Dictadura
*Morena pretende anular el derecho a disentir y ampararnos contra abusos de la 4T
Miguel A. Rocha Valencia
Por fin se quitaron el disfraz de demócratas y se colocaron el de dictadores. Morena y aliados elevarán a rango constitucional su proyecto que no reconoce autoridad o ley alguna más allá de la que ellos impongan, sin dejar espacio a disentir o ampararse contra abusos de la autoridad.
Lo que sigue de ahí es de pronóstico reservado, pero seguramente colocarán candados para que nadie, ningún opositor al régimen autoritario vuelva al poder que ya hicieron suyo, no lo comparten ni van a soltar, al menos no, por las buenas.
El encargado de hacer el anuncio fue el que decidió no ser nada a cambio de poder e impunidad, esa que otorga a manos llenas la 4T, Ricardo Monreal quien a nombre de la mayoría espuria del Congreso federal dijo que se harán reformas que serán el sello para que la constitución no se vuelva a cambiar, ni haya amparo que valga frente a decisiones de los cuatroteros, es decir, el titular del Ejecutivo Federal.
Se tratará entonces, de una dictadura constitucional, la de un solo partido cuyas decisiones serán legalmente inatacables por nadie, ni por el nuevo poder Judicial que se convertirá entonces, en un apéndice de los todos poderosos del Ejecutivo y sus lacayos disfrazados de legisladores.
Así será y al menos por la vía del Congreso, las puertas estarán cerradas a cualquier iniciativa contraria; la oposición, queda como ya es su realidad, reducida a simples espectadores vociferantes, pero sin capacidad de incidir en las determinaciones de la mayoría que hoy, es aplastante.
De ahí el desplante de soberbia de quien prefirió ser nada, pero seguir sumando poder y dinero cuando afirmó que implantarán la supremacía legislativa, el de partido único, por eso coordinaban o son dueños de ambas cámaras para hacer lo que les venga en gana.
Todo eso, aunque tengan que desaparecer cualquier escoyo o impedimento legal para conseguirlo. Mostró cual es el verdadero fin de la dizque reforma Judicial y la sustitución con incondicionales cuyas cuitas ya se repartieron de manera escandalosa, procaz y cínica.
No importa que en el extranjero se burlen no de los mexicanos como afirma la ocupante del palacio virreinal sino de los trastupijes cínicos y vulgares que van a aplicar para tener súbditos sujetos al poder supremo de esa que juró guardar y hacer guardar la Constitución que en ese momento estaba vigente y que hoy por herencia maldita y mandato de su hacedor, ajusta para el Maximato que desde Cuba, La Chingada o desde el mismo palacio Nacional ejerce el ganso de Macuspana.
Nos muestra la científica su ausencia de autonomía y legitimidad, así como un manejo grosero de la información porque no es de los mexicanos de quienes se burlaron en “esa” universidad sino de ella y sus lacayos.
O si está consciente de lo que sucede, entonces habrá qué entender que su seguimiento fiel a lo que le ordenaron en el “testamento político” del caudillo, le cayó “anillo al dedo” por su temperamento y ambiciones.
Además, no fueron los académicos de Harvard quienes dijeron algo acerca de las burdas reformas, sino un ministro mexicano quien explicó que para ser aspirante se requieren los mismos requisitos que para cualquier empleo sin especialización alguna.
Eso fue lo que causó risa, no algún análisis de esa mundialmente reconocida casa de estudios que además sería excelente. Por lo tanto lo que dijo la heredera del caudillo, fueron mentiras que ya empezamos a contárselas.
Por otro lado, esa bandera de la corrupción es tan gastado y percudido que ya nadie, ni los fieles lacayos se la creen. Si así fuera, las cárceles estarían repletas de jueces, magistrados o ministros, tienen todo el poder, la Fiscalía General de la República, la UIF, el SAT para indagarlos y meterlos tras las rejas y no salir como el tal Monreal de perdonavidas anunciando que no instaurarán juicio político contra los juzgadores.
Y en su soberbia apuntó que para qué, si ya tienen todo el poder, incluso para meter a la cárcel a quien les venga en gana, incluso inventándoles cargos penales o administrativos, pero no tienen los argumentos… Son basura como los entorchados académicos del jubiloso dueño de San Lázaro.