El besa mano a los “sobres amarillos”
- “Las buscadoras” que no llegan con Claudia
Martha Elba Torres Martínez
México tiene Presidenta por primera vez en 200 años, pero no nos representa a todas: en las elecciones del 2 de junio, más hombres votaron por Claudia Sheinbaum y más mujeres por Xóchitl Gálvez. Tampoco “llegamos todas” cuando en su discurso ante el Congreso de la Unión el 1 de octubre, omitió deliberadamente a las “buscadoras” para no evocar en el colectivo la gran tragedia que deja “el mejor presidente de México”: 55 mil desaparecidas y desaparecidos y casi 200 mil homicidios y feminicidios.
“Llegan las que pudieron alzar la voz y las que no lo hicieron, llegan las que han tenido que callar y luego gritaron a solas, llegan las indígenas, las trabajadoras del hogar que salen de sus pueblos para apoyarnos a todas las demás, a las bisabuelas que no aprendieron a leer y a escribir porque la escuela no era para niñas, llegan nuestras tías que encontraron en su soledad la manera de ser fuertes, a las mujeres anónimas, las heroínas anónimas que, desde su hogar, las calles o sus lugares de trabajo, lucharon por ver este momento.
Llegan nuestras madres que nos dieron la vida y después volvieron a dárnoslos todo, nuestras hermanas que desde su historia lograron salir adelante y emanciparse, llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas hermosas y valientes, y llegan nuestras nietas; llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si naciéramos siendo mujeres u hombres, podemos realizar sueños y deseos sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices.
Y con todas ellas, aquí a nuestro lado, llegan nuestros grandes sueños y anhelos, llega con nosotras el pueblo de México, hombres y mujeres empoderados. La transformación les devolvió la dignidad, la libertad y la felicidad, y nunca nadie más se las podrá arrebatar.
Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Gobernaré para todos y para todos, y tengan la certeza de que pondré mi conocimiento, mi fuerza, mi historia y mi vida misma al servicio del pueblo y de la patria”.
La cursilería andando.
Claudia es madre, abuela y “mujer de fe”, pero no se conduele con el dolor de todas sus semejantas; aquellas madres, abuelas y mujeres de muchísima fe, que ante la complicidad por omisión del Gobierno Federal y estatales, han tenido que salir de sus casas a rascar la tierra para encontrar lo que quede de sus hijas, hijos, padres o pareja. ¿Cuántas son? ¿importa? ¿porque pueden ser tan pocas que no hay lugar para ellas en la ruin narrativa del ´llegamos todas´ del México chingón y poca madre?
Y pregunto: ¿no es también delito de lesa humanidad -como la masacre en la plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, que por cierto representa arquitectónicamente las etapas históricas de nuestra nación: mesoamericana, española y el México moderno, que nada más en el primer sexenio de la 4T haya duplicado la cifra de desapariciones, de las registradas de 1964 a 2018?
El 7 de agosto de hace seis años, al abrir en Ciudad Juárez el primer foro de pacificación, López Obrador fue recibido con encendidos reclamos de justicia por las desapariciones. “¡No queremos promesas, queremos a nuestras hijas de regreso a casa!”, le gritaban. -“Cuando les digo que voy a cumplir es porque voy a cumplir. Yo asumiré personalmente la atención de la seguridad del país, yo me voy a encargar de manera personal”.
Para 2024, ya eran 55 mil desaparecidas y desaparecidos más.
“Respeto a quienes dicen: ‘ni perdón ni olvido’; yo digo: olvido no, perdón sí”.
Pues el único que se olvidó de las desapariciones y víctimas del narcotráfico, fue AMLO. “Abrazó” a los criminales y nunca se condolió de la tragedia que ha envuelto a miles y miles de familias. Antes de irse a la chingada, mejor mandó buscar los restos del mentado Catarino Garza que hace más de un siglo se fue a perder a la selva de Panamá. El austero republicano se chingó 10 millones de pesos de nuestros impuestos para conseguir un huesito de cinco centímetros y sepa si efectivamente es del fulano. Las “buscadoras” tienen que comprar sus palas, picos, botas, guantes y mascarillas para encontrar a sus seres queridos.
Para estas mujeres no hay ningún perdón y si el olvido deliberado de Claudia Sheinbaum…
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Tampoco nos representa quién con la Banda Presidencial impuesta, se inclina y le besa la mano a un hombre. Y lo peor, ¡corrupto!
Se trató de Manuel Velasco Coello, el ex gobernador de Chiapas, a quien la Auditoría Superior de la Federación le perdonó malversaciones por casi 600 millones de pesos, porque de ahí provenían los famosos sobres amarillos que David León le entregaba a los hermanos Pío y Martinazo López Obrador; además esta vinculado en la “Estafa Maestra” en el gobierno de Peña Nieto y la “Estafa Verde”, a través de empresas factureras, que le detectó el SAT y calladito.
Es la corrupción en la 4T. Apenas un grano en la extensa arena de corrupción con la que tendrá que cargar Sheinbaum Pardo, y tapar si no quiere que en la consulta de revocación de mandato, la remueva YSQ.
Y salió con que besarle la mano a un hombre es “algo natural”. Chale.
“Hace mucho se usaba que a las mujeres las besaran en la mano, entonces yo acostumbro que si llegan a darme un beso en la mano, yo regreso el beso, es una práctica que hice en toda la campaña y lo he hecho hace mucho tiempo”. Primero, no hay antecedentes gráficos de ese uso en la campaña de Sheinbaum y dos, es la Presidenta de México, pues. La “llegamos todas”.
Entonces, como que no cayó nada bien que siendo la Primera Feminista del país -porque se asume feminista- le encante besarle la mano a cualquier pendejo. La criticaron y se encabronó.
Besarle la mano a un varón, sí, fue una costumbre del siglo pasado y antepasado, muy arraigado en hogares y comunidades, pero reservado a los ancianos, padres, madres. Que AMLO le besara la mano a Ifigenia Martínez, una cortesía conmovedora de su parte ante el esfuerzo de la venerable que apenas podía sostenerse en pie. Pero no Claudia. Y menos a un corruptazo como ese.
A lo que voy con esto, que la fotografía del besa mano, solo circuló en redes sociales y todos los medios nacionales nadaron en sincronizado para omitirla en sus portadas del 2 de octubre. Así anda el miedo en burro y la búsqueda de congraciarse con la nueva administración. Pero ese es el tema, que ahora la Presidenta también haga y diga sandeces y mejor se oculte o se “baje” para no molestar.
De acuerdo a varias cuentas, fue la senadora Lilly Téllez, quien compartió en sus redes la fotografía; luego se la atribuyeron a Claudio X González como una “fake”. El original es del reportero gráfico Ariel Ojeda, quien la tomó desde el balcón superior del recinto Legislativo. Y no fue la única instantánea, con las horas aparecieron videos de las cámaras frente a la máxima tribuna.
Como periodistas, no nos hagamos: fue la foto del día…