Yo Campesino
• Como en el crimen organizado, en la 4T se cobra por trabajar y contratos
Miguel A. Rocha Valencia
Ahora que está de moda el cobro de piso por parte del crimen organizado por trabajar, lo mismo en la producción que en la comercialización y hasta el consumo, el pago de diezmo en la 4T se hace cada vez más evidente, como lo muestran los negocios del cartel de los López-Beltrán y en general en los contratos de la administración pública donde los empresarios favoritos “retachan” copa en efectivo o especie.
Porque está claro que si por un lado se habla de no privatizar bienes y servicios, por el otro la tendencia es entregar los más posibles a empresarios dispuestos a sujetarse a las reglas del ganso quien con todo cinismo las pregona desde su púlpito en palacio Nacional con aquello de perdones fiscales y “retache” de copas o bien con colectas donde todos los invitados ponen bajo el lema instituido por el exasesor jurídico, Julio Scherer: cooperas o carpeta de averiguación.
Recordemos que en el gobierno de la Ciudad de México y en especial en las alcandías gobernadas, primero por el PRD y después por Morena, el pago de diezmo salarial fue obligatorio.
Es decir, el mismo camino del chantaje para sacar dinero que no es reportado a la tesorería y del cual dispone el tlatoani en lo que le viene en gana sin reportar a nadie, mucho menos al SAT. Así ocurrió con las cooperaciones de empresarios en una fiestecita, con los sobres amarillos, la operación carrusel de su secretario Esquer con muchos millones de pesos en efectivo y muchos otros ejemplos.
Claro esto no se trata de delincuencia organizada ni cobro de piso, sino de la colaboración voluntaria de las empresas, quienes de no cooperar se enfrentan a investigaciones penales, fiscales, administrativas o a acciones de desprestigio que provocan renuncias y familias, reputaciones y carreras político-administrativas destrozadas.
En el medio de la comunicación hay casos muy señalados como el de los dueños de El Financiero, las contantes revelaciones sobre salarios y domicilios de periodistas y las presiones contra medios de información a cambio de otorgarles alguna publicidad.
Peor cuando se llega al terreno de los contratos otorgados por el gobierno de su majestad que debiendo otorgarse por licitación, se realizan de manera directa ya sea para prestación de servicios, compra de materiales y equipos, imagen, papelería o renta de personal.
Los ejemplos son claros: el Seguro Social es un uno de ellos y donde se contraviene aquello de no privatizar servicios. Durante todo el mandato de Enrique Peña, la dependencia otorgó contratos por 13 mil 224 millones de pesos y en lo que va de la actual administración, la cifra ya rebasa los 22 mil 200 millones de pesos sin que se note mejora en los servicios y con un personal reducido desde el inicio de la administración.
Ahí hay contratos a favor de la familia del titular, del hijo de Manuel Bartlett especialmente en la venta de equipos.
El caudillo de Tepetitán tendrá respuesta para desmentir que ahí exista corrupción, a pesar de que, de acuerdo con la medición de Consulta Mitofsky, esta va en incremento ya que de la segunda semana de este a la presente pasó de 73 por ciento a 74.4 por ciento. Sólo el 22.7 por ciento de los encuestados creen que hay poca o nada de podredumbre en el gobierno.
Es decir que de acuerdo con la percepción de la gente que a la mejor quiere mucho al ganso tabasqueño, su administración es cada vez más corrupta.
Los más recientes hallazgos de esa podredumbre donde se incluye el pago de “regalías” están relacionas con los hijos y amigos del Señor presidente singularmente en la proveeduría de piedra del Tren Maya, sin olvidar lo de Pemex incluyendo lo de Dos Bocas que se liga mucho con otra destacada integrante de la 4T, la zacatecana Rocío Nahle y su casa de interés social por 30 millones de pesos además de otras propiedades de su pareja, compadres y amigos.
Más de eso saldrá cuando se autorice la apertura de esos contratos donde habrá empresas inexistentes, de reciente creación o incapaces de cumplir con los requerimientos y se verán nombres muy conocidos ligados a la 4T, de eso no hay duda.
Mientras en la banqueta de enfrenta conde están los “señores” que sí merecen el respeto presidencial pues se trata de seres humanos y son pueblo los métodos son similares. El chantaje y la amenaza, aunque en vez del desprestigio público, se aplican métodos más drásticos como las golpizas, despojos o el asesinato.
El cobro de piso es obligatorio y si no se cumple, se paga con daños al negocio, desperdicios de cosechas, equipos, transportes secuestros, intimidación de compradores, control de la comercialización.
Aquí con la delincuencia común, se cubre toda la cadena, desde la siembra y producción hasta el consumo como sucede con las drogas. Se controlan mercados y las aportaciones no se perdonan, el ejemplo más cercano es todo lo que sucede en Guerrero, Michoacán y Estado de México.
Tan es así que esas prácticas delictivas que incluye el robo al autotransporte son factor para que la inflación real de los alimentos esté por arriba del 7.4 por ciento.
No nos olvidemos que en tiempos del mesías tropical en la ciudad de México, e “renteo” se daba en el Centro Histórico y los comerciantes fijos debían o ¿deben? pagar cuota para no ser bloqueados, asaltados y dañados. De eso saben el Peje y Marcelo quienes también conocieron de rutas exclusivas para gente “especial” que iba del Aeropuerto a la zona de Polanco incluso custodiada por “potros” de Seguridad Pública.