LA COSTUMBRE DEL PODER
Gregorio Ortega Molina
*No ocurrirá así, pues las candidatas presidenciales y su entorno ideológico y operativo lo único que buscan es que todo permanezca, porque de otra manera no podrán sobrevivir a la experiencia, pero sobre todo debido a que no buscan resolver los dilemas de los gobernados, sino satisfacer sus apetitos, de todo tipo. Son seres humanos, tan normales como cualquiera
Imposible no llegar a la conclusión de que quienes gobiernan México no lo aman, lo ven como negocio y usufructo personal, porque eso indican al empeñarse en conservar una institución presidencial que daña, lesiona, al ser garantía de corrupción e impunidad.
El presidencialismo con poder metaconstitucional dejó de ser necesario. Los caudillos desaparecieron, el partido único es casi inexistente, los sectores fueron transformados en los servidores de la nación, y los otrora líderes obreros devorados por el poder económico de sus patrones, como es el caso de Francisco Hernández Juárez.
Las dos piedras angulares que dieron aliento a los gobernados para soportar tanto abuso -educación y salud- hoy nada ofrecen. Al sector salud lo hicieron totalmente disfuncional, y el proyecto educativo quedó convertido en una barata apuesta ideológica cuyo espejo está en Venezuela y Cuba. ¿A eso aspiramos?
En algún momento pensé en el ejemplo de Adolfo Suárez, en el Pacto de la Moncloa, pero nada que ver, la madurez cívica y la participación política de la sociedad española es producto tanto de su República como de la dictadura. Aquí no facilitamos la consolidación de las instituciones, y mediatizamos la participación de la sociedad, en una complicidad del sindicato magisterial, el proyecto de gobierno modificable sexenalmente, y con el apoyo del soldado del PRI, Emilio Azcárraga Milmo.
En 2011 Manlio Fabio Beltrones intentó abrir una ventana y no se lo permitieron. ¿Qué era eso de los gobiernos de coalición? De haberlo escuchado no estaríamos en el brete en que la 4T nos colocó. Las instituciones funcionales del Estado han sido y continúan siendo desmanteladas. Se quiere la preeminencia del Poder Ejecutivo por encima de la Constitución y de la realidad.
Arreglar los daños, restituir el proyecto de Nación original, requiere de una cirugía mayor. Sí, un gobierno de coalición, pero fortalecido con un presidencialismo parlamentario y un Primer Ministro. Debe escindirse el enorme poder presidencial. Su titular será jefe de Estado, el Primer Ministro convertido en jefe de Gobierno.
No ocurrirá así, pues las candidatas presidenciales y su entorno ideológico y operativo lo único que buscan es que todo permanezca, porque de otra manera no podrán sobrevivir a la experiencia, pero sobre todo debido a que no buscan resolver los dilemas de los gobernados, sino satisfacer sus apetitos, de todo tipo. Son seres humanos, tan normales como cualquiera.
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