LA COSTUMBRE DEL PODER
Gregorio Ortega Molina
*Sí, tenemos que aceptarlo, Manuel Andrés López Obrador es, con todo, el presidente de la República más corrupto desde la Independencia, como lo muestra uno de los hecho más graves de su gobierno: el engaño perpetrado en contra de los padres de los 43. Destruyó la confianza en la autoridad, en él mismo, en la ley, en la Constitución y en el futuro de México. El regalo al Lord Protector de TV Azteca es nada
Los usufructuarios de las tarjetas del bienestar, los fanáticos de Morena, los fieles y los leales, cuya adhesión al movimiento está condicionada a lo que queda en sus manos, compraron, con los ojos cerrados, esa idea de que la corrupción implica, por fuerza, el que poco o mucho dinero cambie de manos.
Es estúpido considerarlo así. Hay muchas maneras de corromperse y de corromper. En el ámbito religioso está el pecado, y dentro de las creencias está la de la fe que relaciona la corrupción de la carne con tener vida eterna y resucitar, para disfrutar de ella.
Colindante con los asuntos de fe, encontramos la corrupción moral, ética, profesional, política, que no conlleva dinero debajo de la mesa, pero que tiene un costo social, anímico y familiar que socava la necesaria empatía para sostener la tan necesaria cohesión social para dar vida a la patria, a la nación, a las instituciones, al Estado.
La que más daño causa es la que proviene desde la cúspide del poder, desde la jefatura del gobierno, porque oscurece la relación entre gobernante y gobernados, y porque pervierte la confianza que los ciudadanos, los electores, debemos tener en nuestras autoridades, porque se descubre que es desde el centro mismo del Ejecutivo que proviene la impunidad, la que puede condonar ocho mil millones de pesos de impuestos, puede conculcar la ley y la Constitución y, además, encubre con su manto protector los delitos pecuniarios de su familia, amigos, correligionarios, cómplices.
Corrupción es destruir honras, prestigios y futuros con declaraciones a sabiendas de lo que se dice es falaz, pero se trata de satisfacer un rencor. Todo contra el Poder Judicial Federal, y nada contra esos MP’S que es donde se inicia el proceso del engaño en contra de la ley: integrar mal, con conocimiento de causa, las carpetas de investigación.
Sí, tenemos que aceptarlo, Manuel Andrés López Obrador es, con todo, el presidente de la República más corrupto desde la Independencia, como lo muestra uno de los hechos más graves de su gobierno: el engaño perpetrado en contra de los padres de los 43. Destruyó la confianza en la autoridad, en él mismo, en la ley, en la Constitución y en el futuro de México. El regalo al Lord Protector de TV Azteca es nada.
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