PODER PÚBLICO

Terror en Michoacán por la ejecución de políticos I/II

José Cruz Delgado

Mientras el estado de Michoacán sufre los embates de la delincuencia organizada y lleva a cabo ejecuciones de políticos y jefes policiacos, el gobernador de la 4T Alfredo Ramírez Bedolla anda paseándose por Italia con el pretexto de promover al estado, como lo dije en una entrega anterior, no hay necesidad de que haga gastos innecesarios con el dinero de las y los michoacanos, los medios de comunicación nos encargamos de darle la promoción a nivel nacional e internacional, pues siempre es noticia por la ola de violencia que se vive desde que asumió el poder con apoyo de presuntos grupos criminales a los que ahora les paga el favor brindándoles impunidad.

Mire usted, no solo el municipio de Cotija está abandonado por el Estado como lo denuncia el Partido Acción Nacional, todo el estado sufre por la carencia de seguridad, de la ausencia del Estado de Derecho, pero le vale madre.

El lunes fue un día sangriento, pues el ex alcalde de Cotija y ex candidato a la presidencia municipal por el PRD en el pasado proceso electoral, Aurelio Santos Contreras, fue ejecutado, y ese mismo día, un comando armado ejecutó a Lizbeth Romero, directora de Seguridad Pública Municipal de Angamacutiro, en la puerta de su domicilio ubicado en el centro de la cabecera municipal.

Es evidente que es una estrategia del gobernador tener abandonada la población y es consecuencia de la inacción del gobierno federal, sobre todo cuando se utilizan armas de uso exclusivo del Ejército se convierte en un tema de competencia federal y más cuando lleva la marca de la asociación delictuosa del crimen organizado.

Cotija es otro municipio donde la ley la imponen los delincuentes y la población les sirve de rehén. Es tan grave el tema de la inseguridad que el alcalde panista, Juan Pablo Aguilar Barragán, desde que ganó la elección no ha gobernador un solo día, pues el primer día que entró en funciones solicitó licencia al Cabildo para separarse del cargo y de inmediato nunca se le ha vuelto a saber de él.

El presidente del PRD, Octavio Ocampo, tímidamente se atrevió a decir que más allá de colores partidistas o ideologías se implementen acciones tendientes a la pacificación y estabilidad social de nuestro estado, pero no dijo sobre llamar a cuentas a Ramírez Bedolla. De los morenistas y aliados ni hablar, han guardado absoluto silencio sobre estas dos ejecuciones y la violencia que azota al estado haciéndose cómplices de los delincuentes.

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