No sé hasta qué punto un escritor
puede ser revolucionario.
Por lo pronto, está trabajando con el idioma,
que es una tradición.
Jorge Luis Borges
Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez
Sheinbaum será presidenta, pero su elección no es un cheque en blanco para un “segundo piso de fracasos”, y para los que auguraban una jornada electoral con poca participación pues se quedaron con las ganas, a pesar de los esfuerzos realizados desde Palacio Nacional para infundir miedo porque le apostaron a su voto duro, aquellos 30 millones de votos que obtuvo López Obrador y que dilapidó en sus confrontaciones matutinas, la gente salió a votar.
Imposible olvidar aquel proceso del año 2000 en que se sacó al PRI de Los Pinos y se puso en la Presidencia a Vicente Fox fue el punto de partida y al mismo tiempo de no retorno para una naciente democracia. Así los panistas tuvieron sus 12 años y al segundo sexenio con un México de sangre a Felipe Calderón no le quedó de otra y entregó la presidencia al nuevo PRI con Peña Nieto a la cabeza, la historia ya la conocemos, la corrupción galopante terminó por abrir la puerta a López Obrador y ahí están sus logros, pura saliva y entregará malas cuentas al pueblo y su “corcholata” con un país prendido con alfileres en los frentes más importantes.
Lo cierto es que la gente se cansó de aquellos gobiernos retrógradas que lejos de cumplir se convirtieron en una secta de rabiosos de poder que lo buscan al costo que fuera y hoy no es diferente.
De las lecciones que deja la jornada electoral son el repudio a personajes como Arturo Zaldívar al salir de su casa para votar, a Sandra Cuevas en la fila de la casilla, al que se dijo independiente y terminó con los guindas Pedro Kumamoto, y hasta al mismo candidato Jorge Álvarez Máynez que saltó la fila al llegar a emitir su sufragio, a ellos se suman Rutilio Escandón, Rommel Pacheco y Rocío Nahle, son detalles pero también un termómetro social porque ellos, los políticos, viven de los impuestos que tributamos y les debe quedar claro que el voto sí castiga.
A todo esto hay que agregarle los incidentes de violencia en donde se reportó presencia de hombres encapuchados vigilando casillas como en Hidalgo, Michoacán y Morelos, además de toda la violencia que se generó durante las campañas con la muerte de diversos candidatos.
La mayoría de esa clase política tiene una gran deuda con la ciudadanía mexicana que son los que ponen y quitan porque incluso los cacicazgos más fuertes tienen fecha de caducidad y si no que le pregunten al PRI o al PRD que están reducidos a su mínima expresión, eso sí solo sus cúpulas tienen garantizados los lugares de privilegios.
No importa la filiación ni los miles de pretextos, todos sabemos que el país no aguanta más violencia y la futura presidenta está enterada que van más de 188 mil muertos, sigue el desabasto de medicamentos y la corrupción solo cambió de rostro y color, ya no hay tiempo para culpar a los de antes porque incluso López ya es el pasado, no debe haber más destrucción en las instituciones, ni en organismos autónomos, la SCJN no debe responder al presidente o a grupos, tampoco los árbitros porque los ciudadanos salen a marchar, hay voz y rostro, a pesar del clima enrarecido no hay miedo.
Insisto Claudia Sheinbaum sabe la triste herencia que le deja su mentor y que su presidencia no será un cheque en blanco, hay pueblo vigilante… pero mejor ahí lo dejamos.
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Hasta la próxima.