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Sin dignidad y destrozado por López Obrador, Marcelo Ebrard vive hoy atrapado en su saliva

Jorge Hidalgo Lugo

Atrapado en su propia red, Marcelo Ebrard Casaubón dejó de tener credibilidad y hora pierde fuerza al interior de Morena, incluso entre los cuadros y simpatizantes que creyeron estar en la ruta de un liderazgo que haría historia y se posicionaría con dignidad, en la estructura encabezada por la corcholata que impulsa desde siempre el payasito de las mañaneras.

Mas para su desgracia, no fue así y ahora el ex canciller semeja estar atrapado en su saliva, inescrupuloso, mitómano, con una aparente rebeldía que hoy luce atomizada y carente de credibilidad, lo que hace imposible pensar en una salida digna a esta trampa por él mismo construida.

Porque lejos de intimidar o siquiera sacar de balance a la ungida por el dedo obradorista, las aguas que pretendió agitar se han mantenido en el cauce y Claudia Sheinbaum transita más que tranquila, en busca de organizar a los morenistas por diversas partes del país, donde dicho sea de paso, nadie le ha salido al encuentro para patentizar algún malestar o encono por la forma desaseada con que la impuso el dedazo del macuspano.

En ese lapso, incluyendo la farsa que representó la entrega del “bastón de mando” que no se replicaría en ninguna carpa de mala muerte, salvo en los dominios del que se piensa estar hecho por mano divina, sólo adhesiones, cargada de acomodaticios, oportunistas, busca chambas y queda bien, han alentado a la ex jefa de gobierno a su paso en este incipiente camino rumbo a la elección presidencial.

En tanto que Marcelo -aunque su verdugo lo sigue considerando su “amigo”-, dejó pasar el momento adecuado y la circunstancia propicia para subirse al barco morenista, del que ahora parece ya no formar parte de la tripulación ni como cabo de guardia, pese a que insista que sigue siendo parte del navío.

Actitud poco digna la del excanciller quien en las últimas horas anunció la creación de una asociación civil para organizar a sus simpatizantes y dar cauce a lo que llamó un movimiento político.

Sin rumbo, con la brújula extraviada, Marcelo Ebrard dejó en la línea de espera su salida formal de Morena y optó por responder al guiño que le lanzó desde el patíbulo mañanero su hoy verdugo, en espera que él sea quien lo siente en la mesa e instruya a su corcholata preferida, para que lo tome en cuenta con un papel protagónico en la farsa mal montada y peor interpretada por el hoy insurrecto extraviado.

Bajo la denominación El Camino de México A. C., mismo nombre del título que lleva su autobiografía lanzada en un libro este mismo año en que fue degollado, lanzó el anuncio con el apoyo de no más de 800 personas quienes suscribieron el nacimiento de esa expresión, pero sin mencionar realmente por dónde van a caminar y cuál el papel que tendrán en la campaña en ciernes.

A través de una encerrona, se limitó a señalar que dicho movimiento, “es una asociación civil, no es un partido, lo aclaro, porque los partidos no se pueden formar ahorita. ¿Por qué formamos una asociación? Es la forma de organizarnos, somos un movimiento político, eso es lo que somos, pero necesitamos tener nuestra propia forma de organización, y los pasos que demos serán del movimiento”, aseguró.

Huelga decir que esta expresión o corriente nace muerta porque los estatutos de Morena lo prohíben, aunque insistió en mencionar que se mantiene en espera del resultado que arroje la impugnación presentada ante la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, lo que a su decir será el detonante para decidir finalmente si se mantiene aún dentro del mismo movimiento.

Así las cosas, Marcelo el ya no carnal del opresor, deja un mar de dudas y no menos oleaje de confusiones porque se había mantenido en la discursiva de aparecer en las boletas electorales del próximo año, y con este nuevo lance abre un compás de espera con Movimiento Ciudadano, con quien al parecer habían pactado ir en calidad de serviles en respaldo a la causa cuatrotera.

Aunque hay analistas que consideran nunca fue firme la posibilidad que el ajusticiado y Dante Delgado hicieran mancuerna, porque el ex canciller sabía de primera mano la liga que Movimiento Ciudadano tiene con el mega fraude de Segalmex, hoy los indicios de esa porquería oficial comienzan a ser ventilados en investigaciones periodísticas como las de Reforma.

La posibilidad que Marcelo Ebrard no fuera con el partido naranja obedeció a los nexos de René Gavira Segreste, ex titular de la Unidad de Administración y Finanzas de Segalmex, quien pedía el “diezmo” a los beneficiados con contratos como la Comercializadora de Productos Lácteos de la Laguna, cuyo apoderado legal Juan Carlos Burillo González, denunció la entrega de al menos 120 millones de pesos a ese hoy prófugo de la justicia y protegido del gobierno federal, quien ”forma parte de una red en la que participaba el empresario Alejandro Puente Córdoba, amigo y operador del líder de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado”, según se consigna en el prestigiado rotativo.

Mientras se destapa la nueva cloaca cuatrotera que exhibe por qué Dante Delgado actúa en ese gatopardismo naranja, lo trascendente del tema es saber realmente hacia dónde se encaminará Marcelo Ebrard, porque como cadáver insepulto del obradorismo, comienza a apestar a Morena y el ambiente por el que busca transitar, cuya abanderada pese a toda la corrupción aflorante, oferta dar continuidad a la transformación que hoy tiene destrozado a México.

Igual que en la cinta cinematográfica éxito de taquilla en 1975, Atrapado sin salida basada en la novela homónima, hoy presenciamos la puesta en escena de Marcelo Ebrard con la versión morenista de Atrapado en su saliva… a diferencia que ésta no tendrá éxito, ni espectadores volcados para aplaudirla.

Vale…

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