Rueda de Molino

Si México es un desastre irremediable con Morena, Michoacán lleva mano…

Jorge Hidalgo Lugo

En declive imparable, Andrés Manuel López Obrador no sólo perdió el manejo de la agenda nacional, sino además se muestra desquiciado y fuera de sí ante los indicios que lo involucran con el crimen organizado y mientras clama que muestren evidencias, los reflectores del mundo democrático y hasta autoritarios que son aliados ocasionales como Cuba y Venezuela, apuntan a un futuro complicado y con rumbo a tribunales internacionales, más allá del desprestigio que se le vino encima con la tendencia cibernauta de #NarcoPresidenteAmlo.

Fuera de control y con lances de pendenciero de cantina el déspota de Palacio Nacional parecer estar metido en un callejón sin salida pues entre más atiza en la pira mediática alegando boicots y perversidades surgidas de sus opositores, los suyos, lo aún beneficiarios y multimillonarios a la sombra de la deformación de cuarta, tampoco atinan a emprender una defensa a favor de su pastor, por miedo a que el lodo de la complicidad siniestra los alcance y por eso asumen la frugal y comodina actitud del silencio por aquello de que “calladitos nos vemos más bonitos”.

El vendaval provocado por sus actitudes irreflexivas y siempre innecesarias de acusar a quien le viene en gana desde las catacumbas de su palacete, siempre sin mostrar pruebas ni actuar conforme a derecho ante la máxima elemental que exige al que imputa presente las pruebas, y así hoy el mesías se precipita al infierno por él atizado y sufre los estragos de lo que antes ejerció con perversa maestría e impunidad.

Esto es, el tabasqueño es según sus alegatos mal trazados, víctima de una campaña de acusaciones en su contra que no se comprueban y que sólo atacan su “buena imagen” al grado de patalear desenfrenado en su exigencia que todos lo exoneren y hasta reclama al gobierno de los Estados Unidos, intervenga para acallar a medios y periodistas se retracten de sus señalamientos.

Todos ellos, vale la pena recordar, surgidos de indagatorias documentadas y que obran en los archivos de la Administración de Control de Drogas, DEA por sus siglas en inglés, y que según trascendidos, aún mantiene en sus gavetas varios expedientes, con fotos, videos y grabaciones que confirmarían el contenido de Operación Polanco, fuente de consulta de reporteros y medios, que han roto la credibilidad obradorista y lo tienen estigmatizado por sus presuntos nexos con el crimen organizado. (https://insightcrime.org/es/operacion-polanco-dea-investigo-campana-presidencial-amlo-2006/)

Desde pataleos berrinchudos y amagues autoritarios, hasta enfrentamiento frontales con quienes lo han increpado por violentar la confidencialidad de una de las periodistas que se metieron al tema y exhibir públicamente datos que se consideran confidenciales, hoy no sólo López Obrador sufre los efectos de la ponzoña lanzada con macuspana alegría, sino alcanza por igual a sus familiares y miembros del círculo cercano, cofradía insaciable que se ha dado vuelo metiendo manos y pies al cajón de los caudales con voracidad siniestra.

Así lo que algunos llaman karma, comienza a formar una tormenta perfecta de lodo y estiércol, materia que abonó y produjo durante más de cinco años de gobierno fallido quien hoy se muestra desubicado, sin brújula y con una decadente imagen que sólo los millones de pesos invertidos en medios mercenarios y plumas chayoteras, la tratan de salvaguardar.

Esas tribunas entregadas al obradorato en defensa de inconfesables canonjías y aferradas a seguir succionando de la ubre federal, semejantes o más deleznables tal vez a las que tanto estigmatizó desde su pira mañanera que según sus especulaciones, abrevaron en el pasado de la mano de quienes ya no están, pero que ahora se afanan en el intento de vender que la popularidad del tirano se mantiene intacta y que así seguirá hasta octubre próximo en que entregue el gobierno fallido y país ensangrentado por él mismo teñido, gracias a los abrazos y no balazos que al cierre de este despacho sumaban ya 180 mil 417 ejecutados, con un promedio de 95 al día.

Cifras macabras que indignan y llenan de oprobio a los mexicanos de bien, incluyendo a los beneficiarios de las limosnas del bienestar y colovinos con que pretende mantener clientela electoral, pues nadie nunca antes en mil 914 días de estar frente a la presidencia de este país, había contabilizado más de 180 mil ejecutados y lo peor, que en los
217 días que aún faltan para terminar este sexenio del terror, aumentará.

Cantidad espeluznante que además aumentará como consecuencia de esa presunta complicidad con los narco aliados que se documenta y abona al reclamo creciente en contra de un narco presidente como el que se deja sentir a lo largo y ancho del México plagado de buitres y carroñeros al amparo del partido de Estado y la nueva mafia del poder, que ve con preocupación se le cierran los caminos y crece el riesgo creciente de acabar en prisión exiliados o bajo tierra, antes de delatar a sus cómplices del presente.

Los misiles enviados desde el país vecino seguirán cayendo en la carpa circense ubicada en Plaza de la República, y sus efectos son de pronóstico reservado, pero lo que no ha variado y ni va a variar, es la presencia cada vez más descarada del crimen organizado en el desarrollo del proceso hasta el domingo comicial, con la permisividad sospechosa del gobierno federal que por un lado se dice ajeno y por el otro deja al narco aliado actuar a manos libres y con total impunidad.

Michoacán bajo fuego

Si en el país las cosas son como para declararlo en su presente que ya no futuro, de pronóstico reservado, Michoacán una vez más se suma a lo pernicioso y negativo que resulta Morena en el poder. Por eso no sorprende que el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, naufraga y va de mal en peor, ante la falta de operadores políticos, irresponsabilidad en el manejo de los temas públicos, pero sobre todo, por esa tendencia enfermiza de imitar a su jefe Andrés Manuel López Obrador, en la discursiva de atacar y ofender, en vez de conciliar y construir.

Ahí están a la mano los pésimos resultados que se tienen en materia de seguridad y ahora, la ejecución de sólo dos candidatos a alcaldes por Maravatío en el mismo día y población.

Estado fallido por igual que ignora, en su repentina sordera, las voces que se alzan para exigir se garantice el desarrollo un proceso electoral vigilado por el Estado y garante de la paz social, hoy quebrantada por los narco aliados que llevaron al poder a Morena y hoy cobran la cuota por el favor brindado a Ramírez Bedolla.

Ola de violencia imparable que provoca un clima nada propicio para las inversiones que urgen vengan a generar empleos, desarrollo, oportunidades para nuestros jóvenes y no estar solamente bajo el amparo de las limosnas del bienestar, cuyo único objetivo es mantener viva una clientela electoral que pese a todo comienza a despertar.

Ejemplo de ello está en la pobre concurrencia al evento encabezado por López Obrador en su reciente visita a Michoacán, donde ni el acarreo les funcionó para dar cobijo al que hoy carga con el estigma por su presunta alianza con el crimen organizado.

Pero al margen de eso, Alfredo Ramírez Bedolla ha tomado como estrategia golpear y satanizar a los compañeros de su propio partido que considera enemigos, a sectores, autoridades de otros niveles de gobierno y gremios que como el transportista, lo único que han hecho es tratar de defender sus atropellados derechos en el uso de las libertades que todavía gozamos, pese a la tendencia autoritaria que hoy invade a México y de la que Michoacán no es excepción.

Es así que si hay resistencia de civiles para tratar de defender su vida y patrimonio ante los embates del crimen organizado, Ramírez Bedolla los amenaza de ser encarcelados si se atreven a portar armas en su lucha.

Claro que el amague no alcanza a los narcoaliados porque ellos se pasean con total impunidad y hasta se dan el lujo de asaltar en carreteras estatales convoyes de la Guardia Civil y del Ejército Mexicano, desnudar a los elementos, quedarse con armamentos, municiones y patrullas, como ya aconteció también en la autopista que conecta al centro con el bajío michoacano.

Y si el clero hace eco del clamor de los desplazados y víctimas de extorsión, pago de cuotas, derecho de piso, etc., Ramírez Bedolla los sataniza y desacredita exigiendo dejen la sotana y mejor se hagan candidatos de algún partido político para figurar en las boletas… pero jamás cumple con su responsabilidad de gobernante, de atacar el origen de la inconformidad.

El mal ejemplo que se tiene de Palacio Nacional, se sigue con rigidez en Michoacán y como auténticos títeres del gobierno federal, igual se le echan en contra a los transportistas que insisto, siguen firmes en defensa del atropello que representa una ley de movilidad hoy en tribunales, como también el robo en despoblado que representa la creación de un teleférico en Uruapan, como hay constancia ya en diversos foros y es escándalo del dominio público.

En cambio, a Ramírez Bedolla le importa muy poco detener las ejecuciones que se realizan contra trabajadores del volante como parte de la macabra venganza que se hace con apoyo de sicarios en Uruapan, Apatzingán y otros puntos de la entidad.

Por si fuera poco, desde lo que debiera ser el área donde tender puentes de entendimiento con la disidencia y diversidad de opiniones que hay históricamente en Michoacán -y de donde los que hoy mal gobiernan también surgieron-, se dan a la tarea de olvidar que la gobernabilidad forma parte del ejercicio de poder.

Primero Carlos Torres Piña, quien fue incapaz de lograr acuerdos incluso con los de su propio partido, pero creyó que con los recursos a su alcance sería suficientes para alcanzar candidaturas que hoy ve alejarse cada vez más, se dio la primera señal de incapacidad en la Secretaría de Gobierno.

Y cuando todos pensamos que por su trayectoria y oficio político en el relevo habría un mejor escenario desde esa compleja área de la administración morenista, los resultados son igual o peor porque a mal remedo de Torres Piña, el actual titular Elías Ibarra se muestra como cabeza de jauría y no como ente pensante y reflexivo, utilizando los medios pagados con dinero de los michoacanos para lanzar tarascadas y perseguir a quienes su corta visión y deteriorado olfato, coloca en la línea de enemigos a vencer.

Ahí está la feroz embestida que desde el jefe de gabinete del bedollismo, han emprendido contra ediles que como el de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar en uso de su autonomía, no se humilla ante la arrogancia del poder morenista.

Ataque de baja calaña que hoy les deja evidenciados al demostrar el propio alcalde moreliano que quienes matan, extorsionan y asaltan a civiles, son elementos de la policía estatal, sin que hasta ahora la jauría babeante diga absolutamente nada.

Bajo este contexto, nadie duda ya que si México es un desastre irremediable con Morena, Michoacán lleva la mano…

Vale…

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