¡Desechables!
Todos caminamos hacia el anonimato,
sólo que los mediocres llegan un poco antes.
Jorge Luis Borges
Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez
Lo dicho, la mayoría de los dueños de medios de comunicación siguen viviendo en el pasado cuando un funcionario levantaba el teléfono y ordenaba que corrieran al que se atreviera a hablar mal de algún funcionario. Que decir de aquellos tiempos en que no se podía tocar al Ejército, a la virgen de Guadalupe y menos al presidente porque los resultados eran, en el menor de los casos la suspensión, o el veto y hasta la pérdida de la carrera.
El penoso incidente del despido de Gustavo Macalpin, mientras conducía su programa de televisión en Mexicali, resulta algo inédito, denigrante para cualquier trabajador y un ejemplo de cómo se utiliza a los comunicadores. Hasta el estudio llegó Luis Arnoldo Cabada quien es el director del canal, al ingresar al foro informó de manera sorpresiva al periodista que sería su último programa porque los ciclos se cierran.
Hasta ahora no queda claro la razón del despido, pero desde aquellas tierras me comenta una colega con gran experiencia e intachable carrera que Gustavo Malcapin más que periodista es un cómico, influencer y conductor de programas informativos, pero alejado de esa formación y rigor que el oficio periodístico demanda.
El programa que conducía Ciudadano 2.0 destacaba por sus comentarios irreverentes muchos de ellos misóginos y que ridiculizaban a los indígenas y grupos vulnerables, lo que más adelante le traería problemas que incluso terminarían por reducir su tiempo al aire, incluso se le prohibió hablar de Monserrat Caballero, alcaldesa de Tijuana por ejercer violencia de género en contra de ella.
El conductor se le vio muy cercano a figuras de la política en Baja California e incluso quiso ser candidato en el reciente proceso electoral, pero la propia marea guinda no lo permitió porque había sido muy rudo con figuras como el presidente y sus hijos. Me dice la colega que vive en aquellos lares que también recibió recursos en publicidad del gobierno pasado, luego de ser uno de los consentidos pateó el pesebre y así fulminante lo desecharon. Seamos claros, sí él se comportaba así era por conveniencia para los dueños y el canal, seguramente sus patrones estaban enterados de todo.
Mediante redes sociales, Macalpin confirmó que la notificación de su despido en vivo se dio de manera inesperada, ya que no estaba planeado que el director general lo visitara o apareciera a cuadro, se dice que la situación que detonó el problema fue que en su programa habló sobre el esposo de la gobernadora Marina del Pilar, pese a esto la morenista lo negó y aseguró que espera verlo pronto en la televisión.
Repito, a pesar de filias y fobias que se tengan sobre cualquier personaje inmerso en la comunicación política, las formas no fueron las adecuadas e incluso se vieron vulnerados sus derechos humanos al ser exhibido en su propia televisora, además de vulnerar sus derechos como trabajador. También queda de manifiesto esos viejos vicios y la fuerza censuradora del dueño del medio antes de quedar mal con quienes erogan recursos para publicidad.
De alguna manera el ejemplo lo pusieron en Palacio Nacional con la implementación de la estrategia de comunicación de Jesús Ramírez Cuevas y sus “comunicadores” que varios ya fueron desechados porque ya no son útiles al régimen… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.