Politizado el Descubrimiento de América
*Primero Nos Dijeron “Es Día de la Raza”
*Después Cinco Denominaciones, Confunden
*¿Qué son Una Carraca y El Maravedí?
*Los Cuatro Viajes de Colón y su Final Desolador
JORGE HERRERA VALENZUELA
Deseo Que Omar García Harfuch Ponga en Marcha el Programa para Disminuir la Violencia Criminal Atribuida a la Delincuencia Organizada que Mantiene el Control Territorial, Impunemente. Devolver La Tranquilidad y La Paz, Inmortalizaría a la Presidenta
Recuerdo que en la Primaria el profesor Manuel Flores Santos nos habló del Día de la Raza y del primer viaje del navegante genovés Cristóbal Colón que nunca pudo encontrar la ruta para llegar a las Indias, pero él y su gente arribaron a tierras desconocidas, desembarcando en una isla del hoy Continente Americano.
Viajaron en tres carabelas, identificadas con los nombres de La Niña, La Pinta y La Santa María. Tuvieron muchos problemas e inclusive se amotinaron tras muchos días de no “devisar” tierra. No imaginaron que serían autores del Descubrimiento de América.
La historia en torno a este suceso es digna de comentario periodístico, en virtud de los cambios surgidos tras polémicos debates y acciones de diversos grupos. Se ha politizado al grado de cambiarle la denominación.
Argumentos diferentes determinaron que el 12 de octubre de 1492, cuando Cristóbal Colón llegó a la Isla de Guanahaní y la llamó San Salvador, de la República Dominicana, las variantes denominaciones son:
Encuentro de Dos Mundos, Día de la Hispanidad, Día de la Nación Pluricultural, éste último aprobado por el Senado en 2020. La sexta denominación, Día de la Restauración Indígena.
Es una confusión, porque cada quien adopta la que le gusta o le conviene. No encuentro una razón fundamentada, sino más bien hay signos de politización.
Allá por los años 80 en la Ciudad de México, un grupo que encabezaba un joven apodado “El Jarocho” arremetió contra la estatua de Cristóbal Colón, ubicada en una Glorieta de Paseo de la Reforma.
No causaron daños, sin embargo, protestaban contra el navegante genovés porque “el descubrimiento” afectó a los nativos. Colón jamás estuvo cerca del territorio mexicano y nunca entró en contacto con los grupos indígenas ni estos se enteraron del aventurero. El líder agrarista repitió sus manifestaciones, sin éxito.
QUITAN LAS ESTATUAS
La madrugada del 10 de octubre de 2020 por órden directa de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, hoy Presidenta de la República, en forma sigilosa y con rapidez inusitada, fueron bajadas del monumento las estatuas de Cristóbal Colón y de los frailes Bartolomé de las Casas, Pedro de Gante, Juan de Marchena y Diego de Deza.
Oficialmente se informó que la escultura del expedicionario genovés necesitaba un diagnóstico de los especialistas y sería restaurada. La trasladaron al Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH. De las estatuas de los frailes franciscanos no hubo comentario alguno.
En las oficinas del gobierno capitalino circuló la versión de que grupos indigenistas, organizaciones sindicales y colectivos punk proyectaban derribar la estatua de Colón.
Funcionarios del INAH manifestaron que la escultura de Colón y sus piezas “están resguardadas en un sitio seguro”. En febrero de 2023, la doctora Sheinbaum Pardo dijo que el conjunto escultórico sería llevado al Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, Estado de México.
LA PAGÓ UN EMPRESARIO
El empresario mexicano Antonio Escandón y Garmendia patrocinó la escultura de Colón y los frailes, encargándola a el francés Charles Cordier.
Antes le pidió hacerla al arquitecto Manuel Vilar y después al escultor Ramón Rodríguez Arangoiti, cuyo proyecto fue realizado por el parisino. Ramón indignado, se opuso a que la obra de Cordier quedará en la glorieta. Consideró que el italiano plagió el proyecto.
La escultura de Manuel Vilar, que permanece en terrenos de Buenavista, fue inaugurada en 1892 por el presidente Porfirio Díaz, luego de un desfile cívico militar que se inició frente a Palacio Nacional. El maestro Justo Sierra Méndez fue uno de los oradores.
En agosto de 1877 y en presencia de Antonio Escandón fue develada la estatua en la tercera Glorieta de Paseo de Reforma, que diez años dejó de ser Paseo de la Emperatriz (Carlota).
El presidente Benito Juárez impuso el actual nombre a esa vía.
El Paseo empezaba en la entrada al Bosque de Chapultepec y terminaba en la Glorieta de El Caballito, la cual fue retirada en 1979, al ampliarse Reforma hasta la glorieta de las Calzadas de Guadalupe y de Los Misterios, al Norte del D.F.
Escandón y Garmendia fue el mexicano más rico en el Siglo XIX. Mercader, industrial y banquero. Concesionario del ferrocarril México Veracruz México y del servicio tranviario con diversas rutas, la más larga del Zócalo a Xochimilco.
Fue el Grupo Miramar que trajo al emperador Maximiliano y cuando Benito Juárez restauró la República, Antonio Escandón retornó a su residencia en París, donde falleció en 1862 a la edad de 58 años.
Sus descendientes fueron de la nobleza, así como de la alta sociedad, en México. Hay una colonia que perpetúa su apellido, por los rumbos de la zona poniente de nuestra Capital. Pablo Escandón fue gobernador de Morelos.
ALMIRANTE, VIRREY Y GOBERNADOR
La biografía de Cristóbal Colón lo describe como navegante, cartógrafo, almirante a partir de 1492, virrey y gobernador general de las Indias Occidentales con base en La Española.
Los cronistas no coinciden en la fecha de nacimiento, aunque se apunta el 31 de octubre de 1451 en Savona, República de Génova y muere en Valladolid, Castilla, España, el 20 de mayo de 1506.
Sus padres fueron Doménico Colón y Susana Fontananorossa. Además de Cristóbal procrearon a Diego, Bartolomé, Giacomo, Giovanni y una mujer. Los primeros fueron navegantes, el tercero tejedor como su padre y Giovanni murió muy joven. No hay datos de la hija.
El considerado Descubridor de América fue registrado como Cristoforo Colombio, en Génova; en latín su nombre: Christophorus Columbus.
Estuvo casado con Felipa Moniz y tuvo una pareja, Beatriz Enríquez de Arana. Sus hijos fueron Diego y Hernando. Sus restos quedaron en el Panteón de San Sebastián, en Valladolid, España. Luego llevados a la Catedral de Sevilla.
La gloria no lo acompañó en el final de su existencia.
No es el primer ser humano que despierta polémicas, como ocurre en México, donde los funcionarios cambian la verdadera historia e inventan héroes que no lo fueron.
En honor a sus hazañas, se le recuerda en América Latina, donde se impuso el nombre de Colombia, a una rica República; el poblado Colombia Británica, en Canadá y en Estados Unidos, el Distrito de Colombia. En el Centro Histórico la Ciudad de México, cerca del Zócalo, está la calle República de Colombia.
UNA CARRACA Y LOS MARAVEDÍES
Cristóbal Colón estuvo siempre a las órdenes de la Corona de Castilla. Los reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla le apoyaron para realizar los cuatro viajes con el propósito de encontrar una ruta de comercio hacia la India, no vislumbraron actos de conquista o de colonización.
Sin embargo, los 4 viajes en un lapso de 10 años, de 1492 a 1502, dieron margen a la colonización europea en el Continente Americano, a conocer y contactar con nuevas culturas, el establecimiento de relaciones comerciales y la evangelización católica o conversión al cristianismo por medio de los frailes franciscanos.
Los Reyes Católicos aportaron más de un millón de maravedíes y otra fuerte cantidad la dieron los Hermanos Alonso Pinzón, comandantes de las carabelas La Niña y La Pinta. En La Santa María lo era el propio Colón.
“Maravedí” fue una moneda circular de oro y se usó en la Edad Media y aún circulaba en el Siglo XIX. No encontré a cuánto podría equivaler, hoy, un Maravedí.
Leí que La Santa María, “una carraca” o sea un buque de gran tamaño y carga, usado en la Europa Medieval. La comandó Colón. El 25 de diciembre de 1492, la carraca encalló en La Española y sus maderos sirvieron para construir el Fuerte Navidad, clasificado como el primer asentamiento español en América.
La Santa María fue construida en La Gallega, hoy Galicia, mientras las otras dos en Palos de la Frontera, Huelva. Ninguna de las tres embarcaciones era nueva cuando las tripularon Colón, los Hermanos Pinzón, Cristóbal Quintero y Pedro de Velasco.
Colón regresó al Puerto de Palos en La Pinta, misma desde donde el vigía Rodrigo de Triana gritó: “¡Tierra a la vista!”, tras casi tres meses de dificultosa travesía. Venturoso aviso dado hace 524 años.
De las cuatro expediciones del navegante genovés, la primera está figura como la más importante. Sus ocupantes poblaron el territorio llamado Isla La Española. Muchos años después de ahí saldrían Cristóbal y varios de sus acompañantes para ser juzgados en España por los actos de barbarie cometidos contra los nativos.
ACCIDENTADA AVENTURA
El primero de los cuatro viajes de Cristóbal Colón, fue accidentado desde los primeros días. Las tres naves salieron de Palos de la Frontera el 2 de agosto de 1492, pero paró en las Islas Canarias porque el timón de La Pinta requirió una reparación. La mañana del 6 de septiembre reanudaron el viaje, con la idea de que iban rumbo a Asia, querían llegar a las Indias.
Por supuesto, en las tres carabelas se almacenó comida y agua potable. Una nueva calamidad iba a ocurrir. Los marineros se amotinaron e inclusive algunos de los capitanes también. Los malos olores y la descomposición de los alimentos, provocó el motín. Hubo solución y pisaron tierra a los dos meses y 10 días.
Creían estar en las Indias. Cristóbal bajó de La Santa María, se hincó en tierra firme y para dar gracias, llamó al lugar Isla de San Salvador.
La accidentada aventura terminó y los expedicionarios regresaron a España, el 16 de enero de 1493. Martín Alonzo Pinzón comandaba en La Pinta y se separó para llegar a Bayona y los tripulantes de La Niña desembarcaron en Lisboa. Ambas naves harían un recorrido más para arribar el 15 de marzo a Palos de la Frontera.
Colón se dirigió hacia Barcelona para encontrarse con los Reyes Isabel y Fernando, rendir su informe detallado y entregar lo que había coleccionado.
También se habló de otro proyecto, un segundo viaje que iniciaron el 25 de septiembre de 1493, zarpando del Puerto de Cádiz y retornaron el 11 de junio de 1496, porque se establecieron en La Española.
De Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, salieron para emprender una tercera aventura. Ya Colón y su gente estaban decididos a encontrarse en territorio asiático. En este viaje llegaron a las Islas Tobago, Granada, Margarita y Cubagua. Hoy es Trinidad y Tobago.
También arribaron a La Trinidad, hoy Venezuela. Se atribuye a Américo Vespucio el nombre de ese país. “Venezziola”, Pequeña Venecia. La conformación de su caserío le recordaba al expedicionario una parte de Venecia, apuntan los historiadores.
Imposible de contener al genovés. Logró en mayo de 1502 salir de Cádiz para su cuarto y último viaje.
Estaba advertido de no acercarse a La Española. Desobedeció la orden y fue arrestado junto con su hermano Bartolomé y su hijo Diego.
Se les llevó encadenados, acusados de haber agredido físicamente a los nativos e imponerles castigo severo, pagos exorbitados de impuestos.
Isabel dio el perdón a Colón y familiares. El protegido de la Corona de Castilla insistió en sus planes y nuevamente contó con apoyo para su cuarto viaje a las Indias.
Nunca llegó a ese punto, siempre costeó por América y sus aventuras hicieron que lo llamaran Terco, Tenaz, Excéntrico, y Arriesgado, sin lograr su objetivo trazado diez años antes.
La travesía fue de tumbos constantes. Tormentas severas, huracanes de gran magnitud, rechazo en las comunidades indígenas donde paraba, incluyendo La Española donde el gobernador Nicolás de Ovando le negó ayuda. Sus hermanos y sus hijos se mantuvieron a su lado hasta el día de su muerte.
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