Yo Campesino
• Ganso disfraza venganza y busca la paja en el ojo ajeno e ignora su corrupción
Miguel A. Rocha Valencia
Yo no puedo confiar en quien enaltece un legado de traiciones, corrupción, mentiras y chantajes y se apresta a seguir chayoteando al pueblo bueno para comprar simpatías y votos. Ni siquiera le puedo dar el beneficio de la duda.
Claro que para quien se hará cargo del poder absoluto desde Palacio Nacional y sus lambiscones lo que yo diga o no, le vale gorro, como tampoco le va a importar las declaraciones de una oposición blandengue, corrupta y trasnochada. Mucho menos le interesará lo que diga la sociedad civil, porque 35 millones votaron por ella y 40 millones más que sin sufragar, avaló a la 4T.
Y si el preclaro líder de los morenos realiza persecuciones aprovechando todo el poder que le da su “investidura”, no hay duda que el proyecto de acabar con la crítica y la oposición, es piedra fundamental del régimen que se instaló y que, con sustento en reformas constitucionales dará palo a muchas de las libertades como la de libre expresión y hará legales los ataques a los disidentes del régimen quienes se concentrarán sin duda, en los periodistas y algunos medios que aguanten las agresiones.
Se justificará legalmente la persecución, el linchamiento y hasta el encarcelamiento de voces disidentes a quienes se intentará desprestigiar para justificar la revancha y si es posible, como se ve, se irán sobre sus bienes y libertad.
El caso de Carlos Loret y Víctor Trujillo es emblemático, se trata de poner un “ejemplo” de lo que espera a los críticos del gobierno en turno, la aplicación de un bozal que como van las cosas, será legal pues para ello cuentan con su mayoría en el Congreso federal. De eso se trata el plan C en el fondo ya que, con él, podrán ajustar la Constitución a imagen y semejanza del profeta cuatrotero, en todo lo cual, ya lo dijo, estará respaldado por su “apóstol”.
Ni siquiera será lo subliminal del mensaje, sino que, a nivel nacional, que todos lo sepan para que el ejemplo sea contundente incluso para quienes tenemos tribunas discretas, pero ejercemos nuestra libertad de crítica y a disentir.
Dice el hipócrita, así lo califica Loret de Mola, que no hay persecución, que ni siquiera está enterado de porqué la investigación del periodista y su esposa la empresaria, colocando al parásito rábano de Pablo Gómez como un pelele, el hombre de horca y cuchillo para ejecutar a pie juntillas las órdenes de su actual amo.
Y la venganza se va a consumar, lo veremos porque no se trata sólo de Loret y Trujillo por quienes hoy conoce la sociedad que la chachalaca tabasqueña, no podrá colocarse nunca el título de honrado ni mucho menos del mejor presidente de México, pues gracias a las investigaciones de Latinus, confirmamos las sospechas de corrupción que envuelve a la aún familia presidencial.
Corrupción que sólo fue rechazada desde el púlpito de Palacio, pero nunca se desmintieron grabaciones, filmaciones o documentos, principalmente de los hermanos y los hijos del ganso.
Quedó demostrado también que el caudillo rebasó con mucho el axioma adjudicado a Benito Juárez de justicia y gracia para los amigos y sólo justicia para los enemigos. Porque la protección y la impunidad frente a los atracos de los cuatroteístas quedó demostrada tanto, que superó a la de los de “antes” pues los familiares fueron los principales protagonistas no sólo de escándalos frívolos y personales, sino de auténticos delitos, punibles por la ley.
A eso nos vamos a enfrentar durante los próximos años, ya no hay duda, paro eso tienen la mayoría, eso querían, un poder omnímodo para mandar no tanto para gobernar donde la oposición podrá decir misa ¡Y qué! Si en el actual sexenio no fueron dignos los legisladores contrarios de ser recibidos o escuchados, ahora menos que no se les necesita para nada, salvo a dos que sin duda van a comprar o ya adquirieron.
Se hará vigente la expresión de que el poder no se comparte por lo cual, diputados y senadores de oposición serán borrados del mapa legislativo, iniciativa que presenten, será rechazada, así lo han hecho en el Congreso de la Ciudad de México, donde el consenso nunca existió sólo un mayoriteo que dinamitó las pocas resistencias y atrajo a más de uno al poder que es la droga de los políticos más allá de los románticos principios que solo sirven para vestirse de “charros” en los flamantes discursos que generalmente versan sobre la democracia y las libertades y cuyos conceptos ajustan a sus realidades e intereses de momento.
Así están las cosas, sin cambios, aunque claro como buen mexicano me queda la esperanza de un cambio y que quien llegue, no se ponga la misma careta del mesías tropical y actúe igual que él.