México patas para arriba
La moda pasa de moda.
La desnudez sigue intacta
como al principio del mundo.
José Emilio Pacheco
Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez
El presidente López Obrador es un mago en eso de desviar la atención de los problemas que consumen al país, ante la violencia y los embates del crimen organizado solo atina a decir que son campañas que se orquestan desde la derecha porque su candidata Xóchitl Gálvez no levanta, pero eso es harina de otro costal.
Claro está que sus seguidores todavía le creen a ciegas aunque el país este patas arriba, no lograron pacificar los territorios que se perdieron en el sexenio de Peña Nieto y han perdido otro tanto, aunque la saliva del ganso se gasta en decir que los índices de violencia van a la baja y que los programas sociales están dando resultado.
Nadie puede alegrarse de la terrible ola de violencia en la que estamos metidos porque no afecta solo a la administración de López, nos afecta a todos, la herencia que va a dejar será terrible para el sucesor, no importa quien sea, nos va a tomar años encontrar la paz, no digamos erradicar el narcotráfico, pero por lo menos controlarlo.
De aquella tontería de los “abrazos y no balazos” ya se están cosechando los amargos frutos, nada más 151 mil asesinados en lo que va del año, más de 30 mil desplazados, hay lugares donde se ha reactivado la migración a Estados Unidos por la inseguridad, hay temor en la población de morir en el fuego cruzado o cooptados por las bandas criminales, pero eso no hace mella en la conciencia del Pejelagarto que alardea de las remesas que entran al país, pero bueno ningún partido se salva, todos tienen responsabilidad,
Aunque en los discursos matutinos el presidente López pinta un país de fantasía que se asemeja a “Foxilandia”, todo va bien y lo malo es culpa de pasado, pero el promedio de asesinatos diarios es de 94, hay cuerpos colgados como en Toluca, destazados como en Hidalgo, las 2 mil 710 fosas clandestinas, madres que buscan a sus hijos y no han encontrado apoyo en el Gobierno Federal, masacres, secuestros y más.
Claro que no se debe de exonerar a ningún gobernador de su responsabilidad junto con los presidentes municipales, hay policías infiltradas y al servicio de los malosos, pero desde Palacio Nacional nos recetan que todo está bien.
Qué difícil es señalar en el mapa de México un lugar que sea un oasis donde se viva con tranquilidad, donde verdaderamente exista “pejelandia”, eso no sucede ni en Tabasco que es la tierra natal del presidente.
También he insistido en lo importante que resulta mandar los mensajes correctos por los canales adecuados y sobre el tema de inseguridad se entiende como una política de brazos caídos, de impunidad para los delincuentes y ahí también tiene una alta responsabilidad el Poder Judicial.
Como dice el clásico “la forma es fondo” y el saludo a la mamá de Joaquín “El Chapo” Guzmán, la liberación de Ovidio Guzmán en el “culiacanazo” por parte del comandante Supremo de las Fuerzas Armadas manda un claro mensaje de ¡no pasa nada!
Ahí está Guerrero que se convirtió en un lastre para Peña Nieto con los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, ahí se terminó el sexenio. No hace mucho Félix Salgado Macedonio con ayuda de López Obrador impusieron a la actual gobernadora de aquel estado en el que se reaviva la violencia, los bloqueos, saqueos a cualquier hora del día.
También sorprende la actitud de la presidenta municipal de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, quien departe en un restaurante con uno de los líderes del cártel de “Los Ardillos”, con pistola al cinto, cuando compañeros de los medios preguntan se incomodan y aplican las enseñanzas de su patrón, “es una campaña en mi contra” dicen.
Faltan 15 meses para que termine el sexenio y el presidente está obnubilado con sus corcholatas, de su secretaria de Gobernación no hay mucho que decir. Así queremos ¿continuidad con cambio?… pero mejor ahí la dejamos.
Entre Palabras
El IMSS se lava las manos en el caso de la menor fallecida en elevador de Playa del Carmen, si bien la empresa encargada no dio mantenimiento al ascensor, esto nos demuestra que no llegaremos a ser como Dinamarca…
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Hasta la próxima.
