Orlando Daniel Hernández
Caminaba presuroso de la mano de mí hija quien en ese entonces contaba con 8 años, en medio de una incipiente lluvia para acudir a la ceremonia del Grito de Independencia en el centro de la ciudad.
Justo en la calle Aldama y Quintana Roo comenzamos a observar un corredero de gente: -“Mira, Papá, seguro se pelearon… -atajó mi pequeña Monserrat.
Eran casi las 11: 35 de esa noche del 15 de septiembre de 2008, cuando apresurarnos el paso. “Hay que ir por la Avenida…”, la instruí.
Apretujé más su pequeña mano y seguimos nuestro andar en medio de la felicidad de mi pequeña quien portaba feliz, la vestimenta tradicional de una noche mexicana.
De pronto y sin alcanzar a identificar, surgió un estruendo, al dar con la esquina de la avenida Madero y Quintana Roo, donde se ubicaba la Tienda de Aparatos y Muebles. Lo que vimos instantes después fue una escena dantesca.
Cuerpos esparcidos en el asfalto, con heridas a flor de piel y la confusión de no saber qué pasaba, nos obligó a correr.
Mi instinto fue poner a salvo a mi hija y como pudimos llegamos a la casa de mi madre, en pleno centro de la ciudad.
Regresé un tanto confundido a la escena y ya se confirmaba en las noticias lo insólito, lo nunca antes registrado: “Estallaron granadas, hay muchos muertos”.
No lo podía creer, justo por minutos podríamos haber sido parte del grupo de las víctimas del crimen organizado que aún en estos tiempos mata, genera miedo y se mantiene infiltrado en las esferas más altas.
-“Papá, ¿te acuerdas?”… -me preguntó esta mañana una vez más como cada vez que se celebra el Día del Grito.
Entonces, mi memoria ve sangre por todos lados en esa esquina, la pesadilla que nunca olvidaré.
-“Son escenas que recuerdo como si fuera ayer”… -me comentó mi hija ya convertida en abogada y quién en esa fecha cursaba la primaria en la Escuela David G. Berlanga conocida como “La Tipo”.
Pudimos ser nosotros, hubiéramos muerto por los intereses mezquinos de quienes dañan y destruyen familias… me quedé meditando en medio de un gran suspiro de alivio.
(Relato personal).