Por iniciar el “segundo piso (sexenio)” de López Obrador
- Se estrena Fabiola Alanís en el Congreso local, con la ILE; a ver si ahora sí
Martha Elba Torres Martínez
Este martes 1 de octubre -de descanso obligatorio- seremos observadores de un fenómeno político inédito en la historia presidencial moderna de México: una transición de poder simulada. López Obrador no se quiere ir y no se irá. No concentró con tantas mentiras y corrupción el poder absoluto, para irse a terminar sus días a “La Chingada”. Claudia Sheinbaum lo sabe: será su sombra y mayor crítico, pero lo aceptó. En el pecado lleva la penitencia.
De hecho ha sido más que su sombra desde el 2 de junio que se cantó su triunfo electoral. Sin sentido, porque debió concentrarse -en teoría- en su gobierno y lo que viene, pero su “jefe” -que raro y feo suena- la arrastró los últimos cuatro meses a una gira “del adiós” para un único protagonista; ella de acompañante. “Apóyenla, téngale confianza; es cabeza, corazón y carácter”. Nunca se cansa de empequeñecerla porque solo él, es grande.
Por respeto al sucesor y a su “fiesta” de unción, en el último medio siglo los ex presidentes se han ido sin ruido. Ya nadie los veía porque todos los reflectores están sobre el que llegaba y prácticamente se autoexiliaban. Ahora López Obrador seguirá en la Ciudad de México en lo que se “aclimata” a su jubilación, a su retiro. Que no hablará con nadie ni recibirá a nadie, pero todavía en la víspera de la juramentación, invitó a una comida de despedida a los mandatarios que se supone, vienen a festejar con la primera Presidenta.
Pinche putazo. Tanta lucha de las feministas por abrir espacios políticos para las mujeres, y cuando llega la “grande”, es producto del maquiavélico plan de un naciente autócrata, y no, lamentablemente, del despertar social por la igualdad sustantiva y la inclusión efectiva que no se vio en el sexenio de AMLO. Mañana 28S, la “Marea Verde” intentará inundar la plancha del zócalo capitalino para exigir nuevamente la despenalización del aborto y su práctica legal, segura y accesible, pero la espera el amurallamiento por la marcha de los 10 años de la desaparición de los “43” de Ayotzinapa. ¿Seguirán los cercos a toda manifestación? Ya lo veremos el 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer con Claudia Sheinbaum.
Me acordé cómo traicionaba el subconsciente al hoy “senador plebeyo” Fernández Noroña, al referirse a Claudia como “compañera presidente”; ella sí, compañera. Solo que la “bendecida” del imperialismo amloísta. Porque presidente, solo uno. El “mejor en la historia de México”, gritoneó Luisa María Alcalde, desde la máxima tribuna del país. O sea, todavía no inicia y ya le cerró ese 1 de septiembre, la puerta a la alumna para superar al “maestro”.
Porque ¿quién a estas alturas, a tres días de que Sheinbaum Pardo rinda protesta como Presidenta de México, puede seguir dudando que entra a prueba el inicio del maximato de AMLO? ¿Cuánto puede durar? El de Elías Calles, de 1928 a 1934. Seis años. El sexenio de Claudia. Que sin duda arranca, pero nada garantiza que lo complete. En ese lapso hubo tres presidentes. ¿Por qué tantos en tan breve tiempo? Por las condiciones de ingobernabilidad propiciadas por el “Jefe Máximo de la Revolución” con el naciente Partido Nacional Revolucionario (PNR). Lo que es hoy el “Jefe Máximo de la Cuarta Transformación” con Morena y los entornos en el corto plazo.
Malo que Claudia llegue con el estigma de presidenta títere -¿no dijo AMLO repetidas veces que Xóchitl Gálvez era títere de los oligarcas?-. De aparador para su creador político y no romperá el cordón umbilical que los une, porque ni siquiera puede. No tiene ninguna manera de hacerlo. Ya lo escribí en varias ocasiones, esta atada como momia egipcia porque todo lo controla López Obrador: el Poder Legislativo y pronto el Judicial; 25 gobernadores; 26 congresos locales; las Fuerzas Armadas y el Crimen Organizado y “el voto del Bienestar”. ¿Qué es de Sheinbaum? Mucho menos de la mitad de su gabinete. Bueno, ni el programa de gobierno; no puede ni sacudirse los lastres de Rubén Rocha, David Monreal, Evelyn Salgado y Alfredo Ramírez.
Ni siquiera cuenta con el brazo electoral presidencial, que es el Partido Morena. Luisa María Alcalde y Carolina Rangel, nuevas presidenta y secretaria general del CEN, respectivamente, más obradoristas que la propia Claudia en sus tiempos mozos. Y qué decir del secretario de Organización, Andrés López Beltrán. La canija realidad restregada en su cara, con la pregunta que le lanzaron sobre el “presidenciable” para el 2030:
-Pero es que esas son especulaciones absurdas, lo importante ahora es consolidar a Morena y consolidar este nuevo equipo. Él ni siquiera está planteando participar como candidato, por ahora, sino que va a cumplir una función muy importante en el fortalecimiento de Morena.
Todavía no inicia y ya le puso sucesor. ¿Para cuándo? Ella misma lo intuye, “por ahora” no.
Y esto, desde mi mirada, es el mal presagio con que iniciará Sheinbaum Pardo, el segundo sexenio -el “segundo piso” para disfrazar- de López Obrador. Nada es constructo suyo. Que jodidas estamos, tendremos Presidenta, pero no de nosotras ni para nosotras…
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A propósito de mañana 28S, que reclamamos nuevamente la despenalización del aborto como un derecho inalienable de la mujer a decidir sobre su cuerpo y maternidad, confieso, y sin el propósito de demeritar ninguna de anteriores iniciativas, la presentada anteayer por la diputada morenista, Fabiola Alanís Sámano, a la Mesa Directiva del Congreso local, es la más irrebatible por donde se le vea.
Evidentemente el documento es resultado de su auténtico feminismo, de su paso por la Secretaría de la Mujer del estado y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM); concentra muy buenas razones jurídicas y de ddhh expuestas en su tesis de doctorado por la UAM-X “Relaciones de poder y violencia de género en Michoacán. Alcances y límites de la acción gubernativa 2006-2015”.
El obstáculo será nuevamente el eterno diputado por el PT, Baltazar Gaona García, con sus argumentos moralinos y atávicos. En 2022, y a pesar de los pronunciamientos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) desde 2017, juró que jamás será despenalizado el aborto en Michoacán y menos se legalizará. Y lo ha logrado hasta ahora.
Pero con que las y los 38 diputados restantes, de verdad lean la iniciativa y su fundamentación (32 páginas) y se ubiquen que ya es prácticamente inadmisible regatear un derecho de las michoacanas frente a 14 estados donde ya se despenalizó, comenzará el “cambio verdadero”, como dicen los 4T…