En el mundo, 2 millones 800 mil personas padecen esclerosis múltiple, una enfermedad neurodegenerativa, crónica y altamente incapacitante, que afecta el cerebro y la médula espinal (el sistema nervioso central), los cuales controlan todas las funciones corporales.
Tiende a presentarse de manera más frecuente en personas entre los 20 y los 40 años de edad, y su incidencia es un 70% mayor en mujeres1. Según datos publicados por la Secretaría de Salud (SSA) en 2022 se estimaba que en México más de 20 mil personas vivían con esclerosis múltiple.
Esta enfermedad se manifiesta cuando nuestro propio sistema inmunológico ataca, por error, a la mielina, la capa que protege a las neuronas. Cuando ésta se ve afectada, los impulsos nerviosos se ven comprometidos (y se reducen o detiene por completo) ocasionando los diferentes síntomas de la enfermedad: debilidad de extremidades, hormigueo, inestabilidad, visión borrosa, problemas de memoria y fatiga, entre otros. Sin la mielina, la conducción nerviosa se ve comprometida.
El diagnóstico de la esclerosis múltiple representa un reto para los especialistas, ya que sus síntomas pueden confundirse con los de otros padecimientos, incluso puede haber grandes diferencias entre la manifestación entre un paciente y otro, lo que complica identificar patrones claros, como puede suceder con otras enfermedades.
Y es que, además del diagnóstico de la enfermedad, los especialistas en neurología deben definir el subtipo o la categorización para poder ofrecer a las pacientes el tratamiento correcto, en el momento oportuno.
Al respecto, Carlos Pla, director médico para Neurociencias en laboratorio de México, señala: “Hace diez años con Ocrelizumab (Ocrevus) Roche cambió la manera en la que entendíamos y tratábamos esta enfermedad. Pasamos de un esquema de pastillas diarias o inyecciones diarias o infusiones mensuales a una infusión cada seis meses y reducir drásticamente la progresión de la enfermedad.
Ocrevus está presente en México desde hace cinco años y, estamos ciertos, de que ha marcado una diferencia en la calidad de vida de las personas que viven con EM y de sus familias, pues 8 de cada 10 pacientes tratados con esta alternativa no presentan progresión a una discapacidad”.
En el marco del Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, es esencial reconocer la importancia de la investigación y el desarrollo continuo de tratamientos innovadores que puedan modificar el curso de esta enfermedad y brindar una mejor calidad de vida a quienes la padecen.
“Sin duda parte del éxito del tratamiento está vinculado a un diagnóstico temprano y a la adherencia al tratamiento. Los esquemas de aplicación, por ejemplo, permiten que el tratamiento se administre únicamente dos veces al año vía intravenosa y puede aplicarse en el hospital, consultorio médico e incluso en el hogar. Esto representa un beneficio para el paciente, para los cuidadores y para el personal médico”.
