México requiere ayuda externa que inhiba un narco fraude electoral que se fragua desde Palacio Nacional
Jorge Hidalgo Lugo
Con dos hechos por demás contrastantes, uno en suelo patrio y otro en territorio estadunidense, la conmemoración del 107 aniversario de la promulgación de nuestra Carta Magna, marcó sin duda lo que serán días convulsos por venir.
Por un lado, la victimización y enésima trampa mediática lanzada por Andrés Manuel López Obrador en busca de distraer la atención cuando crecen evidencias y acusaciones de sus presuntas ligas con el crimen organizado y el llamado de auxilio lanzado por Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz para que autoridades de Estados Unidos manden observadores y constaten la presencia de esos grupos fácticos el domingo comicial, para fraguar la narco elección y al menos con ello ayuden a inhibir el fraude que se cocina desde Palacio Nacional.
Así mientras la aspirante a la Presidencia de la República por el bloque opositor, pidió a investigadores de Estados Unidos la acompañen en su lucha por la democracia mexicana como observadores durante la campaña y jornada electoral, bajo el argumento lacónico de no dejar que la democracia mexicana “caiga sin aliados ni testigos”, López Obrador enunció un nuevo rosario de embustes donde destaca su obsesiva insistencia de desaparecer órganos electorales, organismos autónomos y tener el control absoluto sobre el Poder Judicial.
Ambos discursos con destinatarios diferentes pero que en el camino se cruzan por la necesidad de estar atentos a lo que se está proyectando heredar a los mexicanos a partir de la próxima elección presidencial: Democracia o Tiranía.
Por eso lo que Doña X, puso sobre relieve ante integrantes de Centros de Investigación de Estados Unidos que se dieron cita en el Wilson Center, en Nueva York, ese clamor generalizado que crece en un país ensangrentado por los narco aliados donde “la defensa de la joven democracia mexicana no puede quedar fuera de la agenda bilateral (…) porque la mayor amenaza a la soberanía y la gobernabilidad de México es el poderío e influencia del crimen organizado”.
Ajeno, al menos en su apariencia, López Obrador evadió acudir a Querétaro a la ceremonia tradicional con que se conmemoraría un aniversario más de la promulgación de nuestra hoy como nunca pisoteada Constitución General, para dar a conocer un paquete de reformas cuya inviabilidad es muestra clara de la verdadera intención del opresor:
Lanzar otra bola de humo con qué ocultar lo que se está formando ya como una tormenta perfecta que amenaza con arrasar al falso redentor y su camarilla, incluyendo a hijos, hermanos, amigos y demás beneficiarios del tráfico de influencias en que incurren con cargo al saqueo y quebranto económico de México.
De otra forma no se puede tomar en serio que dentro de sus propuestas se encuentre la de “Reconocer a pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho”, como si hasta la fecha el simple hecho de nacer en suelo patrio otorga los mismos derechos que a los demás cuyos orígenes incluso son de otras nacionalidades.
O bien la de brindar “salud gratuita para todos los mexicanos” como si el fracaso en la materia no fuera evidente con la mega farmacia sin medicamentos y el desprecio a la vida humana de pacientes en los hospitales públicos, como sucede hoy día en todo el país.
Y no sólo esto resulta un insulto a la inteligencia a la inteligencia, aún la de sus feligreses y advenedizos hipotecada a cambio de las dádivas que reciben, como es elevar a rango constitucional las “Becas para estudiantes de todos los niveles”, el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” y hasta el “Sembrando Vida”, cuya operatividad, transparencia y medición de resultados, son hasta la fecha secreto celosamente guardado en las catacumbas del palacete donde alberga el …
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