Rueda de Molino

Organizan “opositores” día de campo en Michoacán a la Corcholata de Bucareli

Jorge Hidalgo Lugo

Sin obstáculo alguno, como si se tratara de un órgano legislativo donde el partido de Estado fuera abrumadora mayoría, Adán Augusto López Hernández, estuvo en el Congreso de Michoacán para cumplir con el trámite innecesario de “convencer” a los diputados para que den su avala a la reforma constitucional que prolonga la estancia del Ejército en tareas de seguridad.

Un lance que incluso constituyó para muchos, mancillar la soberanía que representaba antes del autoritarismo morenista, ese recinto que no debió ser utilizado para una “reunión de trabajo” como si se tratara de una sesión solemne y donde Julieta García Zepeda, en vez de honrar la presidencia de la mesa directiva fungió como matraquera de partido, dejando en el armario la investidura de representar a un “poder”, a todas luces decadente y sobajado por la presidencia imperial.

Así, el enviado de Andrés Manuel López Obrador, no tuvo que pasar apremio mayor ante una actitud entreguista, sumisa, humillada al extremo por quienes fueron incapaces incluso de pedir cuentas sobre por qué en días pasados, había estigmatizado a Michoacán como una de las entidades “paraíso de la delincuencia” en el país y las repercusiones que todo esto trae aparejada a una entidad, donde la única realidad que prevalece es el predominio del crimen organizado por encima de los tres niveles de gobierno.

Adán Augusto estuvo en Morelia y con menos porristas para enaltecer su calidad de corcholata que le confirió su patrón, amigo y consanguíneo, que sus competidores Marcelo Ebrard Casaubón y la mismísima Claudia Sheinbaum, bordeó ligero, no tuvo que echar encima la carrocería como en otras entidades donde ha tenido a mano el infaltable recurso de acusar a los gobiernos “de antes” de ser responsable por haber entregado la plaza a los criminales.

En su cómoda visita, el que pudiera pensarse como jefe de gabinete que ya no hay en esta autocracia, ni se inmutó que en Michoacán apenas horas antes, el crimen organizado hubiera prendido fuego a las oficinas de la base de taxis “Ejecutivo Plus” por no pagar las cuotas de extorsión que se les imponen, el derecho de piso obligado por quienes tienen patente de corso para violentar y cobrar vidas por parte de la autoridad federal que pregona los “abrazos y no balazos”.

Un discurso soso pero arropado por los tribunos que se lucieron fijando posiciones para hacerse notar a los ojos de quien puede en un momento dado hacerles un favor político o de menos, no hurgarles en los cajones ni escombrar los clósets en busca de cadáveres que ventilar, a cambio de sumisiones y entreguismo como el mostrado con marcada antelación por esos diputados “opositores” que hoy mostraron el cobre, mejor que los artesanos de Santa Clara, tierra de Pito Pérez.

Convencimiento innecesario precisamente en un recinto donde se supo también de la actuación de sujetos armados que ejecutaron a un joven y luego fueron por otra persona para privarlo de su libertad en Pátzcuaro, esa zona donde apenas el fin de semana sirvió de escenario para el lucimiento de Carlos Torres Piña, secretario de (des)gobierno estatal presumiendo que todo está listo para garantizar la seguridad de los asistentes a la Noche de Muertos, previo operativo de impresionante magnitud por elementos del Ejército, Guardia Nacional y policías municipales.
Reunión de trabajo, como fue denominada en la oficialidad congresista el pastoreo de Adán Augusto a los tristemente célebres diputados locales, donde se pasó por alto también que en Morelia dos mujeres fueron atacadas a balazos en la colonia Presa de los Reyes. Tampoco que delincuentes armados balearan a un joven en El Colorín, colonia de Uruapan o se incendiara inexplicablemente el techo de una sucursal de Coppel en Apatzingán.

Un día de campo el que tuvo López Hernández en territorio amigo, cordial, afectuoso, para que los “opositores” prometieran el ansiado ¡ssssí! a la reforma con que camina la militarización del país de la mano de López Obrador.

Ello pese a los 137 mil 369 ejecutados que suman hasta el cierre de este despacho, en apenas cuatro años de su errático gobierno y donde Michoacán, por cierto, ocupa el quinto lugar nacional con su géneros y constante aportación que suma ya 9 mil 774 homicidios dolosos.

Vino así Adán Augusto a sentirse más que a gusto de su accionar por lo que tuvo la ocasión propicia también para desengañar a los michoacanos y sus “representantes populares” que lucían ansiosos, como niños en víspera de Día de Reyes, para recibir la buena nueva que no llegó.

En cambio, afirmó contundente y hasta socarrón que no hay en el horizonte por dónde aterrizar la promesa de “federalizar” la nómina educativa ya que éste es un tema que no puede resolverse “de golpe y porrazo”.

Aunque eso sí de golpe y porrazo haya mandado a la cañería lo dicho por el propio López Obrador en octubre y diciembre de 2021, en sus únicas visitas oficiales para respaldar a Alfredo Ramírez Bedolla, otro de los afectados por el desengaño de Adán Augusto porque le quitó una de las pocas banderas que le quedaban para seguir engatusando incautos con esa falacia. Pero en cambio lo anunció anticipadamente como el próximo presidente de México

Le tocó a Adán Augusto ser el encargado de desmentir y acabar con la engañifa que siempre utilizaron para adormilar, faltarle al respecto al magisterio y michoacanos en general, pero en cambió los convocados al evento debieron agradecer a la Corcholata de Bucareli que aquí no haya señalado “que los gobiernos de oposición entregaron las policías locales al crimen organizado a cambio de financiamiento ilícito para sus campañas”.

Porque de haber sucedido, entonces los hoy flamantes defensores y activos de Morena, tendrían que haberse visto obligados a explicar qué sucedió en Michoacán desde que la “izquierda” llegó al poder y de su mano, irrumpió sin impedimento alguno el crimen organizado que ya tomó carta de naturalización y hoy día es el auténtico poder tras el trono.

Lo que el enviado presidencial podrá informar sin atavismo alguno al huésped de Palacio Nacional, es que en el Michoacán que él mismo ubicó como “paraíso de la delincuencia” tiene en la clase política al mejor de sus aliados y que bajo esa premisa, ambas escorias podrán seguir cohabitando, hacer de las suyas y no permitir que haya crecimiento económico o desarrollo social alguno.

Esto porque aquí, en la tierra de Lázaro Cárdenas del Río, los “abrazos y no balazos” compran conciencias y enmudecen voces críticas, por temor o por la promiscua venta de conciencias que hoy son altamente cotizadas en el mercado de la traición regenteado por López Obrador y Morena, su engendro.

Vale…

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