Parece que la presidenta electa obedecerá al ganso ¿A pesar de crisis?

Yo Campesino

¿Habrá cambio?

Miguel A. Rocha Valencia

Primero se abrió una ventana de esperanza y volvió la calma. Hoy se asumen medidas en caso de devaluación, repunte de inflación y la falsa de solvencia al iniciar el próximo sexenio.

Cuando la presidenta electa salió a decir que las reformas al poder judicial se harían con calma y dialogo los mercados de tranquilizaron, pero luego de comer con el ganso dijo que siempre no, que los cambios iban al iniciarla nueva legislatura y el peso volvió a perder. El propio mesías tropical se encargó de confirmar que lo de la elección de ministros, jueces y magistrados, no era negociable y se haría.

El único freno sería que ninguno de los presuntos senadores de oposición doble las manos, lo cual resulta casi imposible y no otorgue su voto para la mayoría calificada que apruebe las reformas, al menos no antes de que se vaya a La Chingada el profeta de la 4T.

No sabemos si la nueva jefa del Ejecutivo tenga otros propósitos, aunque quienes la conocen dicen que será un nuevo estilo de gobierno a pesar de las tentaciones autoritarias que le abre el tener un Congreso a modo, así como los de 26 entidades del país incluyendo la Ciudad de México. Los mismos hombres de negocios creen que será un gobierno diferente.

Empero hay acciones que hacen creer lo contrario y una de ellas es que el Banco de México a través de su gobernadora y la propia secretaría de Hacienda ya le entraron al quite y para contener por un lado una posible devaluación drástica del peso, se anunció la intervención del banco central seguramente mediante la subasta de dólares y por el otro lado, la dependencia comandada por Rogelio Ramírez, hará pagos adelantados de intereses de la deuda.

El tema con esta segunda opción es que el presunto pago se hace no con recursos propios sino mediante bonos y eso simplemente es postergar débito, pero a un interés mucho mayor, por arriba del 11 por ciento anualizado, de tal suerte que los mil millones de dólares que se van a “pagar” se traduce en tapar un hoyo escarbando otro.

Es decir, el débito no baja, se posterga como lo ha hecho esta administración para dar un sesgo de estabilidad a las finanzas públicas que están “sentadas” en una política de endeudamiento que le va a dejar a la sucesora.

Es una medida para darle “aire” a la administración que va a iniciar ya que no sólo deberá recortar su gasto en casi 900 mil millones de pesos, sino que no cuenta con un solo fondo de contingencia como los tuvo el caudillo de Macuspana quien desde el inicio de su gestión tuvo dinero para regalar y comprar el agradecimiento popular hasta llegar a 25 millones de familias.

Pero, además, quien ocupará Palacio Nacional a partir del primero de octubre ya reiteró que no habrá rompimiento con su padrino y eso lo tomaron muy en serio las calificadoras de deuda especialmente Moody’s que tiene los ojos fijos en los 110 mil millones que debe Pemex y vigila la transferencia de recursos fiscales para apalancar los pagos urgentes de la paraestatal a proveedores. Esto es que están pagando deuda con deuda.

El tema está muy complicado y aunque según los expertos por las dimensiones de la economía mexicana hay un margen a mayor endeudamiento, el tema es con qué se va a pagar si los recursos fiscales no crecen ni tampoco hay de dónde tomar dinero, aunque sí de recortar como las participaciones federales a los estados, pero hasta esas ya sufrieron merma luego de que por decreto el caudillo le perdonó a Pemex su aportación para ello.

La inquietud entonces no es sólo por las reformas que como dice el machuchón y su pupila, se van a realizar, pero los efectos pueden ser muy graves, no sólo se trata de apalancar el peso con la subasta de dólares, de los cuáles hay muchos, o que se cancelen proyectos de inversión.

Los analistas consultados por Banamex y el propio Bank of America centran la preocupación en que las calificadoras bajen tan solo un poco la calidad de la deuda mexicana y los tenedores de documentos como cetes se pongan nerviosos, más de lo que están, y un jalón de 35 mil millones o más puedan causar un problema profundo. Eso a pesar de que las reservas internacionales de Banxico anden cerca de los 210 mil millones de dólares.

Las señales son claras del mercado y del gobierno. La presidenta electa aún no tiene la sartén por el mango, pero lo tendrá a partir del primero de octubre ¿O no?

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