A México se lo sigue cargando el payaso… pero el de las mañaneras de Palacio Nacional
Jorge Hidalgo Lugo
En medio de una creciente inconformidad por la abierta y flagrante violación a las leyes en que Andrés Manuel López Obrador incurre, como dueño de Morena y bajo el arbitrario ejercicio del poder presidencial con que somete a su capricho a las instituciones, comenzó la “farsalera” de Morena cuyo objetivo final será tener candidato para mediados de septiembre próximo.
En esta farsa mal montada con reminiscencias del priismo dinosáurico, el terreno ha sido preparado para que el nuevo Instituto Nacional Electoral sirva de indigna comparsa, testigo amordazado de cuanto atropello al marco normativo se les ocurra realizar, luego que en pleno fueron llevados ante su amo a Palacio Nacional, donde les leyeron la cartilla y fueron prevenidos de lo que pueden y no hacer para no cruzarse en el paso de la tiranía mediocre.
Y por si fuera poco la escenificación de estos juegos del hambre, tienen también de su lado a ese pestilente y detestable batidillo en que se ha convertido la llamada “alianza opositora” que sigue adormilada, estupefacta y complaciente, ante los abusos y atropellos que se orquestan desde Palacio Nacional, en espera de un milagro que les regrese la inteligencia perdida, el valor conculcado a golpe de amenazas y amagues dictados desde el patíbulo mañanero.
Así las cosas, el terreno está pavimentado y ni por asomo se vislumbra en el horizonte alguna señal que pudiera impactar a millones de mexicanos que se mantienen expectantes de conocer una figura, un perfil, un nombre con el que se identifiquen y resurja el resentimiento adormilado para cobrarse las afrentas que han sufrido con el gobierno fallido, que hoy puede sólo presumir como logro indiscutible haber entregado 81 por ciento del territorio nacional al crimen organizado, desde donde opera contra la gente de bien, que aun cuando se dude, todavía hay en este país.
Eso que llaman sociedad civil que se resiste a creer otra vez en los partidos políticos, dirigentes y actores, cuyo tufo a descomposición alcanza varios kilómetros de distancia.
Esos millones de votos que incluyen los desencantados por la destrucción que López Obrador sigue haciendo del México que recibió y de lo que aún no descansa, ni asoma intención alguna por detener porque como él mismo lo asegura, hay que dar “continuidad a la transformación” que desde su patológica jmente emprendió en el México de hoy empoderado por narco aliados y sus cómplices silenciosos, los jerarcas castrenses que someten al Ejército, otrora orgullo nacional.
Convencido como está que sus atracos electorales seguirán operando al no haber resistencia alguna a la vista, López Obrador teje la estrategia y con perversidad patológica, embauca y pretende que todos le crean, se trata de un ejercicio democrático en el que ha metido a cuatro de sus corcholatas, con las rémoras del Verde y del PT, quienes sienten haber logrado el objetivo de alcanzar nuevo hueso en el sexenio por venir.
Velasco y Noroña, Insaciables y depredadores que por igual mandan la señal a sus copartidistas, que éste es el único camino y por el que deben transitar en estados y municipios para no quedarse sin disfrutar de la generosa ubre presupuestal, que estará al alcance de militantes y no pocos oportunistas que defeccionen de otras siglas y como las ratas cuando el barco se hunde, ya buscan cobijo en estos moderno vampiros de la política nacional.
Mientras que Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, se prestan a participar en la “farsarela” obradorista, a sabiendas que la decisión está tomada con antelación y los dados cargados ruedan sobre el tapete verde, con la ex jefa de gobierna como recipiendaria del dedazo que habrá de ungirla como su mascota y sucesora.
Perfil adecuado para imponer su Maximato y siga destruyendo al país desde La Chingada, a donde ha ofrecido se irá al terminar este sexenio el de Macuspana, ahora con la mascota que impondrá en su lugar para los años por venir y hasta donde la vida le preste oportunidad de seguir depredando al país.
Esto, sin duda, es el principal obstáculo que presenta el ex canciller, toda vez que por su formación y experiencia difícilmente se prestaría a ser comparsa o dejarse mangonear por el tabasqueño si llegara a ocupar la silla presidencial.
De los otros restantes ni mencionarlos porque sus posibilidades son tan magras que ni ellos mismos parecen dispuestos a gastar recursos, echar dinero bueno al malo. Y si mucho se apuran, los 5 millones de pesos que les entregará Morena para sus “viáticos” irán a parar a sus cuentas personales, por aquello de la ambición desmedida de incrementar patrimonios, haiga sido como haiga sido, según el clásico.
No obstante, está visto que Marcelo Ebrard seguirá marcando agenda en esta “farsarela” como ya antes lo hizo presionando para que dejaran sus cargos las demás corcholatas y hasta “futurear” con el gabinetazo, tocando a la suerte que alguno de la dinastía obradorista, le quiera seguir el juego como fue apenas el caso del príncipe heredero del trono, quien de inmediato se desmarcó de la trampa mediática tendida por el pupilo más aventajado que pudo tener Manuel Camacho Solís.
Costal de mañas y recursos abrevados de ese PRI del que tanto se quieren descartar, pero del que siguen aferrados con la esperanza que el dinosaurio no muera, sólo cambie el ropaje tricolor, por el guinda hoy predominante.
Mientras tanto, a México se lo sigue cargando el payaso… pero el payaso de las mañaneras de Palacio Nacional.
Vale…