en materia económica, el incremento en las dádivas y el empoderamiento del crimen organizado que ya, cantado, dejará más de 200 mil asesinatos como legado de la chachalaca tabasqueña avecindada en Chiapas.
Con deudas que comprometen y obligará a reducir el gasto del próximo año en al menos 850 mil millones de pesos (algo nunca visto) y con el pago obligado de intereses de la deuda por más de 500 mil millones de pesos, más la parte correspondiente al “principal” por el vencimiento de bonos de gobierno y de Pemex, dejará un estrecho o nulo margen para la inversión pública no sólo para continuar las obras inconclusas sino para el subsidio de las mismas, lo mismo del AIFA que del trenecito Maya y desde luego la refinería que no refina.
Ni hablar de Pemex convertido en pesada losa con una caída en la producción y en los ingresos que obligaron al actual gobierno a perdonarle el pago de participaciones y por el contrario, darle dinero fiscal para pagar a proveedores.
En lo político falta definir quién ganó si el profeta o la destacada alumna. Para quien esto escribe, fue el actual titular del Ejecutivo ya que si bien no apareció en la boleta electoral, fue él quien desde el púlpito de su palacio sostuvo la campaña de zapa contra la oposición.
Desde ahí se ordenaron persecuciones, chantajes, compra de conciencias, mientras que los liderazgos de los aliancistas en vez de hacerle frente común prefirieron asegurar su continuidad con cargos legislativos y si es posible de las franquicias que detentan, con lo cual, en vez de ayudar a Xóchitl Gálvez, se convirtieron en obstáculos.
Pero además el macuspano se va a la Chingada, pero con los detonadores en la mano para que no se mueva ni una coma ni un punto de “su proyecto”; si algo raro ocurriera, ya dejó la revocación de mandato como una espada de “chipotles” contra quien se atreva a contradecirlo.
Todos los actuales gobernadores y legisladores de Morena y aliados le deben lealtad a él, no a la legalmente ganadora de la contienda.