Orlando Daniel Hernández
A veces es peligroso, pero tenemos que trabajar para el sustento familiar, señaló un joven identificado como Arturo “N” de tan solo 23 años de edad y quien desde hace un año labora como conductor de UBER en esta capital.
Luego de mucho insistir, accedió a platicar con este redactor, pero sin fotos ni grabaciones.
Señaló que, es lamentable que ahora además de las agresiones e inconformidades de algunos transportistas del servicio público, “que no todos porque algunos son muy buena onda, estén creciendo los robos y hasta los famosos levantones”.
Ahí está, esgrimió, el de nuestro compañero Jesús que sigue desaparecido cuando realizaba un viaje a Copándaro, es demasiado riesgo a cualquier hora del día.
Sin estigmatizar ni dar nombres, admitió que hay colonias peligrosas sobre todo las del Norte de la ciudad y algunas que se ubican sobre la salida a Quiroga.
Lamentó que algunas agrupaciones de taxistas traten de meter miedo, y hasta han colocado mantas de prohibición para levantar pasaje sobre el Distribuidor de la salida a Salamanca, además de la zona de Xangari.
Agregó que por el momento no estudia puesto que la pandemia pegó y sus padres no pudieron apoyarlo más para continuar su licenciatura, “me gusta la programación y manejo de drones, estoy en un año sabático, pero siendo el mayor de los hijos con gusto estoy ayudando con los gastos, ya vendrá el estudio más adelante, de eso estoy seguro”.
Culminó el viaje pero insistió en señalar el peligro que representa en esta condiciones “realizar un trabajo sano en donde se conoce de todo, veo cada cosa, pero es mejor callar”.