¿Habrá declinación?
Lo que funda toda escritura es el amor,
es hacer lo que amamos y amar lo que hacemos.
Y olvidarse del dinero.
Ray Bradbury
Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez
Que no se olvide que por un gobierno corrupto como el de Peña Nieto el PRI le abrió la puerta a Morena en el 2018, echaron por la borda la segunda oportunidad que el electorado les dio luego del año 2000 en que se dio la alternancia con Vicente Fox, después otros seis años con Felipe Calderón y a pesar de que vaticinaba la muerte del Revolucionario Institucional se repusieron y en 12 años construyeron al primer telepresidente de nuestra historia que a su vez le dio el paso a López Obrador.
Cuando el Pejelagarto les recetó la frase de que la oposición estaba “moralmente derrotada” tenía razón, en poco tiempo perdieron espacios en las Cámaras, dejaron de ser gobierno en diferentes estados y municipios, aunque hubo un ligero repunte en la elección intermedia del 2021 que se le debe reconocer a la sociedad que estaba cansada de tantas ocurrencias y para cerrarle el paso a Morena por lo menos en el Congreso, así fue más que por los buenos resultados de la oposición que siguió desorientada, tanto que el tricolor perdió Oaxaca, Hidalgo, Campeche, Guerrero y su último bastión que es el Estado de México, de nuevo no veía por donde se pudieran levantar de la lona.
Aunque la narrativa de Alejandro Moreno no fue de derrota, pues no les quedaba de otra, la realidad es que el PRI estaba tomado por el tal “Alito” que aguantó los embates de Layda Sansores, de Adán Augusto y las presiones del interior de su partido, al final lo debilitaron, pero no terminaron con él, así varios abandonaron el PRI como Omar Fayad, Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila e incluso tuvo fuertes roces con Beatriz Paredes que hoy se apunta como finalista en el proceso de Va Por México.
Seguramente entre Paredes y Moreno hubo largas pláticas, llegaron a acuerdos pues doña Beatriz tiene un colmillo largo y retorcido, se mueve como los viejos priistas anteponiendo el bien común, claro no para el país sino para ellos, eso es a lo que llaman ser institucionales, hombres y mujeres del partido.
Las cosas cambiaron drásticamente en el panorama de la oposición con la incorporación de Xóchitl Gálvez como contendiente, los del PRI vieron en Beatriz Paredes la posibilidad de emparejar la batalla interna, pero no les ha dado resultado, no se trata de conocimiento, ni de tablas, ni de retórica que en eso se la lleva de calle la priista, se trata de que haga frente a Claudia Sheinbaum o a Marcelo Ebrard y ahí es donde sube Xóchitl. Paredes Rangel ha perdido las últimas dos elecciones en las que participó, incluso pocos la recuerdan como candidata al Gobierno de la Ciudad de México, quedó en los últimos lugares.
Pero donde si ha sido eficiente es en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores, conoce como pocos el funcionamiento y sabe que los legisladores son piezas clave para el gobierno en turno.
Vamos a la recta final del proceso y aunque el número de afiliados al PRI es más que los del PAN y cuentan con mayor estructura, saben que van a ganar más si terminan por darle el paso a la hidalguense.
Ya hay voces que piden la declinación de la tlaxcalteca, pero insisto ellos ya ganaron y van a buscar más diputaciones, más candidaturas para los estados y hasta la Ciudad de México, están encareciendo su capital político que hace unas semanas no era tan prometedor como se les está presentando.
Beatriz Paredes Rangel va a terminar el proceso de selección, pero no habrá sorpresas la veremos levantándole la mano a Xóchilt Gálvez y será la primera vez desde su integración que el PRI no tenga candidato propio, ni modo se trata de sobrevivir a toda costa, el dinosaurio no termina por morir… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.