Reforma al Poder Judicial va, ¿por qué no también la del Poder Ejecutivo? II/V
Gregorio Ortega Molina
*En la práctica y como norma, el Poder Judicial se integraba de acuerdo a la voluntad, necesidades y compromisos del presidente de la República, del titular de la presidencia imperial, del administrador único de la dictadura perfecta, hasta que por intervención de la codicia y la voracidad humanas, le asesinaron a Carlos Salinas de Gortari a su sucesor, y en las consecuencias de ese crimen político, Ernesto Zedillo Ponce de León vio la ventana para trascenderse con una profunda y seria reforma al Poder Judicial de la Federación
Ninguna de las creaciones humanas es perfecta, mucho menos las conceptuadas y desarrolladas como instituciones de gobierno y control, para garantizar paz y seguridad, porque en ellas están implicados los sentimientos y toda idea en torno a la lealtad. Julio César lo comprendió tarde, cuando en el Senado preguntó: ¿Tú también, Bruto?
La humanidad ha desarrollado formas de control civil, cívico y religioso. No debemos olvidar que las iglesias son fuente de poder y están administradas por hombres susceptibles de equivocarse al mandar, y débiles ante las tentaciones de la administración.
La Revolución nos dio a los mexicanos la oportunidad de ser gobernados en una República, con una conceptualización -quizá- de origen religioso, al crearse los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, con el objetivo que ninguno de sus administradores abusara de su encomienda administrativa y política y, como celosos guardianes, se vigilasen unos a otros.
Pero el Poder Ejecutivo resultó ganón, por el carácter de sus titulares, y por esa vocación humana de concentrarlo todo, porque sólo yo tengo la razón y el conocimiento para garantizar un buen gobierno, y debido a que en su tesorería se guardaron los recursos económicos para el funcionamiento legal de los tres poderes. Y la fuerza de las armas.
¿Cuántas veces se ha reformado al Legislativo? Ha crecido en número, pero sus funciones son mermadas por la autoridad del Ejecutivo, el poder económico de quienes promueven reformas, a través de cabilderos más o menos hábiles para lograr el encargo. Nunca como ahora es tan grande el número de sus integrantes para defender los intereses de sus representados, pero también nunca como ahora es tan liliputiense su voluntad y criterio.
En la práctica y como norma, el Poder Judicial se integraba de acuerdo a la voluntad, necesidades y compromisos del presidente de la República, del titular de la presidencia imperial, del administrador único de la dictadura perfecta, hasta que por intervención de la codicia y la voracidad humanas, le asesinaron a Carlos Salinas de Gortari a su sucesor, y en las consecuencias de ese crimen político, Ernesto Zedillo Ponce de León vio la ventana para trascenderse con una profunda y seria reforma al Poder Judicial de la Federación, que se fue al caño cuando Carlos Alpízar aparece en esa su función especial de presionar jueces, de manera indebida e ilegal, pero en nombre de Arturo Zaldívar, para beneficio de Andrés Manuel López Obrador.
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