Bajo fuego
El verbo leer, como el verbo amar
y el verbo soñar, no soporta ‘el modo imperativo’.
Jorge Luis Borges
Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez
Cuando López Obrador llegó a la presidencia en 2018 en el país se generaron varias esperanzas, una de ellas es que se diera un cambio. Hoy llegamos a su quinto aniversario con un gran decepción, la realidad nos alcanzó como suele ser cada seis años y el golpe de la verdad nos deja ver los fracasos en frentes como el sistema de salud, la violencia por el narcotráfico, corrupción, obras que están puestas en duda y los logros del presidente solo son de narrativa porque en los hechos va a heredar un tiradero.
Seamos claros, no se trata de un concurso banal de popularidad entre éste o aquéllos, se trata de someterse al rigor de una evaluación, porque llenar el Zócalo con los números que quiera ponerle Martí Batres resulta irrelevante cuando se tiene el sexenio más violento de la historia, la promesa de campaña de pacificar al país con “abrazos y no balazos” queda como una triste anécdota igual que las del pasado, no fueron diferentes pero si son incapaces, tan solo 159 mil 234 muertos en lo que va del sexenio y todavía nos faltan 15 meses de gobierno, aunque claro el presidente López se encuentra en franca campaña y tirando bombas de humo todas las mañanas para encubrir el reguero de sangre.
Se lo dijeron personajes como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que no entendían de qué se trataba eso de la Cuarta Transformación y que se corría el riesgo de tener otro sexenio perdido y para allá vamos. Luego se lo reiteraron las renuncias de Germán Martínez al IMSS por el recorte y supuesto ahorro que terminó por desatar el desabasto de medicamentos.
Carlos Urzúa a la SHCP porque se tomaron decisiones con poca evidencia que ponían en riesgo la estabilidad económica. Después vinieron otras renuncias y curiosamente los que se fueron del primer círculo de López, inmediatamente de ser expuestos ante sus hordas de salvajes como traicioneros, se convirtieron en sus principales críticos con conocimiento de causa.
No son pocas las voces que advirtieron del crecimiento de la violencia y los brazos caídos de la 4T para enfrentar a los cárteles de las drogas, así lo dijo el exembajador Christopher Landau cuando criticó la pasiva estrategia del Gobierno Federal y que las organizaciones criminales controlan entre el 35% y el 40% del territorio nacional, “los dejan hacer” dijo, el tabasqueño montó en cólera y a las pocas semanas Landau se fue del país.
Pero el saludo a la madre de Joaquín el “Chapo” Guzmán, el “culiacanazo” y la liberación de Ovidio Guzmán por órdenes del comandante supremo de las Fuerzas Armadas apuntaló el mensaje que el exembajador Landau había anticipado, si no se les daba manga ancha pues parecía que al gobierno no le interesaba mucho, eso cambió por la presión de EU por el tráfico de fentanilo y se logró la captura de “El Ratón”, días antes de que Biden visitara el país para la Cumbre de Líderes de América del Norte, aunque aún no ha sido extraditado a Estados Unidos.
Nadie puede decirse feliz por el fracaso de López en el tema de seguridad porque son vidas las que se han perdido, hay territorios en los que la Guardia Nacional, ni la Marina, ni el Ejército entran, hay pueblos en llamas, levantones, desaparecidos, cobro de piso, secuestros como en Chiapas y salvajes asesinatos como el de Hipólito Mora, otros estados como Jalisco, Michoacán, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, Quintana Roo arden, una verdadera carnicería, mientras que en Palacio Nacional hacen alarde de sus pocos dotes histriónicos diciendo que se les va a acusar con sus papás y sus abuelos, ya no tiene gracia, esas frases serán las célebres del Ganso.
El otro tema que trastoca la vida cotidiana de los mexicanos es el sistema de salud que sigue en pleno deterioro. En distintas columnas he abordado la situación de la tragedia que fue pasar del Seguro Popular al Insabi en la antesala de una pandemia como las del SARS-CoV-2 que nos dejó 334 mil 336 muertos oficiales, pero la cifra puede ser de 800 mil por el exceso de fallecimientos reportados. La corrupción en la adjudicación directa a empresas que desangran el erario y no hay transparencia en esas compras, los más de 3 mil niños fallecidos por no tener sus medicamentos oncológicos y que han sido llamados hasta golpistas por el zalamero de Hugo López-Gatell. A este funcionario hay que agregarle la desaparición de 35 Normas Oficiales que según él “no se necesitan”, pero de nuevo ahí están las advertencias para el que científicamente dijo “la fuerza del presidente era moral y no de contagio”.
Por cierto, hay un nuevo cambio de fecha para que México tenga un sistema de salud como el de Dinamarca, ahora será para septiembre del año 2024, es decir para el último mes de administración de López Obrador, con ello se vuelve a devaluar la palabra empeñada del PRESIDENTE de la REPÚBLICA, ya lo había hecho con el desabasto y no se cumplió, con la puesta en funcionamiento de la Línea 12 del Metro que colapsó dejando 27 muertos y tampoco se realizó. Seríamos ingenuos en creer que el sistema de salud será en unos meses como los mejores del mundo, si se tiene dos dedos de frente no se puede creer la operación y beneficio de las obras como el Tren Maya, Dos Bocas y como muestra está el AIFA, no hay evidencia que nos diga lo contrario.
Insisto, los mejores logros de la 4T son de saliva, como aquello de que no son iguales a los del pasado, que se terminó con la corrupción, ahora queda claro porque les aterra cualquier resquicio de autonomía, de fiscalización y de observancia ciudadana, quisieran un control como en los mejores tiempos del PRI para que no se supiera la corrupción de SEGALMEX que tanto le duele al presidente pero que justifica a Ignacio Ovalle porque unos priistas desalmados, de mal corazón lo envolvieron y por eso desaparecieron 9.5 mil millones de pesos en el sexenio de los diferentes y los humanistas. ¿De verdad lo justifica el pueblo bueno?
Mientras el país se incendia, el presidente López Obrador está muy entretenido con su juego de “corcholatas” para la sucesión presidencial, tanto propias como los de la oposición, así que seguiremos en la corrupción, la incertidumbre, la violencia y un sistema de salud que se queda lejos de ser el que merecemos, los fracasos son muchos y muy grandes, quizá directamente proporcional a la saliva que se han gastado en construir un país de fantasía.
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Hasta la próxima.