Rueda de Molino
Jorge Hidalgo Lugo
Si alguien en lo más recóndito de su mente soñó con que una vez favorecida por el dedazo de Andrés Manuel López Obrador, estaría frente a un cuadro político de altos vuelos, hoy seguramente va rumiando su equívoco.
Porque no tardó mucho en que recibiera el bastón de mando con control remoto para obedecer las indicaciones que se mandan desde Palacio Nacional y dejar evidenciado que Claudia Sheinbaum es fiel observante de las órdenes que le manda su patrón.
Como consecuencia está demostrado que no trae proyecto propio, ni ideas refrescantes e innovadoras para cautivar a los mexicanos y ganar nuevas simpatías con qué consolidarse como una aspirante confiable y hasta imbatible, igual a la que el aparato mediático al servicio del Estado quiere vender desde el arranque.
La corcholata preferida de su profesor es una caja de resonancia de lo que instruye López Obrador y nada habrá de novedad, salvo que en la estrategia del cuarto de guerra se imponga otra indicaciones a la prensa militante y sobre todo, en las redes sociales, para sembrar la narrativa que México ya decidido desde ahora respaldar la continuidad de eso llamado como la “transformación” y que hoy tiene al país desangrando.
Obligado el análisis de los apuros y sofocones que en este corto lapso ha debido soportar la ex jefa de gobierno capitalino, para cabildear en el Congreso de la Unión con los legisladores que apoyaron a Marcelo Ebrard, y no le vayan a jugar las contras al proyecto presupuestal lesivo y arbitrario con que el de Macuspana piensa dar la última puñalada trapera a los mexicanos.
Obediente en grado sumo trabaja en el cabildeo para convencer a esas meretrices de nuevo cuño, sobre la importancia de no seguir al ex canciller y mejor mantenerse bajo las órdenes de López Obrador quien seguramente ya les hizo una generosa oferta para asegurar su fidelidad y de eso la corcholata preferida sido portavoz confiable.
Mientras deshojan la margarita y obtienen seguramente una mejor oferta para votar en contra de millones de mexicanos que sufrirán el colapso financiero, pero sobre todo, el derrumbe total en el rubro de salud pública, los senadores y diputados que están en el arrumaco de la favorita del profesor, deberán esperar se les cumpla lo ofrecido.
Y aquí están obligados a considerar si deben creer en la palabra de López Obrador para obtener ganancia inescrupulosa por la venta de su dignidad, ya sea con millonarios recursos económicos, nuevas posiciones para mantenerse pegados a la ubre morenista o bien, exponerse a enfrentar al aparato de Estado que se les vendría encima y perseguirlos por su desacato a las pretensiones del tirano.
Una simple vista a lo perverso que resulta quien se considera dueño de sus vidas y proyectos personales, podrán hacerlo en la persona del mismísimo Marcelo Ebrard a quien volvió a mentir y dejar como un tonto inútil, una vez satisfecha su perversa trama mal montada, en esa “farsarela” morenista que dejó en el camino y sin futuro alguno al que fuera su “carnal” hoy reducido simplemente a “amigo”.
Pero al margen de lograr los votos que obligadamente requiere el destructor del país, en el cuarto de guerra comienza a operar la estrategia mediática de anunciar desde ahora, que el triunfo está asegurado, que todo es cosa de tejer y cantar.
Esto tiene como punto toral sembrar el embuste que el pueblo bueno y sabio vive “feliz” y “eternamente agradecido” al opresor que incluso habrá más participación en las urnas que en el 2018.
Así, en el guion que no se debe alterar, a la par de mentir con que todo el país está de rodillas y venerando a López Obrador, la propia abanderada de Morena anuncia que va por la mayor votación en la historia del país y de 30 millones de ingenuos que respaldaron en su momento al verdugo de México, ahora sean 35 millones los sufragios a obtener en el 2024.
Esta expectativa que pudiera tomarse como el efecto de un sueño de opio, no lo es tanto si se considera que en la mesa donde se planifica el fraude electoral, tienen bien distribuidos sus números considerando factores varios como la incidencia del crimen organizado retacando urnas a favor de la causa y desalentando votantes a opositores.
El uso de la tropa comandada por la elite castrense que saldrá por igual a hacer de las suyas, reprimiendo a la población civil y cuidando al extremo a los narco aliados para que cumplan con su cuota.
Todo sin descontar la compra de votos que a través de las limosnas del bienestar se tienen bien ensayadas, con el acarreo y destrucción en su caso, de casillas donde estén en desventaja, para que sean anuladas.
Todo un manual de trapacerías a ejecutar con la complacencia de los gobiernos morenistas, las autoridades electorales de Estado y Federación, así como la movilización de nuevos votantes reclutados entre los migrantes y desplazados a quienes por igual se les utilizará en la jornada electoral sin ser mexicanos.
De ahí el frenesí de #EsClaudia al hacer alarde de los votos que obtendrá y poder cumplir con la instrucción de su amo y protector para aterrizar el llamado Plan “C”, que consiste en ganar no sólo la Presidencia de la República, sino también la mayoría calificada en el Senado, en la Cámara de Diputados, los Congresos estatales y todas las Presidencias Municipales en disputa.
¡Algo así como un carro completo, pero a lo bestia!…
Se fragua así la imposición de una tiranía controlada desde “La Chingada”, donde se ubica la finca de descanso obradorista, con la carta bajo la manga para que en el último de los casos, una asonada militar atropelle los derechos civiles y el poder de forma total, en la elite castrense a la que se ha cultivado con esmero y especial dedicación para una eventualidad así.
Falta ver, si el bloque opositor por fin se pone las pilas y busca cómo contrarrestar los efectos de este diluvio de trapacerías que se nos viene encima.
Vale…