Entra en pánico López Obrador y en su desquiciamiento impulsa a Xóchitl Gálvez
Jorge Hidalgo Lugo
Es un hecho irrefutable:
Crece el nerviosismo por el miedo que siente y Andrés Manuel López Obrador -principal animador de la campaña de Morena e impulsor del circo mediático en que convirtió la designación de su sucesor con seis corcholatas en la pista-, ha perdido el control y la agenda desde hace días dedicando todo su empeño en atacar a la oposición y ahora, en su misógina versión el intolerante la emprende contra Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.
Ausente del punto de equilibrio que siempre mantuvo como impulsor de la campaña de Morena hasta hace unos días, quien encabeza la tiranía mediocre en este país, se olvida de cualquier reglamento, pisotea las leyes y quebranta el Estado de Derecho, incapaz de recapitular que en vez de debilitar, está proyectando a niveles insospechados la candidatura que le hará frente en el 24 por esa incontinencia verbal que le caracteriza, al no conectar hoy menos que nunca, la apéndice bucal con el cerebro.
López Obrador se desdibujó como pocas veces y ante los eventos de crisis que su deteriorada gestión enfrenta en las últimas horas, sólo atina a sacar desde lo más hondo de su patológica personalidad, el insulto fácil, la agresión a flor de labio y el ataque visceral, pretendiendo con ello retomar el control de su discursiva y seguir construyendo el Maximato con el que sueña y por el que ha perdido cualquier equilibrio, si es que alguna vez lo tuvo.
Primero la acometida contra las incipientes reglas de operación que enunciaran los opositores, cuyas bajas y desbandadas por cierto no cesan, para enfocarse única y exclusivamente en otro de sus villancos favoritos donde hace blanco perfecto el veneno que destila: Claudio X. González.
Luego su alarde de gran gurú, adivino de feria, para anticipar con mucho tiempo de por medio, quién iba a ser el candidato surgido de esa ensalada insípida e incolora que representa dicha alianza, pero que comenzó a provocarle urticaria y salpullido en toda su deteriorada y vetusta humanidad.
Quiso jugar con el morbo de su feligresía y con ello tener el mando de la agenda, así se fue a la concentración donde con insultante derroche de recursos públicos, floreros y gerentes de Palacio Nacional que cobran como gobernadores, le atiborraron el zócalo de acarreados sin lograr el impacto pretendido, ante el hartazgo que estos desplantes causan ya, incluyendo entre su jauría babeante, descerebrados y prófugos del ácido fólico.
Pero al retornar y ver cómo iba en ascenso, de forma inusitada incluso para la propia protagonista de este desmesurado crecimiento entre los antes desahuciados opositores, el autócrata debió reprimir sus ansias para decir que el candidato de Claudio X. González era Santiago Creel y se le fue encima a Xóchitl Gálvez, a quien lo menos que le dijo es que se trataba de un “dedazo” de la oligarquía, que la candidatura como una política con arraigo y origen popular se construyó a partir de consultas con “intelectuales orgánicos” y detractores de su Gobierno.
Pero lejos que la cicuta vertida minara la credibilidad y crecimiento de quien aún no es candidata de nada ni de nadie, la de origen indígena ha tenido la grandiosa oportunidad de encarar y responder por cada uno de los ataques proferidos, al extremo de acusar de misógino y machista, a quien auguró “me va a tener que entregar la banda presidencial y la voy a recibir sonriendo”.
La estrategia fallida, como su propio gobierno, hace mella en el ánimo de las corcholatas hoy borradas de la agenda mediática y peleando sus propias guerras intestinas como se desprende de lo declarado al diario oficial del obradorismo, La Jornada, por el mismísimo Marcerlo Ebrard quien dio un paso adelante y dejó en claro que “lo único por lo que rompería con Morena, lo inaceptable, es que quieran hacer una chicanada, una cosa rara, una adulteración del sentido de la encuesta”.
Así la orden que les diera en la línea de salida el ahora desubicado bufón del circo morenista respecto a evitar “los debates públicos y polémicas, acciones de desprestigio, descalificación o agresión entre aspirantes… Sus seguidores deben cumplir estrictamente la misma regla”, han resultado letra muerta ante el fuego amigo que hoy viven las corcholatas, pero eso poco parece preocupar al acosador.
La paja en el ojo ajeno, al insistir que en el bando opositor hay un “gran elector” cuando quienes participan en las tres pistas circenses montadas desde Palacio Nacional se lanzan lodo al ventilador bajo la premisa que López Obrador y sus patiños en las entidades que mal gobierna Morena, tienen todo armado para que sea Claudia Sheinbaum la que gane la supuesta encuesta, pese a que en campaña sólo cause lástimas y despierte burlas, aun con sus cercanos y allegados por sus limitaciones discursivas, la ausencia de ofertas creíbles y su impavidez que invitan más a un cortejo fúnebre que a una campaña presidencial.
En tanto que los partidos de eso que llaman alianza opositora Frente Amplio por México, apenas salen de su propio estupor y ven el crecimiento popular que acusa Xóchitl Gálvez por lo que jamás de dientes para afuera, más a fuerzas que de ganas, acusaron a López Obrador de cometer actos de violencia política de género por sus ataques contra la senadora, aunque ahora de manera oportunista la quieren investir de panista, sin serlo.
Pero la oriunda de Tepatepec, cabecera del municipio de Francisco I. Madero en el estado de Hidalgo, si algo sabe y lo demuestra es defenderse sola y hasta ahora va también ganando la partida, en ese terreno, a un desencajado López Obrador al extremo de sacarlo de su estado de confort y tampoco atinar cómo amortiguar los impactos mediáticos por haber entregado el país a los narco aliados que parecen sublevarse, como lo dejaron en claro con el secuestro de trabajadores de seguridad en Chiapas o la crisis humanitarias que se sufre desde hace años en tierra caliente Michoacán, gracias a los abrazos y no balazos.
En resumen, López Obrador sufre a un año de las elecciones ante la posibilidad real de un pueblo que puede despertar y que no son de su clientela electorera, millones que no viven a expensas de las limosnas del bienestar y que esperan un poco más de motivación para volcarse en las urnas para acabar con la pesadilla generada por Morena y sus excesos de poder…
Vale…