Haruki Murakami

PALABRAS MÁS/Luto o sensatez

Las cosas que se pueden comprar con dinero es mejor
comprarlas sin pensar demasiado si ganas o pierdes.
Es mejor ahorrar las energías para aquellas cosas
que no pueden comprarse con dinero.

Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez

Han pasado tres sexenios desde que Felipe Calderón Hinojosa declaró, estúpidamente, una guerra contra el narcotráfico para legitimarse de un proceso electoral muy cerrado con López Obrador que, por cierto, mostró lo mal perdedor que es y se levantó junto con los suyos en una campaña permanente de desacreditación contra aquel gobierno.

Pero seamos claros, lo de Calderón fue uno de los peores errores del panismo, quizá el más grande porque esa guerra fue el punto de quiebre para los horrores qué quedaron registrados, colgados en los puentes, masacres, levantones, secuestros y miles de desaparecidos, desplazados mientras aquellos panistas pedían no ser mezquinos con una administración que lo hacía por el bien de los mexicanos.

De nuevo, en el proceso electoral del 2012, López Obrador perdió y se dijo víctima de la compra del voto mediante tarjetas y acusó de un pacto entre Calderón y Peña para no dejarlo pasar, en esa ocasión el del Estado de México le ganó por mucho. Otra vez el Pejelagarto continuó con su estrategia de dividir al país. Cuando se vino la desaparición de los 43 normalistas López le sacó mucho capital a la tragedia y personajes como Noroña lucraron con el caso, ahí están los videos en los que se ve el “compañero” haciendo pintas y culpando a Peña.

Que decir de Epigmenio Ibarra quien diario publicaba un tuit donde hacia un pase de lista por la desaparición de los 43 normalistas, hoy no hace comentario alguno, igual que sus matraqueros que solo le aplauden.

Para el 2018 ya no había de otra, ganó López Obrador a la buena, con un amplio margen y una legitimidad como ningún otro. Pronto nos enseñó su rostro y no era de un humanista. Igual que los del pasado se encerró a piedra y lodo en Palacio Nacional, ya no recibió a las madres buscadoras, ni a los padres de niños con cáncer, se radicalizó más y la intolerancia era parte de sus mañaneras.

Pero no resolvió los problemas, por el contrario, terminó su sexenio con más de 200 mil muertos, 386 mil desplazados, más de 50 mil desaparecidos. Y sí, el origen fue Calderón, pero ni Peña ni López pudieron meterle freno a la espiral de violencia.

En estos largos 18 años hemos normalizado la violencia y cuando parece que hemos perdido la capacidad de asombro se nos viene encima la realidad que siempre supera a la ficción, resulta inverosímil la existencia de Campos de exterminio como en la Alemania nazi.

Al sexenio de Felipe Calderón lo sepultó la guerra contra el narco. A Peña Nieto se le terminó el sexenio con los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. López abrazó a los delincuentes. Y a la presidente Claudia Sheinbaum se le presenta el caso de Teuchitlán que sí no se atiende de manera correcta le va a pesar mucho, el asunto es que apenas van seis meses de su administración… pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

Un día llora por la abuelita y al otro furioso desestima el caso del rancho en Jalisco. De aquel Noroña combativo no queda nada.

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