Quienes donan órganos y tejidos alcanzan el cielo sin impedimento alguno

Con la celebración religiosa en la Catedral de Morelia este domingo al mediodía, se agradeció a las familias donadoras de órganos y tejidos con fines de trasplante. Además, se rindió homenaje y elevaron oraciones por el eterno descanso de los pacientes donadores, del Instituto Mexicano del Seguro Social en Michoacán, en los últimos tres lustros.

El sacerdote oficiante se pronunció en favor del “descanso y la paz a nuestros hermanos que en su vida decidieron donar sus órganos, así como a sus familiares por ese don de la vida y ese don de amor hacia nuestros hermanos que recibieron esos órganos y tejidos”, dijo.

La ceremonia religiosa concluyó con un prolongado aplauso de los asistentes, en honor de las personas fallecidas donadoras de órganos y tejidos.

De esta manera y como cada septiembre, mes de la donación de órganos y tejidos con fines de trasplante, las familias donadoras en la entidad organizan una ceremonia religiosa en la Catedral de Morelia con la finalidad de unirse en oración en favor de quienes, con su fallecimiento, dieron vida a otras personas del país y de Michoacán, al donar su corazón, hígado, riñones, córneas, hueso, piel y tejido músculo-esquelético, entre otros.

Al respecto, invitada por las familias donadoras, la coordinadora de donación de órganos y tejidos del IMSS en Michoacán, doctora Gricelda García Gamiño, en representación del titular del IMSS en Michoacán, doctor José Miguel Ángel Van-Dick Puga, dijo que uno de los principales impedimentos o mitos de la donación es que “si un cuerpo se crema o se entierra sin sus órganos no alcanza el cielo”, por lo que desde hace más de una década, las diversas religiones michoacanas, entre ellas la católica y la cristiana, se han pronunciado en favor de la donación de órganos y tejidos con fines de trasplante, “como un acto de amor y desprendimiento hacia la humanidad”.

García Gamiño aseguró que, por el contrario, una persona fallecida, que en vida expresó su deseo de donar sus órganos y tejidos y se concreta su deseo de regalar los mismos para trasplantarlos en otros pacientes que los requieren, “prácticamente al momento de la procuración (extracción quirúrgica legal) en ese momento se ganan sus alas y se convierten en ángeles, con pleno respeto a las diversas creencias religiosas o según el concepto tengamos de Dios”, agregó.

Entrevistada por diversos medios de comunicación el término de la ceremonia religiosa expuso que, con la suma de las religiones a los procesos de donación, la cultura de la donación se ha incrementado en Michoacán.

Subrayó que el contraste de una donación es que, ante la muerte de una persona, con sus órganos y tejidos se puede dar vida a otras.

Todas estas familias que cada septiembre se reúnen en torno a esta celebración religiosa católica lo hacen convencidas de que la muerte de sus seres queridos no ha sido en vano, sino que viven a través de otras personas del país y de Michoacán.

Al respecto, diversas familias también entrevistadas por los medios de comunicación presentes, coincidieron en señalar que al principio de la donación se apoderó de su alma un sentimiento de angustia y de dolor como algo natural al perder a un ser querido, pero que al saber de que el corazón, hígado, riñones o las córneas, se hayan trasplantado en otras personas para devolverles la vida o la vista, eso les reconforta y entonces “sabemos y asimilamos que la muerte de nuestro familiar no fue en vano”.

Al mismo tiempo, otro de los momentos emotivos al concluir la celebración religiosa fue la entrega de diversas cartas de agradecimiento, que consiste en hacer llegar un papel con el sentimiento de agradecimiento por escrito a la familia donadora y a su ser querido fallecido, por parte de la persona receptora de algún órgano o tejido y que vive en alguna parte del país, pero gracias a ese órgano o tejido pudo salvar su vida o recuperar la vista.

Y muchas de esas muestras de agradecimiento concluyen con la frase de que: la muerte de su hijo (su esposo o su madre), no fue en vano, puesto que le salvo la vida a nuestra hija (nuestro esposo o madre)”.

Dicho encuentro de familias donadoras de órganos y tejidos, que se ha hecho tradicional cada septiembre, durante el mes de la donación, concluye con la fotografía grupal de las mismas, que llegan vestidas con playeras que incluyen la fotografía impresa del ser querido fallecido, donador de órganos o tejidos, así como pancartas y mantas con mensajes al mismo donador, o simplemente vestidos de verde y blanco, como colores distintivos de la donación de órganos y tejidos con fines de trasplante.

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