Acarreo criminal y fantasías para el autoelogio, marco del informe de Alfredo Ramírez Bedolla

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Jorge Hidalgo Lugo

Sin poca ni más vergüenza, Alfredo Ramírez Bedolla hizo uso de las viejas prácticas del acarreo y dispendio de recursos públicos para dar culto a su minada personalidad y tratar de ensalzar una imagen, la suya, que en los hechos, raya en lo mediocre y se desborda en lo insufrible.

Con pagos de entre 200 y hasta 500 pesos por persona, desde temprana hora se acercaron al Estadio Morelos y sus inmediaciones, centenas de camiones de servicio público local y decenas de foráneos de donde bajaron familias enteras, cual vil borregada, conducidos en filas para la entrega del kit y la respectiva paga, con la condición del pase de lista obligado por cada coordinador al llegar y al salir.

Así se fue poblando el inmueble, con la desfachatez que es sello de los gobiernos emanados de Morena que hoy se creen dueños hasta del razonamiento colectivo y sin recato alguno, comenzado el recuento de asistentes por barrios, colonias, asentamientos irregulares, municipios obligados y la dispersión del dinero con todo rigor.

Recursos públicos cuyo origen no fue motivo del informe de mentiras que posteriormente rendiría quien pese a todo, mostró el cinismo a flor de piel que le proporcionó sentir que su acarreo es muestra fiel del respaldo popular que en los hechos está muy lejos de ser real.

Calles obstruidas, negligente auxilio de la policía estatal y guardia civil a transeúntes, colonos y automovilistas que tuvieron una mañana de pesadilla en los alrededores del llamado Coloso de Quinceo, ante la obstrucción provocada por el valemadrismo que utilizaron los conductores para estacionarse y bajar su carga a la que instruyeron claramente que ahí misme se verían, al término del evento, para el nuevo pase de lista y complemento de la paga ofrecida.

Y así los contingentes presurosos se enfundaban la camiseta, la gorra, sacaban el banderín y las sombrillas “made in China” que les entregaban como parte de los utilitarios y dar colorido al informe de quien pese a todo lo inescrupuloso de su proceder, osó presumir en éste su tercer informe de (des)gobierno su “gratitud” por la presencia “de cada uno de ustedes provenientes de todos los rincones de nuestro Estado, en este acto republicano y democrático, en el que por primera vez, el Congreso, la Casa del Pueblo, se expande al Estadio Morelos”, pero sin mencionar cuánto costó al erario público este frívolo dispendio.

Como tampoco tuvo pudor alguno festinar que hace tres años “el valiente pueblo de Michoacán, decidió tomar en sus manos su destino y comenzar una transformación profunda y radical en nuestro estado. Producto de esa decidida voluntad popular emanó el Gobierno que hoy tengo el honor de encabezar”.

Esto sin mencionar por igual que fue el crimen organizado factor determinante que incidió en la elecciones que lo encaramaron en el poder y que hoy el pueblo “bueno y sabio” paga la cuota de sangre con extorsiones, ejecutados, secuestros y todo el arsenal de facturas que los narco aliados cobran a los sectores productivos y población vulnerable, hoy como nunca sojuzgados como se muestra en el creciente índice de inseguridad que permea, pero que no mereció mayor espacio en la discursiva oficial del bedollato.

Y vino entonces el tropel de cifras alegres, de metas alcanzadas que demostraron la falta de respeto que le merecen los mal gobernados al punto que ante la ausencia real de objetivos a presumir, repitió este año como el pasado: “estamos llevando a cabo la ampliación a cuatro carriles de la Autopista Siglo XXI, la arteria más importante de Michoacán que conecta el Puerto de Lázaro Cárdenas con el centro del país”.

Y a semejanza de su gurú, pastor, ídolo, fetiche, mesías tropical que miente cada que respira, Ramírez Bedolla evocó a López Obrador para insultar la magra inteligencia de los michoacanos a quienes según sus cifras alegres, debemos estar más que complacidos por los avances obtenidos en materia de salud, educación, seguridad pública, inversiones y demás.

Danza de falacias que no dejaron de sonar a lo que son en verdad, palabras huecas en ese teatro fantástico que montó este vez Ramírez Bedolla y con ello dar una lección a sus “opositores a quienes causa urticaria” la enorme y creciente popularidad que mantiene.

Hoguera de vanidades modo 4T que sólo dejó demostrado lo que para ellos es lema: “Honestidad y trabajo” al amparo del criminal acarreo ejecutado para medio llenar el inmueble con las viejas prácticas del priismo dinosáurico que todo morenista lleva en sus genes, pero que ahora no es ni debe ser motivo de señalamiento, porque son los tiempos de la “transformación”…

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