Recuperación y Desafíos Económicos de Michoacán

Heliodoro Gil Corona

La economía de Michoacán ha enfrentado de manera sistemática escollos coyunturales y estructurales que han impedido contar con mejores condiciones de desarrollo para los municipios, las regiones y los hogares de los michoacanos.
Lo coyuntural tiene que ver con los impactos económicos adversos provocados por la pandemia y en 2022 a la invasión rusa a Ucrania y, en la óptica estructural, se refiere a los problemas que se vinculan con la inercia que trae la economía estatal desde 2000 y al deterioro que han experimentado sectores clave de la estructura productiva local.
El escaso crecimiento económico observado, la precariedad laboral y la pobreza, se han convertido en el cimiento del deterioro constante del tejido social en la mayoría de los municipios de la entidad.
Es cierto, la economía michoacana en el largo plazo ha crecido poco. Entre los años 2000 y 2021, la economía estatal reportó un crecimiento económico de apenas 1.7% y, en el periodo reciente, de 2016 a 2021, el PIBE experimentó un crecimiento promedio anual de tan solo 0.9%.
El campo sin duda es gran nutriente de la economía michoacana, pero también necesario advertir que experimenta condiciones de polarización preocupante. Por un lado, prevalecen productos agrícolas altamente rentables como el aguacate, el limón y los berries y, por otro lado, existe una producción de maíz, frijol y trigo, entre otros bienes, en condiciones de franca precariedad económica y pérdida de viabilidad productiva para los trabajadores del campo. Las actividades rurales participan actualmente con el 13.5% en el PIBE.
El sector secundario estatal perdió dinamismo y participación en la economía estatal. Se trata de un sector rezagado, desintegrado, aislado de los mercados mundiales y con modesta aportación empresarial cuyas inversiones han estado abocadas principalmente en las actividades de comercio y servicios.
Este deterioro de las actividades industriales ha generado perturbaciones en la estructura económica estatal: desintegrando las cadenas de valor y sus ecosistemas, restando la participación en el PIBE y cancelando los empleos mejor remunerados en el mercado de trabajo estatal. Hoy día las actividades industriales participan con el 15.5% en el PIBE, cuando en 2000 contribuyeron con 23.5%.
Poco se ha hecho para tratar de revertir esta lamentable situación de uno de los sectores fundamentales de la economía estatal. Ha sido muy evidente la carencia de programas, proyectos, estímulos fiscales e inversiones en las actividades secundarias.
En lo que toca a los servicios, que por cierto se han visto socavados por la fuerte presencia de la economía informal, sigue siendo el principal soporte de la economía estatal. Es el sector que más contribuye a la economía estatal, aunque está convertido en el espacio en donde se anidan actividades económicas informales relacionadas con el comercio interno, causa del deterioro de las tareas productivas terciarias. En conjunto, los servicios participan con el 71.0% en el PIBE.
En perspectiva la tendencia del PIB michoacano ha sido declinante de 2016 a 2019 con tasas que bajan de 4.2% a 0.0%, entra en recesión económica en 2020 con caída del PIB de (-) 6.4%, para luego apuntar a una recuperación en 2021 y 2022. En 2021 el PIBE experimento un rebotito de 2.4%, acompañado de un repunte de las actividades rurales de 5.8%, un aumento de los servicios de 3.3% y una caída de las actividades industriales de (-) 4.7%.
Entre enero y septiembre de 2022 el conjunto de las actividades económicas de Michoacán tuvo un crecimiento anual de 2.6%, desde el 2.8% registrado en igual periodo de 2021, con base en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE).
En la recuperación económica observada fue clave el desempeño de las actividades industriales durante este periodo. De enero a septiembre del año pasado el sector industrial de Michoacán expresó un aumento de 4.0%, apoyado en el acentuado incremento de la industria manufacturera de 5.5%, el repunte de la generación de energía eléctrica, agua y gas de 5.2% y con una recaída de la minería de (-) 3.4% y la industria de la construcción de (-) 0.1%.
En esta ruta de recuperación le siguieron las actividades de los servicios con un aumento anual de 3.1% y el decrecimiento del sector rural con una tasa de (-) 1.3%, en estos nueve meses del año pasado.
Todo apunta que las actividades económicas de Michoacán experimentarán un crecimiento en todo 2022 en un rango entre 2.0% y 3.0%, con una estimación específica de 2.5%, ligeramente superior a la tasa del PIBE de 2021 de 2.4%.
A partir de lo anterior, se desprenden los principales desafíos que deberán de enfrentar el sector productivo, los tres órdenes de gobierno y la sociedad en general.
La tarea macro consiste en apuntar con tiros de precisión hacia una economía que sostenga un crecimiento sobre una tasa de promedio anual de 4.0% en los próximos 5 años.
Los factores que pueden contribuir a propiciar un crecimiento económico sólido y constante tienen como sustento los componentes de la demanda agregada estatal: el consumo interno, la inversión y las finanzas públicas.
Una vía para fortalecer el consumo interno estatal estriba en ampliar las oportunidades de trabajo formal y a la vez reformular las precarias condiciones del mercado laboral estatal. El primer paso es acrecentar la masa de trabajadores mediante una mayor creación de empleo formal de manera sostenida, capaz de generar en promedio en cada año cuando menos 40 mil plazas formales en los próximos 5 años, lo que implica diseñar políticas públicas que permitan dotan de contenido y un mejor trazo de las herramientas operativas vinculantes entre empresarios y gobierno estatal.
Aunado a lo anterior, es indispensable proveer de dimensión económica y social al flujo de recursos frescos que reciben los municipios de la entidad a través de las remesas familiares. El fundamento operativo consiste en ejecutar un programa integral de uso racional de las remesas orientados a fortalecer el capital humano (salud y educación) y el capital físico (vivienda y bienes duraderos) de las familias de los migrantes y sus respectivas comunidades. El objetivo será forjar una nueva cultura de ahorro familiar, no solo para atender necesidades de gasto corriente para el sostenimiento del hogar, sino sobre todo para acrecentar los satisfactores que otorguen sostenibilidad económica y opciones de emprendedurismo en un marco de plena libertad familiar en la aplicación de estos importantes recursos.
Potenciar las distintas fuentes de inversión productiva es vital para impulsar el crecimiento de la economía estatal. Partiendo de reconocer el efecto multiplicador de la inversión se hace indispensable fraguar un capital constante anual de por el orden de 50 mil millones de pesos, con la atracción de inversionistas locales, nacionales y extranjeros; y, una mayor concurrencia de capitales públicos de los gobiernos federal, estatal y municipales.
Transformar de fondo la administración de la hacienda pública estatal es un requisito indispensable en este proceso de construcción de una nueva economía de Michoacán. En este propósito se debe partir de innovar la funcionalidad de los recursos humanos, materiales y servicios de la Secretaría de Administración y Finanzas, disponer de un modelo hacendario estatal basado en la reformulación de las fuentes de ingresos locales, la implementación de una nueva Ley de Coordinación Fiscal estatal y la instrumentación de un sistema de contribuciones locales basado en un renovado enfoque de responsabilidades regionales de los vigentes distritos rentísticos municipales. Lo que se trata es de lograr en el corto y mediano plazos una mayor participación de los ingresos propios en la estructura de ingresos estatales. Hacer menos vulnerable las finanzas locales debe ser una prioridad.
La estructura administrativa sigue requiriendo de una renovada arquitectura institucional que se distinga más por los mejores desempeños y resultados, y no por la suma acumulativa de tareas encomendadas con desperdicios de recursos humanos, materiales y financieros. El principio es hacer más con menos con el objetivo de priorizar la ecuación de ahorro = inversión.
La tentación de nueva deuda tiene que meterse en el cajón por un buen rato. El costo del servicio de la deuda seguirá siendo caro en 2023 y 2024, toda vez que se estiman tasas de interés elevadas que representarán una fuerte sangría para finanzas públicas de Michoacán.
Estos algunos trazos para hacer frente a los desafíos económicos de Michoacán.

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