Sergio Cortés Eslava
La guerra intestina de grupos o cárteles del crimen organizado que pelean en Michoacán las rutas y el trasiego de las drogas, ya dejaron una estela de sangre en lo que va de este año: 15 masacres con 58 víctimas mortales, entre ellas 5 mujeres y 6 policías municipales.
Por los informes que se tienen, los patrones en que ocurren y testimonios de testigos que piden anonimato por vivir en las zonas del conflicto, esta guerra también se da de forma soterrada, en las calles de las ciudades, en las colonias principalmente populares, a plena luz del día, en lugares públicos, en caminos vecinales, en terracería, en Fraccionamientos, por la noche, en la madrugada, en la impunidad.
La última masacre que ocurrió aquí en Michoacán, fue apenas el pasado miércoles 22 de marzo, cuando 7 personas –una mujer–, fueron “cazadas” durante varias horas en el municipio de Tarímbaro, en la zona conurbada de Morelia.
Ese día en al menos tres Fraccionamientos de Tarímbaro –dormitorio de Morelia–, varios vehículos fueron quemados en diferentes enfrentamientos entre bandas rivales de narcotraficantes que ya hicieron de estos asentamientos populares, sus guaridas y bunkers donde difícilmente las policías entran de día, menos de noche y mucho menos de madrugada.
Noche violenta
Fue especial la madrugada del miércoles 22 de marzo en Tarímbaro; sus habitantes vivieron horas violentas sin que la Guardia Nacional, la Guardia Civil, Policía Michoacán, Ejército, Policía Municipal, alguien, se presentara.
Hasta donde sabe a cuenta gotas, la violencia que se vivió en Tarímbaro ese miércoles por la madrugada, fue producto de las rivalidades de grupos de narco-menudistas que sirven a diferentes cárteles del narcotráfico y que pelean por “ganar” el territorio para el trasiego de las drogas, principalmente cocaína o cristal.
Fue de este modo que uno de los grupos ubicó y decidió atacar varios lugares donde estaban sus “enemigos”; algunos lograron darse a la fuga y se enfrentaron a balazos con sus rivales, otros no corrieron con esa suerte.
Cuando ya lo enfrentamientos y las ejecuciones habían terminado, fue que las fuerzas del orden hicieron acto de presencia, pero hasta este viernes, no se había informado de la captura de los agresores.
Esa madrugada violenta dejó seis hombres y una mujer ejecutados, dos de los cuerpos de las víctimas fueron hallados en el municipio “pegado” a Tarímbaro, Copándaro, pero se sabría horas más tarde que eran habitantes de Tarímbaro.
Las otras masacres
Por más que las autoridades estatales se empeñan en atajar la realidad, una realidad de violencia que se vive en al menos una veintena de municipios michoacanos, estratégicos para el trasiego de drogas, los hechos son otros, al grado que el gobierno de Estados Unidos en este mismo mes de marzo, recomendó a sus conciudadanos no viajar a Michoacán, ya ni siquiera extremar precauciones de viaje, de plano fue tajante en pedir a sus connacionales evitar visitar nuestra entidad por el alto grado de violencia.
En estos primeros tres meses del año, además de Tarímbaro, las masacres que se han registrado en Michoacán, han sido en los municipios de Morelia, Zitácuaro, Aquila, Chilchota, Arteaga, Sahuayo, Ario, Chinicuila, Uruapan, Ziracuaretiro, donde 54 personas han perdido la vida en estas ejecuciones múltiples.
Por ejemplo, apenas iniciaba el año cuando en Morelia, el 1 de enero, en la colonia Morelos, sujetos armados atacaron a un grupo de personas que festejaban la llega de 2023; el saldo, cuatro muertos, entre ellos dos mujeres.
El 4 de enero en Zitácuaro, la Fiscalía del estado dio cuenta del hallazgo de los cuerpos sin vida de seis semi enterrados en la localidad de Loma Larga; todos presentaban impactos de bala y el tiro de gracia en la cabeza.
El 12 de enero en Aquila, en un narco – campamento en plena sierra, fueron hallados los cuerpos de tres hombres que después se sabría, eran integrantes de la “Ronda Comunitaria” de ese municipio de la Costa – Sierra – Nahua y fueron identificados como Isaul Nemesio Zambrano, Miguel Estrada Reyes y Rolando Magno Zambrano; la triple ejecución s ele atribuyó al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Diez días más tarde, el 22 de enero, en el municipio de Chilchota, un grupo de policías municipales fueron emboscados en una zona boscosa y sin darles tiempo de defenderse, tres uniformados, entre ellos una mujer, perdieron la vida: Cecilia Villa, Edgar Isidro Martínez y Pedro Sosa.
Ya el 2 de febrero, en el municipio de Arteaga, fueron hallados los cadáveres de cuatro hombres que vestían ropas camufladas y equipo táctico, todos con torturados y con varios impactos de bala.
El 22 de febrero en un parque público de la ciudad de Sahuayo, después de las 21 horas, pistoleros dispararon con armas largas contra un grupo de jóvenes que se encontraban platicando; el saldo, cinco personas muertas, entre ellas una mujer de 24 años y un jovencito de 18.
El 24 de febrero en el municipio de Ario, dos grupos rivales del crimen organizado, Cárteles Unidos y CJNG, se enfrentaron por horas en la zona serrana con saldo de siete pistoleros muertos, entre ellos Claudio Cornejo Salinas, hermano de Gabino Cornejo, alias “El Gabino”, jefe de plaza de uno de los grupos criminales.
Ya en este mes de marzo, el día 10, en la comunidad de La Nuez, del municipio de Chinicuila, la Fiscalía del estado informó del hallazgo de los cuerpos sin vida de seis hombres.
El 10 de marzo en Uruapan, un enfrentamiento de fuerzas federales y estatales contra grupos criminales, Michoacán, fueron abatidos tres sicarios y 15 más detenidos; tras hacer un recuento del ataque, las autoridades informaron del aseguramiento de ocho armas largas y dos cortas, además de cargadores y cartuchos de diversos calibres y equipo táctico.
El domingo 19 de marzo en el municipio de Ziracuaretiro, fueron encontrados los cuerpos de 10 hombres, todos ellos muertos con disparos de arma de fuego y enterrados en fosas evidentemente clandestinas; por el modo del crimen, las autoridades presumieron que fueron ejecutados al mismo tiempo.
Como revelan los hechos, la violencia en Michoacán no cesa y el único argumento que utiliza el gobierno estatal, es que los asesinatos en el estado, van disminuyendo, que antes eran más.