Orlando Daniel Hernández
Aquí es un lugar de sentimientos encontrados, llega gente rica, pobre o de medio pelo y todos al pozo, dice Ramón “N” un sepulturero del Panteón de Morelia.
Tímido, da un sorbo a su café en una de las primeras frías mañanas de temporada y en plática informal con este redactor, comentó: “las cosas están por ponerse buenas, el arreglo de tumbas está entre los 90 y cien pesos”.
Si hay más que hacer, el precio sube, agregó.
A la entrada al camposanto, hay otros trabajadores del recinto quienes están rodeados de la familia de gatos que habitan en este lugar desde hace lustros y que igualmente saborean de un café, listos para su jornada laboral de hoy.
Por día de Muertos ya comienza a sentirse el ambiente, desde hace dos semanas se ha incrementado poco a poco el número de visitantes, es la fecha en que hay más visitantes junto al día de Madre y del Niño, precisó.
Luego de la plática de despidió.
Pero en el recorrido se pudo constatar que al interior es mínima la presencia de visitantes a sus deudos, aunque son cerca de las 8.00 horas, el ambiente es tenso, el cantar de las aves y el paso de la fauna se deja sentir en medio de las tumbas.
Algunas lucen ya el paso de los años y el abandono.
Otras, las más recientes muestran globos y flores, como la de un infante que voló al cielo hace apenas unos días.
Así es el ambiente que se percibe en el Panteón Municipal de Morelia que se alista a recibir a cientos de morelianos por el Día de Muertos este dos de noviembre.