López Obrador declara la guerra a Cuauhtémoc Cárdenas por “conservador y oligarca”
Jorge Hidalgo Lugo
La paranoia política que acusa el habitante de Palacio Nacional surgió incontenible y por primera vez en todo lo que llevan de conocerse, Andrés Manuel López Obrador consideró abiertamente como adversario político a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, antes de su no confirmada participación en el proyecto denominado “Mexicolectivo” al que calificó como “una especie de ala moderada del bloque conservador”.
Años de transitar juntos en la supuesta conformación de un nuevo modelo de país al que el propio Cárdenas Solórzano lo invitara cuando rompió con el PRI y pese a no haber sido respaldado por el tabasqueño cuando el gobierno de Carlos Salinas de Gortari fraguara el fraude electoral que le impidió llegar a la Presidencia de México.
Ese mismo fraude que hoy el tirano pretende endilgar a sus oponentes con las enseñanzas y asesoría perversa del tristemente célebre autor de la “caída del sistema”, Manuel Bartlett Díaz, hoy protegido del obradorismo, y que con este lance hace una declaratoria de guerra que sin duda, no dejará saldo bueno a quien pretende trascender su propio sexenio.
—¿Considera a Cárdenas adversario, presidente?, -le preguntaron
—En política, sí, si él asume una postura de este tipo… Lo estimo mucho, lo respeto, lo considero precursor de este movimiento, pero estamos viviendo en un momento de definiciones y esta ancheta está muy angosta, no hay para dónde hacerse, es estar con el pueblo o con la oligarquía. No hay más. No hay justo medio… -respondió grotesco.
Más allá de las deslealtades e ingratitudes que como heráldica de orgullo porta en su trayectoria el falso redentor, poner en la acera de enfrente a Cuauhtémoc Cárdenas abre un flanco más sin considerar que son cada vez más las voces que se suman para manifestar su descontento por la forma autoritaria con que se ha manejado en los cuatro años que lleva del sexenio y no garantizan una contienda electoral tranquila, mucho menos ya decidida a favor de alguna de las “corcholatas” que vaya a impulsar con su dedo elector como candidato a sucederlo en los comicios del 2024.
Sin que al momento de escribir este despacho se conociera alguna reacción del aludido, la incontinencia verbal del opresor pone en una situación delicada a Lázaro Cárdenas Batel, quien hoy funge como jefe de asesores de la Presidencia y cuyo papel ha sido, por decir lo menos, intrascendente quizá no por falta de conocimiento o voluntad, sino porque es sabido que López Obrador no acepta escuchar a nadie en su toma de decisiones, siempre arbitrarias, siempre tendientes a acabar con el país de instituciones que recibió.
La permanencia del también ex gobernador de Michoacán en el staff obradorista es inviable, no sólo por dignidad y decoro, sino porque es difícil imaginar que alguien cuyo padre es considerado enemigo del proyecto de quien le paga, deba permanecer callado o inmóvil ante el amague, advertencia, amenaza pública que lanzó contra él y quienes participan en este proyecto que apenas hizo su aparición en el escenario nacional.
¿Cómo podrá Cárdenas Batel estar cerca de alguien cuando se festinó gozoso que cada día que pasa haya más definiciones respecto a lo que está por venir?
Lacónico, el precursor de la tiranía de la mediocridad señaló:
“Es muchísimo mejor saber quiénes son realmente los adversarios que enfrentar a simuladores”.
-¿Qué opina de que Cuauhtémoc Cárdenas vaya en este grupo con Francisco Labastida?, -lo “cuquearon” los reporteros sin duda enviados para tal fin
-Es normal, tienen que ejercer su derecho de manifestación y no están de acuerdo con nuestro proyecto de transformación, están más cerca del bloque conservador, es una especie de ala moderada del bloque conservador… -espetó.
Sin duda que ahora pretenderá hacer perro del mal o satanizar a los descendientes del Revolucionario de Jiquilpan e iniciar la etapa de colocar en el candelero de los personajes históricos a los obradoristas contra los cardenistas, una pésima escenificación de política cuatrotera como si se tratara de ese viejo filme del cine mexicano con el duelo entre los “García contra los López”, que protagonizaran Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza.
Sus propias prospectivas, no dejan lugar a dudas cuando descalifica, pero “con todo respeto”, que haya gente como el llamado padre de la izquierda contemporánea en el país, que no piense o esté de acuerdo en su proyecto absolutista, de exterminar instituciones y conculcar libertades.
Así de golpe y porrazo, el hijo del General Cárdenas del Río, recibió los descalificativos de estar con los conservadores, con los oligarcas, no respaldar a los pobres, no someterse a la nefasta tendencia que pretende imponer a sus fieles, a esos prófugos del ácido fólico, que en el México de hoy sólo hay dos bandos:
Los que están con López Obrador y los que están en contra de López Obrador.
Bajo este contexto, sin duda, lo peor de la historia reciente en materia político partidista y de movilizaciones de la sociedad civil, está por venir porque quien detenta el poder y con el apoyo de la milicia cómplice y lacaya, se pretenderá imponer que todos coman lo mismo y sólo hay de una sopa y esa, ésa la sirve López Obrador…
Vale…