Opinión
Lorena Cortés
Los grupos armados y criminales en México se han multiplicado y fragmentado al menos 543 grupos armados operaban en este país entre mediados de 2009 y finales de 2020.
La administración para el Control de Drogas estadounidense (DEA) sólo ha reconocido a nueve de estos grupos como principales organizaciones de narcotráfico, éstas son las más poderosas tanto en capacidad de fuego como en presencia territorial a nivel nacional e internacional.
Asimismo, la presencia de estos grupos se ha extendido a más de 500 municipios en México, cuando en el 2010 operaban en 268 municipios. (Crisis Group, 2023).
Prácticas como las narco-mantas, videos amenazantes, movimientos de convoyes de camionetas con gente armada, han sido detectados en mil 488 de los 2471 municipios que existen en el país. (Héctor de Mauleón, 2023).
Mientras una de las consignas de la lucha contra las drogas en México ha sido eliminar a los cabecillas o/y lideres de los grupos del crimen organizado, la cantidad de estos grupos han aumentado, se han multiplicado, cada vez son más violentos se utilizan bombas anti humanos y drones artillados, estos últimos según la Secretaría de la Defensa Nacional, Michoacán es la entidad donde predomina el uso de esos dispositivos. (Romain Le Cour, 2023).
Lo que vivimos la pasada tarde de viernes en Morelia, responde a la proliferación de los grupos criminales y su relación con el incremento de la violencia homicida y como han cambiado considerablemente durante la última década la diversificación de sus fuentes de ingresos ilícitos.
Actualmente se calcula que en Michoacán puedan estar operando poco más de 20 organizaciones criminales; en la capital del estado son tres las que se están disputando las economías ilícitas. (Crisis Group, 2023).
Si bien “Abrazos no balazos” no es una política pública, es un slogan acuñado en los 60´s en Estados Unidos en alusión a la guerra “hugs, not bullets” y que ahora utiliza López Obrador, narrativa que según muchos especialistas encontró las condiciones en México para que los grupos del crimen entendieran “una suerte de impunidad”, dicho de otra manera, se empoderan con mensajes que dejan entrever una suerte de condescendencia desde el máximo poder gubernamental.
Lo más absurdo es que las actividades y dinámicas criminales de estos grupos han cambiado y se han multiplicado como hidra, pero la respuesta de los gobiernos sigue siendo la misma desde hace décadas.