López Obrador, tirano y el peor peligro para México de todos los tiempos
Jorge Hidalgo Lugo
En una demostración más de la intolerancia que marca su personalidad autoritaria, Andrés Manuel López Obrador ha utilizado su patíbulo mañanero para lanzar un furibundo ataque en contra de quienes acudan a la marcha dominical que se organiza bajo la convocatoria de defender al Instituto Nacional Electoral, cuya vida se extingue ante la enésima embestida dirigida desde las catacumbas del palacio virreinal.
Bajo el mismo tenor que le da sello a ese foro, donde se ejerce la venganza y el linchamiento mediático, quien es ejemplo del descarado y lujoso confort al vivir como rey, ha gastado millones de recursos públicos para estigmatizar a los convocantes como “racistas, clasistas y muy hipócritas”.
Sin medir que su negro e inescrupuloso proceder para tener sometidos a los opositores y fraguar una reforma electoral a modo de su tendencia tiránica, el mesías de Macuspana no sólo se siente dueño de Morena, sino del país en general y por ello desde su sitio preferido para la matanza de honras, se fue otra vez en contra de quienes disienten de su autócrata proceder.
López Obrador está convertido en un artífice macabro que busca acabar con el honor y buen nombre de las personas, no le importa violar derechos de terceros y mucho menos repara en la investidura presidencial, que cuando le conviene, dice debe cuidar, al dejar de lado cualquier asomo de estadista que pudo haber tenido, aunque fuera oculto en el más recóndito rincón de su retorcida mente.
Así, en ese púlpito del mal, tilda de “cretinos y corruptazos” a quienes se oponen a la reforma electoral con que busca acabar con el INE como parte de su obsesiva destrucción de instituciones que lleva a cabo desde que, por desgracia de México, asumió el poder en diciembre de 2018.
“Que se vayan a engañar más lejos, pero lo increíble es que todavía hay quienes les creen. Existe una especie de masoquismo, afortunadamente es un sector ya muy reducido, porque si en algo hemos avanzado en México ha sido en la revolución de las conciencias”, lanzó venenoso en una de las tradicionales dentelladas.
Y fiel a su atropellado accionar, se tiró al piso para ser recogido por su feligresía hambreada y amnésica, al acusar que quienes apoyan al INE “es porque quieren que el gobierno represente a todos los intereses de empresarios, intelectuales, periodistas, incluso a los científicos, a las élites, todo menos al pueblo raso. Un gobierno donde todos los intereses cuestan, menos los del pueblo”.
Bajo este contexto de belicosidad nunca reprimida y menos justificada, López Obrador quiso dar un golpe de timón y en su esquizofrénica verborrea tendió la trampa para que, en todo caso, los manifestantes lleguen hasta el zócalo capitalino y no se queden en el Hemiciclo a Juárez como originalmente está previsto.
Sin embargo, con esa enorme perversidad que le caracteriza, ordenó se organice un festejo con motivo de su cumpleaños 69 y le lleven mañanitas al balcón presidencial, para patentizar desde la madrugada que a él, el pueblo bueno y sabio, lo quiere, lo venera, lo idolatra, lo defiende.
Y además, en caso de prosperar que la parada llegue a la plancha del zócalo capitalino, tener motivos para contratar asistencias a sus eventos con miles de acarreados llevados por el cebo que lanzan actuaciones de grupos musicales de fama internacional y así burlarse el día siguiente de la “pobre” concurrencia que tuvieron los defensores del INE.
El hecho de solicitar a sus chairos, se queden encerraditos en sus chozas para no ser provocados por los manifestantes que acudirán a la invitación de “hipócritas, ladrones, corruptos, oligarcas y demás a la marcha #YoDefiendoAlINE”, tiene además tufo de maquiavélica represión y no solamente efecto mediático.
Porque no es difícil imaginar que en la marcha del domingo, haya infiltrados del obradorismo para reciclar el negro pasaje del “halconazo” que bien aprendió en su vida de priista al sanguinario represor Luis Echeverría, y se ejecute algo semejante con lo que tendría por igual materia de linchamiento para su mañanera del lunes y acusar de todo ello a los organizadores del evento.
En la ratonera que busca encasillar a los mexicanos desesperados por poner un alto al abuso de poder que ejerce, López Obrador y su desquiciado proceder, sólo conciben como válido que todos le rindan pleitesía a su paso, nadie alce la voz disidente y se actué, piense y vivamos, sometidos a sus caprichos y obsesiones.
Por eso el embate anticipado a los mexicanos, quienes en uso de sus libertades, las pocas que aún quedan en el país, salgan a protestar por este nuevo atropello de poder, de ahí su encolerizado proceder, su nueva rabieta esquizofrénica.
“La gente que vaya, que sepa que esa es una marcha, una manifestación en contra de nosotros por la política que estamos llevando a cabo en favor del pueblo…
“Todos ésos, aunque vayan a misa los domingos, no le tienen amor al pueblo y son racistas en su mayoría, clasistas y muy hipócritas (…) y que tampoco son demócratas”.
Bajo este fuego del comandante supremo de las fuerzas armadas, cabe recordar que la marcha está prevista para este domingo 13 de noviembre y se estima que dará inicio a las 10:30 horas, desde el Ángel de la Independencia hasta el Hemiciclo a Juárez, en la ciudad de México, como en otras más incluida Morelia.
Todo el circo mediático, eso sí, ha servido para distraer la atención pública y no responder a los cuestionamientos que se hacen sobre su enésima visita a Badiraguato, Sinaloa, tierra de narcos y donde López Obrador ha mostrado especiales detalles como convivir con la familia del “señor Joaquín Guzmán Loera”, preso en los Estados Unidos.
Visita oficial que despertó sospechosismo, porque prescindió de la fuente informativa que suele acompañarlo en sus giras de trabajo y de lo que no se comunicó oficialmente.
Y como se ve, no se informará por así convenir a sus muy particulares e inconfesables intereses…
López Obrador es sin duda ya el peligro mayor que ha tenido México, en la últimas décadas.
Vale