Jorge Ramos y “Operación Polanco” de la DEA, evidencian trasfondo de complicidad entre gobierno obradorista y crimen organizado
Jorge Hidalgo Lugo
La crisis de credibilidad en que ha caído por sus constantes yerros y evidencias probadas de corrupción, cínica deshonestidad en que ha caído por los abusos de poder en que incurren funcionarios y familiares de su fallido gobierno, escaló un nuevo rango al ser confrontado Andrés Manuel López Obrador por Jorge Ramos, periodista de origen mexicano que trabaja desde hace tiempo en los Estados Unidos.
Peor aún, que bajo el contexto de ese debate que tomó visos de pleito de callejón sin salida, circuló otro trabajo de investigación periodística firmado por Anabel Hernández donde se acusan los nexos y financiamiento que desde 2006 recibió López Obrador por parte del Cartel Sinaloa, cuyo contenido se deriva de un documento titulado “Operación Polanco” elaborado por la DEA región Norte y Centroamérica, oficina Ciudad de México y la División de campo de la DEA en Nueva York, Fuerza de Ataque Contra el Crimen Organizado y Control de Drogas. (https://www.dw.com/es/el-cartel-de-sinaloa-financi%C3%B3-la-campa%C3%B1a-presidencial-de-amlo-en-2006-i/a-68121426?fbclid=IwAR0q0HDlMglJizKiuAQQIM40XigCPE5_tjxrgefjd7u1cI4SSSxxmT1yclY).
Punta del iceberg que parece venirse encima de la endeble embarcación que presuntamente conduce como timonel la cada vez más desdibujada #EsClaudia, quien cifra su oferta de campaña precisamente en pedir apoyo y dar continuidad al proyecto que es expuesto en todos los ángulos por su incapacidad para gobernar un país y para lo que pide, apoyen a construir el segundo piso de la “transformación” que pronto sumará 180 mil ejecutados a manos del crimen organizado, con el que se liga al obradorato en siniestra complicidad.
Ambos temas no debe ser considerados como algo fortuito pues el presentador del Noticiero Univisión encaraba a López Obrador en la mañanera del pasado lunes con argumentos irrebatibles, datos duros expuestos sobre la violencia desatada que baña de sangre a la nación mexicana y que denota el fracaso de la estrategia “de abrazos y no balazos”, incluidos por separado los periodistas asesinados que también forman parte de la cifra macabra que dejará como herencia nociva el de Macuspana a su paso por Palacio Nacional.
Nada grato para el aprendiz de dictador que le hayan recordado que de acuerdo con organizaciones internacionales, México es uno de los países más peligrosos en el sexenio que transcurre para el ejercicio periodístico y sumen ya más de 43 tan sólo en 2023, según datos de Artículo 19.
Con gráficas y estadísticas en la mano cuya fuente oficial es por igual irrebatible, Jorge Ramos exhibió en su cara la realidad que hoy se vive en el país que, a base de un derroche insultante de recursos públicos, se pretende inducir al totalitarismo cooptando medios, comprando conciencias, amordazando actores, persiguiendo periodistas, subastando conciencias opositoras.
Según la organización Reporteros Sin Fronteras, año tras año, México se mantiene como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para los periodistas. Del año 2000 a la fecha, Artículo 19 ha documentado 162 asesinatos de periodistas en México.
Por eso el enviado de la cadena televisa con alta influencia en la comunidad latina de la Unión Americana soltó sin consideración alguna:
“Quisiera preguntarle sobre su sexto año, cómo va a dejar el país. México, usted lo sabe, es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. Por eso es preocupante, señor presidente, la filtración de datos de muchos de mis compañeros en esta sala de prensa por el peligro al que se arriesgan.
“Presidente, usted va a dejar un país sumido en la violencia…
“Y miles de desaparecidos que desafortunadamente han vuelto a desaparecer ahora de las cifras oficiales…
“Los datos son los datos y, si comparamos su Gobierno con otros Gobiernos, el número de muertos en su Gobierno es mucho mayor…
“¿Está dispuesto a reconocer con la realidad, con los datos, que su estrategia de militarización, lejos de traer más paz, ha traído más violencia?”, apuntilló el reportero ante el azoro de los asistentes.
Por toda respuesta López Obrador se limitó a decir que tiene “una visión distinta” y “otros datos”, y sacó sus propias cifras de homicidios que comparados con otros mandatarios le hizo lucirse con relación a su blanco preferido y el repunte que según el tabasqueño tuvo mayor índice de ejecutados con el expresidente Felipe Calderón gracias a su guerra contra el narco.
Todo para rematar con el mensaje, aviso, complicidad mal simulada a sus narcoaliados: “No vamos a cambiar la estrategia porque estamos ateniendo las causas que originan la violencia”.
Jorge Ramos aseguró que “México es un país violento, pero López Obrador replicó que es “pacífico, donde hay crecimiento, empleo y bienestar”.
“Nosotros, si continuamos con la misma política, lo vamos a resolver. Me canso ganso. Ya no nos alcanza el tiempo, pero si se continúa con misma política de atender a jóvenes, salarios justos, se va a resolver”, atajó el vecino del zócalo capitalino y acentuó la sonrisa forzada en su arrugado rostro.
Así el mensaje nítido y conciliador que mandó a sus cómplices, mientras que tomaba fuerza la primera entrega de Anabel Hernández donde, entre otras cosas se consigna que “una investigación realizada entre 2010 y 2011 por la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York y la agencia antidrogas DEA, hasta ahora secreta, obtuvo pruebas sólidas de que el Cartel de Sinaloa aportó entre 2 y 4 millones de dólares a la campaña de Andrés Manuel López Obrador cuando fue candidato a la Presidencia en 2006.
“Tuve conocimiento del caso desde 2020 como parte de una investigación de largo aliento que realizo desde 2019. El gobierno de Estados Unidos comprobó que el dinero fue entregado por Arturo Beltrán Leyva a miembros del equipo de campaña de AMLO durante el proceso electoral del 2006 a nombre del Cartel de Sinaloa. A cambio la organización criminal pidió contar con protección y tener el derecho a participar en el nombramiento del Procurador General de la República si López Obrador ganaba la elección.
“En ese tiempo Beltrán Leyva alias “El Barbas” obtenía ganancias multimillonarias del tráfico de drogas que alcanzaban los 400 millones de dólares mensuales. Era parte de la cúpula de la llamada Federación asociado con los narcotraficantes Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo” e Ismael Zambada García alias “El Mayo”, entre otros.
“Durante los dos años de investigación la Fiscalía y la DEA descubrieron y corroboraron quiénes fueron los protagonistas de esa trama.
“Por parte del Cartel de Sinaloa el principal responsable de hacer las negociaciones fue el narcotraficante Edgar Valdez Villarreal alias “La Barbie” uno de los principales socios de Arturo Beltrán Leyva. Roberto Acosta Islas alias “El R”, uno de los lugartenientes de “El Barbas” y encargado financiero. Y Roberto López Nájera, operador de los Beltrán Leyva, responsable del pago de sobornos del cartel a autoridades en México”…
Un documento que ya levanta ámpula y aumenta el sopechosismo de por qué este gobierno renunció a su deber de combatir al crimen organizado y dar protección a la vida de sus gobernados.
Habrá que esperar la segunda entrega del mismo como se anuncia, pero en tanto el tufo a podredumbre invade no sólo el territorio sangriento, sino alcanza niveles hasta ahora insospechado a escasos 4 meses de los comicios presidenciales.
¿Y usted va a ayudar así a construir el segundo piso de la transformación?
Vale…
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