López Obrador Y Sheinbaum sesionan en Morelia a puerta cerrada con gabinete de seguridad

Jorge Hidalgo Lugo

Fuera de agenda y bajo una marcada secrecía, Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum y el gabinete de seguridad en pleno, arribaron esta tarde a la sede de la XXI Zona Militar en Morelia, donde analizan a puerta cerrada el tema de las extorsiones en el Valle de Apatzingán y otros más que involucran al crimen organizado y la total inoperancia que al respecto ha mostrado el gobierno a cargo de Alfredo Ramírez Bedolla.

Como nunca antes en las visitas oficiales que han hecho por tierras michoacanas, menos a la capital del Estado, López Obrador habría venido bajo ese hermetismo mediático y casi en la clandestinidad, al menos así fue su arribo pasadas las 17.00 horas al cuartel militar.

Y en el caso de Claudia Sheinbaum, lo más reciente fue durante su gira proselitista donde no tuvo buenos recibimientos por parte del aparato morenista comandado por Ramírez Bedolla, según trascendió en el equipo de campaña.

Con más especulaciones y trascendidos que datos oficiales, la visita del Presidente saliente y la Presidenta entrante, se da en el contexto de la nueva rebelión montada por productores de limón del Valle de Apatzingán que decidieron dejar de cortar el cítrico, hastiados de la extorsión y cobra de cuotas especiales que les impone el crimen organizado.

El tema que ha sido sistemáticamente negado en la estructura del gobierno de Ramírez Bedolla fue abordado en la mañanera de este día, donde de forma inusitada, López Obrador aceptó que sí hay incidencia del crimen organizado y que eso se estaba revisando, pero no señaló que esta misma tarde vendría a la reunión en Morelia.

El morbo crece sobre la suerte que podría tener Ramírez Bedolla cuya continuidad al frente del mandato es cada vez más endeble, según los propios morenistas que han llevado evidencias y pruebas documentadas a las instancias de Palacio Nacional y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, sobre una voraz acometida a los recursos públicos en todas las áreas de la administración fallida que hasta hoy sufren los michoacanos.

En el caso de los limoneros, como botón de muestra, la insistencia oficialista de negar el problema que trascendió la frontera de la entidad y se hizo escándalo mediático incontenible, podría ser la gota que derrame el vaso en la cúpula federal toda vez que desde hace semanas se habla del distanciamiento que ha marcado el propio López Obrador con el frívolo mandatario michoacano.

Incluso, en la desesperación por enviar señales aprobatorias a su gestión, ha pagado millonarios recursos para figurar en encuestas como uno de los “mejores” gobernadores del país, a contra pelo de la realizada por el INEGI donde Michoacán figura, sólo por décimas porcentuales, debajo de Chiapas en el ranking de las entidades más corruptas del país.

Amén del desliz que de manera reciente puso al descubierto Pablo Gómez en su calidad de titular de la Unidad de Inteligencia Financiera donde se demuestra que Ramírez Bedolla pagaba a Latinus por contratos poco claros de supuestas compras por insumos médicos, pero se trataban de apoyos publicitarios ocultos con facturas de dudosa procedencia.

Con el añadido que con la recién declarada Presidenta de México no hay ni con mucho buena relación, y son más cercanos morenistas como Raúl Morón y Leonel Godoy, senador y diputados electos, que el propio Ramírez Bedolla, a la postre expulsados del paraíso bedollista desde hace tres años.

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