- Sin razón, a la fuerza y por encima del derecho
- La Corte se arma de valor y aguanta bulleada
Martha Elba Torres Martínez
En sus aspiraciones de trascender en la historia como el Presidente más fregón, emula recurrentemente a Juárez en su repetitorio propagandístico: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. Pero carente de razón y el derecho estorba, López Obrador tira con fuerza.
Así le dio en la torre a las obras del aeropuerto de Texcoco, al Seguro Popular, a las estancias infantiles y escuelas de tiempo completo, y mina a los organismos autónomos como el INE y el INAI -paradójicamente resultado de sus propias luchas desde la oposición-. Pero es un autoritario. Por fortuna, todavía maniatado por el ordenamiento jurídico, resultado de esta democracia tan atacada por unos, pero también tan defendida por otros.
Desde el lunes 8, que nueve ministras y ministros de la Corte defendieron precisamente el orden constitucional por las evidentes irregularidades en el proceso legislativo de la primera parte de reformas del Plan B electoral, y el mes pasado, por ocho votos contra tres, anulara el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena, porque la Constitución dicta que el mando debe ser civil y no militar, el Presidente ha desatado una feroz carnicería en contra del Colegiado.
Destazar a la SCJN como quiso hacer con el INE, López Obrador ha revelado abiertamente las verdaderas intenciones de su “transformación”: imponer la dictadura sobre la República y para eso ya ha soltado a sus “tigres”, las y los gobernadores, sus mayorías legislativas, la morralla afuera de la Corte y el anunciado plantón del veracruzano Cuitláhuac García…
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Quiere una Corte a modo; escoger a ministros que sean -simuladamente- elegidos por el “pueblo”. O sea, que las y los 11 integrantes, todos, sean cuatroteros. Ya tiene tres: la pirata Yasmín Esquivel, la Loretta Ortiz y Arturo Zaldívar, quien con su voto a favor de la anulación, prácticamente les dijo pendejos a quienes desde Palacio Nacional redactan todas las reformas y leyes y que sin leer, aprueban en las cámaras.
Van a decir, apreciadas lectoras y lectores que la loreta soy yo por estar jode y jode que AMLO trae todas las ganas de perpetuarse en el poder; sea por reelección o vía alternativa. Me explico:
1.- Es tan patológicamente egocentrista, que cree -y así lo ha hecho creer- que solo él puede hacer la “transformación”; no encuentra en sus “corcholatas” su carisma, el arrastre, la magia para comunicarse. Le sobra razón, le dedicó tantas décadas a construirse y cómo, a quienes sacó de la nada y no eran nadie, podían lograrlo en apenas cinco años. Pero es humano, aunque se crea Dios, y la edad, los infartos, la hipertensión y tres contagios de covid que nunca pudieron evitar su “fuerza moral”, como dijo López Gatell, le restan tiempo.
2.- Como señalé en entrega anterior, para continuar en el poder necesita ganar la mayoría constitucional en las Cámaras, como llegó en 2018. Entonces hablaba de conformar un Congreso Constituyente para redactar una nueva Constitución que diera viabilidad a su “cuarta transformación”; incluso conformó un comité “de sabios” entre los que se encontraba José Francisco Ortiz Pinquetti, el esposo de la ministra Loretta Ortiz Half, para que elaborara el anteproyecto.
Era el momento, tenía todo el control, la oposición vapuleada y el Poder Judicial aterrado. Pero dijo que no, y mejor enfocarse en acabar con la corrupción y la impunidad. Los resultados están a la vista. En 2021 pierde la mayoría constitucional en la Cámara Baja y entonces, la fuerza sobre el derecho y aunque no tenga razón. Indudablemente hay justicia divina que obró la llegada de la constitucionalista de ley, Norma Piña, para que la Corte perdiera el miedo y recuperara su dignidad.
3.- López Obrador hará todo y de todo para conseguir esa mayoría constitucional con su Plan C. Así tenga que comprar cada voto y hacer campaña en plazas y mañaneras; primero, que su salud y la ley se lo permita, y lo mejor, su verdadero rostro autoritario es tan visible ya, que en lugar de ganar adeptos, los pierde. ¿Y todo para qué? ¿Para su sucesor?
No lo creo. Hará su propia Constitución con la posibilidad de volver a ser presidente por cualquier vía, si en las intermedias del 2027 tiene que retirar a su monigote. Hasta Lucifer se le reveló a Dios, ¿qué le garantiza que quien ponga, asuma el poder y lo mande al destierro.
En este escenario, la recomposición cuatrotera de la Suprema Corte sería de trámite. Por eso su iniciativa, en septiembre de 2024, para reformar el Poder Judicial y que las y los ministros sean elegidos por el “pueblo”, “como lo establece la Constitución liberal de 1857 en la época del presidente Juárez”, dijo el martes 9.
A ver, ¿Quiénes votaban a mediados del siglo XIX? Las élites. Y Juárez, ¿cómo llegó a Presidente? ¿por el voto popular o por ministerio de ley? Y si Juárez era reeleccionista, pues López Obrador también.
Y otra. De acuerdo a la Constitución, las y los ministros de la Corte se eligen con base en hasta dos ternas de candidatos que el Ejecutivo Federal somete a consideración del Senado; cada aspirante comparece y se elige por voto de las dos terceras partes -mayoría constitucional- y el cargo dura 15 años bajo el sistema de sustitución escalonada.
En sentido estricto, las y los ministros son elegidos por autoridades que fueron a su vez elegidas como es el Presidente y las y los senadores. Así que eso de que el Judicial es el único Poder que no pasa por el sufragio, es el argumento más rupestre que se pueda escuchar al respecto. Y no olvidemos al narco, que así como pone gobernadores, legisladores y alcaldes, va a poner jueces y magistrados. Chida la propuesta ¿no?
Pero tenemos el caso, por ejemplo de Bolivia, donde el amigo de AMLO, Evo Morales redactó su propia Constitución en 2010 y en 2011 se eligieron por voto universal a los integrantes del Tribunal Supremo de Justicia, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Agroambiental y el Consejo de la Magistratura. Nada más que se acuerde cómo y por qué salió huyendo de su país y le tuvo que dar asilo en noviembre de 2019.
¿Y por qué esta en el bote Pedro Castillo? Se le ocurrió en diciembre de 2022, disolver el Congreso e instaurar “un gobierno de excepción” que, según él, gobernaría a través de decretos ley hasta que un nuevo parlamento con poderes constituyentes elaborara una nueva Constitución. Estos son los cuates del presidente mexicano.
¿Esto puede pasar en México ahora? Dejo a la reflexión de las y los apreciables lectores, pero desde mi óptica, esta feroz “bulleada” del Presidente y toda su caballería contra la Corte, no son más que amenazas de “les voy a romper la madre”, para que el segundo paquete del Plan B no corra el mismo destino que el primero, así como las 20 leyes que su Consejería Jurídica hizo con las patas.
Que aguanten las y los ministros, porque la razón y el derecho están de su lado. Juraron defender la Constitución, la democracia y los derechos humanos. En sus manos está el futuro de México, de nuestros hijos y nietos. Hagámosle sentir que no están solas y solos y si organizan marchas, pues inviten…
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LA COMIDILLA
Prácticamente, mi favorito Ricardo Monreal se baja de la contienda en Morena. Como gallo, Marcelo Ebrard, peleando con Mario Delgado: pide reglas y proceso interno limpio “para cuidar el prestigio del partido”. “Yo feliz, voy adelante en todo”. Hasta en las renuncias de funcionarios amigos. También Bernardo Aguilar Calvo, director general para Europa sale de la SRE…