La soberbia y el Dios Baco hunden a Ramírez Bedolla
José Cruz Delgado
Desde que inició la fallida administración del morenista Alfredo Ramírez Bedolla, solo hay promesas de inversión, sueños guajiros y nada más porque los hombres y mujeres del dinero no se atreven a arriesgar sus capitales en un estado convulsionado por la violencia donde la delincuencia es la que manda y tiene como rehenes a pueblos y rancherías mientras que los gobiernos estatal y federal reparte abrazos a los grupos criminales y la población recibe balazos.
Ramírez Bedolla es un gobernador producto de la improvisación, de ahí su incapacidad para gobernar. Bueno, ni siquiera tuvo arrestos como diputado local y hasta sus propios compañeros de bancada le dieron la espalda por inepto, además de prepotente y soberbio. El poder y el alcohol se le han subido a la cabeza y le impiden ver con claridad y realidad los problemas que tiene el estado.
Desde el inicio de su gestión se ha comentado que no terminará los seis años, que pasando las elecciones podría ser reemplazado por Raúl Morón, candidato actual al Senado por Morena y gente muy allegada a la corcholata Claudia Sheinbaum.
Alfredo Ramírez Bedolla es solo el gerente del gobierno estatal y de todos es sabido que las órdenes las recibe directamente desde Palacio Nacional, que al igual que Sheinbaum es un títere, y, además payaso sin chiste.
Como dije en una entrega anterior, es muy malo para gobernar, pero bueno para realizar conciertos de rock, a donde por cierto se dice que solo va a embriagarse y hacer el ridículo junto con sus allegados.
Efectivamente, a Ramírez Bedolla le quedó el saco muy grande, es tan grande su incapacidad que tiene que recurrir a las mentiras para engañar a las y los michoacanos, pero lo peor es que él mismo se las cree y al parecer no hay quien lo haga recapacitar, es más, le festejan sus ocurrencias y estupideces hundiéndolo en lo más profundo de la mediocridad.
Así como miente le mienten los empresarios de que van a invertir en esto y en aquello, pero solo le dan atole con el dedo porque no van arriesgarse a perder sus capitales y hasta la vida en una entidad con una violencia desatada que, por cierto, es el rubro más delicado y uno de los lastres de este caricaturesco gobierno.
Cómplices de esta fallida administración son los morenistas, concretamente las y los diputados, al igual que los aliados que en lugar de pedirle que se aplique le soban el lomo y lo llenan de lisonjas. Su fin político podría llegar pasado el proceso electoral, sobre todo si la corcholata pierde la elección en Michoacán y la oposición le resta diputados locales y federales.
Miente el gobernador al asegurar que la estrategia de seguridad que se implementa en la entidad está funcionando, quizás le funcione a él porque vive en una burbuja y sus datos no coinciden con los de las y los michoacanos.
Se equivoca el discípulo de Baco, la inseguridad no se da solo en tiempos electorales, se incrementó desde que usted asumió la gubernatura, y la oposición y la ciudadanía en general siempre lo han denunciado, así que no diga que es una bandera de campaña de los opositores.
¡Ya no mienta más por favor!
