- Consejo Nacional de Morena: el primer round
- Las renuncias o licencia ¿temporales o definitivas?
- La media hora de Monreal con AMLO
Martha Elba Torres Martínez
Dedico la entrada de esta columna, a la memoria de ese gran periodista que fue Ricardo Rocha. Mi respeto y admiración a la única estrella del firmamento mediático que ha tenido el valor para pararse en la “mañanera” y encarar al difamador.
Además de zánganos e incompetentes el presidente López Obrador está rodeado de chismosos. Más tardó en llegar al restaurante “El Mayor” el pasado lunes, que en que le pasaran corriente de lo ahí tratado, a su archienemigo Reforma y para taparle el ojo al macho, a El País; de lo publicado por estos medios, el único que hizo el ridículo en tratar de desmentir lo de las renuncias, fue Mario Delgado.
El caso que es el tema de la semana. La separación de los cargos públicos de las “corcholatas” como requisito indispensable, impuesto por el real y auténtico mandamás de Morena, para entrar a la contienda por la candidatura presidencial. Lo único que al cierre de esta columna no quedaba claro, es si las renuncias serán temporales o definitivas. Cosa que supongo debe quedar establecido en el Consejo Nacional de ese partido, pasado mañana.
Salvo a Marcelo Ebrard que este lunes 12 ya sale de la Cancillería porque así lo anticipó, la y los demás literalmente han sido empujados a acatar la disposición, en la idea de López Obrador de garantizar con ello, piso parejo y equidad entre la y los contrincantes. En los hechos no así es. Cada uno trae ya sus respaldos con gobernadores, secretarios de Despacho, legisladores y sus ronchas de consejeros y estructuras estatales. Cómo le hará AMLO para que estos no metan la mano y dinero para favorecer a su “corcholata”, pues ya se verá.
Lo acabamos de ver con Claudia que en día y horas de trabajo se salió a recibir el respaldo del Partido Verde en la CDMX, un flagrante acto anticipado de campaña, pero que este INE, con la morenista Guadalupe Taddei al frente, ya nada ve ni escucha. Así que árbitro, ya no habrá en los procesos electorales del 2024.
Otra regla que dictó López Obrador para tratar de asegurar la unidad en torno a la “corcholata” ganadora de la encuesta y que la y los derrotados no se salgan del huacal, son los premios de consolación. Si las renuncias y/o licencias son temporales, regresarán a sus cargos. Si decide AMLO que sean definitivas para que se vayan a la campaña grande, y en su momento –en enero o febrero- a las candidaturas para el Senado y Cámara de Diputados, pues a darle que es mole.
De acuerdo a lo publicado por Reforma y que se supone este domingo se verificará probablemente con ajustes de última hora que pueda decidir López Obrador, la o los que queden en segundo y tercer lugar de la encuesta “madre”, serán los coordinadores de las bancadas guindas en ambos órganos legislativos, esto es, que ya tienen asegurado el primer sitio en las listas plurinominales; el que quede en el cuarto lugar, será consolado con un puesto de “privilegio” en la segunda administración de la 4T. Pues primero que ganen.
Con la cuerda que trae Marcelo, difícil verlo resignado como senador o diputado federal; el único mérito de Claudia es ser “conse” de López Obrador, quien la hizo jefa delegacional en Tlalpan y jefa de Gobierno en la CDMX, fuera de eso, tiene el perfil para aceptar lo que le dé. Adán Augusto ¿qué puede ser que no haya sido ya con el PRD y ahora con Morena? Fue diputado local, federal y senador, luego gobernador y secretario de Gobernación, pero igual, hasta regresaría a su notaria en Villahermosa.
¿A qué le tira Ricardo Monreal? Según las encuestas, es el más rezagado en las preferencias, no se placeó como los otros ni logró una estructura sólida de respaldos. Ayer se reunió en privado por media hora con el Presidente.
Por lo que dijo y no dijo a su salida del Palacio del rey, desde luego que hablaron de su futuro. Aquí de metiche esta columnista: mejor un retiro digno, que la humillación -ya lo hizo bastante-; recuperar con honor la coordinación de la bancada y esperar los tiempos para la candidatura en la Ciudad de México. Fuera de eso, ¿a qué se queda?, ¿por ese puesto de “posición privilegiada” en el próximo gobierno? Tiene horas para pensarlo.
Casos de pena ajena, el del petista Gerardo Fernández Noroña, que nada más por chillón le darán entrada a la reunión de Consejo Nacional de Morena, quiere candidatura y cargo. Así de chiquitero es, igual el senador “verde” Manuel Velasco.
Como sea y en estricto apego al plan estabilizador de AMLO, ya el Consejo Nacional de pasado mañana será el primer sondeo interno para medir la fuerza de Claudia y Marcelo, aunque llega apaleado sobre su anunciada propuesta de debate y encuesta de pregunta única. Que entienda, nadie se sale del huacal…
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El caso que el partido en el poder se adelante tanto en el juego electoral -reitero: porque parece que ya no hay árbitro-, no quiere decir que la oposición tenga que hacer lo mismo.
Duros y muy entremetidos, Ciro Gómez y López Dóriga -por citar algunos- contra la alianza Va por México y Movimiento Ciudadano por sus candidaturas presidenciales. Literal, todos los días los traen arreando, cuando por puro sentido común, están esperando a que el oficialismo designe a su candidata o candidato, primero, porque el género importa.
Claudia dice que México está preparado, listo, para una presidenta. Eso dice ella. El pasado domingo, en el Estado de México sólo la mitad de las y los electores -12 millones- votaron por dos candidatas, Delfina Gómez y Alejandra del Moral.
He leído y escuchado chorrocientos mil lecturas de porqué ganó una y no la otra; pocos muy pocos, se han enfocado en los seis millones que no votaron. ¿Por qué? Ahí está el quid del triunfo o la derrota en el 2024.
El caso de Ale, desde mi mirada, se promovió como una mujer con “valor”, cuando no tuvo el valor de enfrentar al mal gobierno del timorato Alfredo del Mazo, que entregará a la entidad más poblada -16 millones de habitantes- sumida en la inseguridad, crimen organizado y feminicidios, y más contrastada en cuanto a desigualdad social.
Dos. Queda confirmado que solo una candidatura de la sociedad civil puede levantar el barco de la alianza opositora, respaldada por una propuesta que responda a las grandes preocupaciones nacionales. En mi opinión: fin a la pinche política de abrazos a los criminales y persecución decidida al delito, atención a la salud, no como Dinamarca, sino como ya nos la merecemos las y los mexicanos; recuperación del Estado de Derecho, revertir el estatismo y la militarización, y castigar la oprobiosa corrupción tan alarmantemente extendida en esta era de la 4T.
Bueno, solo por mencionar algunas de las atrocidades cometidas por López Obrador…