Opinión en breve
Lorena Cortés
La cultura del narcotráfico no es reciente, especialmente en México y Colombia (y otros países) ha permeado en la literatura, en series y novelas de televisión, corridos del narco y los acuñados como corridos tumbados y belicones que según los especialistas es un “subgénero del regional mexicano” en donde la música del reggaetón y el hip hop se encontraron, y que narran vivencias urbanas, con un explicito culto al dinero, al poder a la cosificación de las mujeres etc.
En un ambiente donde se venera a Jesús Malverde y prevalece un fervor por los símbolos de la cultura narca, creció Hassan Emilio Kabande Laija, mejor conocido como Peso Pluma, que como cientos de miles de jóvenes en este país, nacieron en una época en donde el mundo del narco los acecha.
Sin duda la fascinación por figuras aspiracionales de poder, violencia, ostentación y frivolidad han ganado terreno en una base social de niñas, niños y adolescentes que desde que nacieron han estado expuestos a una vorágine de violencia.
Los arquetipos e imágenes culturales del narcotráfico han sido socialmente construidas y cambiantes con las épocas. Son parte nos guste o no, estemos de acuerdo o no, de un pensamiento colectivo.
De igual forma los corridos tumbados, belicones o canciones de calle como las llama Santa Fé Klan, se enfrentan prejuicios sociales que tradicionalmente han criminalizado lo urbano, lo tumbado osea lo callejero, con claros elementos racistas y clasistas.
Peso Pluma hablando claramente, hace apología de la violencia y el crimen. Socialmente aceptada y promovida desde los medios de comunicación. Las narraciones del culto a lo narco se nutren de las realidades y vivencias en los contextos donde el narcotráfico existe, al final arraiga una visión de la vida. En un México con niveles epidémicos de violencia homicida y de violencia feminicida, es muy doloroso que las narrativas en determinadas expresiones artísticas hagan reverencia al simbolismo narco.
Para el periodista y académico colombiano Omar Rincón, al final el narcotráfico es el resultado del capitalismo salvaje, una cultura que todo vale para salir de pobre.
El narcotráfico y sus expresiones culturales son posibles no por que no exista una ley que las castigue, generan estructuras estéticas, cohesión social y lenguajes deseados, compartidos entre muchos integrantes de la sociedad.
Aludiendo al periodista Luis Sánchez Barbosa, el éxito y transformación de las expresiones culturales del narcotráfico dependen en buena medida de la victoria o derrota de las construcciones culturales de nuestra sociedad y nuestros gobiernos.